¡Ah, Nuevo Orleans!
Una ciudad famosa por su vibrante cultura, exquisita gastronomía y experiencias únicas. La Revista Binacional, como ya lo hace cada año, tiene una participación importante en cada Super Bowl donde fusionamos lo Latino con este deporte y evento tan importante.
Llegamos a la ciudad donde la cultura es rica, la música vibrante y los coloridos de mardi gras junto con lo fosforescente de los colores del super tazón de este año.
Fuimos con la agenda llena en la semana, comimos gumbo de cocodrilo y saboreamos beignets increíbles.





Llegamos con la intención de asaltar la ciudad con nuestra curiosidad, pero los asaltados fuimos nosotros.
El primer día, teníamos el MEDIA NIGHT en el estadio de los Saints de New Orleans. Nuestro hotel, el MONTELEONE, que por cierto dicen que está embrujado y se aparece un niño que se murió allí, nos hizo sentir que estábamos en Francia en el siglo 17.
No quedaba cerca del estadio por lo que fue necesario tomar un UBER.
$8.98 dólares del hotel al estadio se me hizo muy bien.
Nos subimos al Uber, de Steve, un gringo de verdad, muy rubio y tenía cara de buena gente. Era un Honda Odyssey azul (la pintura medio gastada, pero todo el pueblo es así, despintado) y las placas eran 650GLC de Louisiana.
Rafael y yo le platicamos y el también nos decía lo que le gustaba, hablamos de los Chargers y del Drew Brees.
Obviamente se dio cuenta que éramos de fuera, por nuestro acento tal vez mexicano y porque con Rafa yo hablaba en español.
Seguíamos platicando y en eso mi teléfono vibró y la app de UBER me avisa que el conductor (o sea el Steve) había cambiado la ruta.
No le hice mucho caso porque la verdad toda la ciudad estaba llena de vigilancia y policías y soldados para que todo fuera una seguridad increíble.
En eso, al ver por la ventana, mi corazón se me hundió y se me fue a la punta del dedo gordo del pie. Me acalambré.
Steve se estaciona y Rafa y yo vemos que estamos debajo de un puente donde se encontraba gente muy fea, drogada, ‘vagos’ y la verdad horrible.
“Pues la aplicación me dice que debo de bajarlos aquí”, nos dice Steve.
Y yo: “Pues mi app me dice que no. Que nos debes de llevar hasta el estadio”.
Y Steve nos dice: “Pues no se hace”
Y yo: “Pues voy a pedir un viaje de aquí al estadio y tú lo agarras”
Y me dice el Steve: “Pues no voy a culminar el viaje así que no vas a poder pedir otro Uber”
Rápidamente lo traté de hacer y efectivamente solo me dejaba pedir un Uber a mis hijos porque yo seguía activa en mi viaje actual.
“Entonces tienen dos opciones: bajarse aquí donde de seguro no les va bien porque es una area peligrosa de la ciudad o me pueden dar todo el efectivo que traigan”
Yo voltee a ver al Rafa porque pues siempre dice que es de las calles rudas de Tijuana y el otro callado. Me dice “traigo dos dólares” y me los da.
Yo estaba super enojada.
“Pues nomas traigo en total $15 dólares y $500 pesos”, le dije al Steve.
Steve quería $20 pero al final aceptó los $15 y a los pesos los ignoró.
Nos bajamos casi corriendo del Uber en cuanto llegamos al estadio y toda la caminada de la calle a la entrada del estadio íbamos encabr%$#@dos diciendo todas las malas palabras que nos sabemos.
Quiero agradecer al Rafa su tranquilidad porque eso nos protegió y entendí que fue muy inteligente quedarse callado y no pelearse.
Lo que mas nos dolió fue el EGO de que nos asaltara un güero con cara del Ned Flanders de los Simpson.


Nos agarró super confiados y me puse a pensar en tantos jóvenes y sobre todo niñas que se suben muy tranquilas a los Ubers y Lyft.
No se puede confiar en nadie.
Nos tuvimos que tomar una buena cervecita para el susto y nos dio mucha risa que todavía el Steve me manda un enlace para que le diera su propina en la aplicación de UBER.
UBER recibió mi queja hasta que ya no estaba en New Orleans y me va a regresar todo el dinero.
Y es así como New Orleans nos asaltó, pero al mismo tiempo nos maravilló con lo diferente que es.
Si quiero volver, con mis hijos, para ahora si dedicarme a explorar los cementerios, platicar con las brujas acerca del vudú y realmente conocer la vida de esa ciudad empantanada donde echarte un taco de cocodrilo es lo más normal del mundo.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊
