La Leche en la Estufa

Hace mucho tiempo, estaba en la prepa (1987, tendría unos 15 años), estaba mi amiga Jessica Garnier en la casa allá en Mexicali.

Hacía mucho frío y decidimos hacer un rico chocolate calientito.

En la gran alacena de mi madre (de lo que mas extraño de mi antigua casa), había un paquete sin abrir de chocolate Abuelita.

Mientras tanto, en una olla poníamos leche fresca y canela a hervir.

Era poca porque la verdad lo hacemos con leche fresca (poquita) y mucha leche del clavel (evaporada pues, jeje!).

Teníamos todo listo. La canela, el chocolate, el azúcar, las latas de leche de clavel, la pizca de sal, las tazas, los bombones y unos panes dulces.

En la estufa, la leche se comenzaba a calentar.

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Jessica y yo platicábamos de puras mensadas, junto con mi hermana que estaba allí con nosotras, esperando a ver como nos iba a salir el chocolate.

Fue en una cuestión de segundos, cuando pareciera que todo a nuestro alrededor se silenciaba. Era un silencio raro, seguido de un ruido inconfundible: la leche hervía y subía a una velocidad increible!!!

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¿Cómo les explico el cochinero en la estufa?

Como locas usando todo el rollo de Bounty, secando el cochinero nos movilizamos para tratar de parar aquello. Aun con la estufa ya apagada, la leche seguia tirandose!

Mi hermana se fue por el trapeador y lo usamos para limpiar todo antes de que se diera cuenta mi mamá.

Nunca se me va a olvidar lo que sentí al ver lo que le pasaba a la leche al hervirse. jajaja!!

Inexperta totalmente en la cocina, créanme que aprendí la lección.

Mi mamá no se dió cuenta, hasta que se encontró el trapeador apestoso sin enjuagar unos dias despues! 🙂

Nunca mas me volvió a pasar porque aprendí a hervirla a fuego lento, con una cuchara dentro, y estando totalmente al pendiente, claro, con el corazón palpitando a mil por no saber cuando se alzaría!

Realmente aprendí a hervir leche y pensé que lo que bien se aprende no se olvida, pero me equivoqué.

Estos días estuve hirviendo leche para hacer una avenita de desayuno (ya se, que viejita pero el clima fresco ha hecho que se me antoje mucho).

La puse a hervir y al mismo tiempo me puse a sacar del refrigerador el pollo congelado para que a medio día estuviera listo.

Al estar viendo mi refri, vi que había cosas mal acomodadas, y me puse a acomadar todo.

(Si, ya se que estan pensando: LA LECHE EN LA ESTUFA).

Como era de esperarse, volvía escuchar el silencio seguido de ese ruidito inconfundible de cuando sube la leche y se tira.

Con el corazón a mil vi como la cocina limpia se hacía un cochinero. La leche entrando en cada apertura que encontraba, entre la estufa y el mostrador, el piso, debajo de la misma, AAAAGGGHHH!

No lo podía creer!

Como novata, 25 años despues me pasa esto.

Y me dió coraje porque lo que hice fue DISTRAERME y DESCUIDARLA.

Pero ahora veo que pasó eso porque necesitaba inspirarme para escribir esta semana.

Y ya saben, ya me conocen. Siempre me pasan cosas simples que aplico a lo que nos pasa en la vida real.

Esta semana puedo decirles que uno siempre vive con LA LECHE EN LA ESTUFA.

En todos lados tenemos la leche en la estufa.

En el trabajo, en la escuela, con los hijos, en nuestras relaciones amorosas y con nuestras amistades.

En el trabajo (en mi caso que vendo casas), uno puede tener La Leche en la Estufa con unos clientes, una venta de casa que va a cerrar muy próximamente. No porque todo vaya super bien quiere decir que ya la hiciste. Tiene uno que cuidar los detalles, porque nada está escrito ni dado por hecho. Se tienen que cuidar a los clientes y el contrato hasta el final, porque en un descuido algo puede pasar y alterar el resultado. Se derrama la leche hervida por todos lados y ya no hay remedio.

Lo mismo pasa en la escuela. El llevar las materias son una responsabilidad igual que poner la leche en la estufa. Se tienen que cuidar, estudiar, hacer los trabajos y llevarla con todo el cuidado para que no hierva y se derrame.

Las amistades y las relaciones amorosas tambien son lo mismo. No porque todo se vea perfecto quiere decir que no se necesitan los cuidados especiales para que asi sigan.

Muchas veces dejamos las relaciones como la leche en la estufa porque nos confiamos de que todo estará bien. Sentimos que no pasa nada y que todo esta perfecto. Y muchas veces, al igual que la leche en la estufa, hay un silencio muy sin igual. Cuando en una relación y en una amistad hay silencio por un tiempo prolongado, no necesariamente significa que no haya problema.

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Los silencios en las relaciones muchas veces son el anticipo a el derrame y disolución de la relación. Se tienen que seguir cuidando con toda la cautela, SIEMPRE.

De nada sirve tener toda la experiencia del mundo si en el momento menos pensado te vas a descuidar y distraer.

Nunca termina el peligro mientras la leche se encuentre en la estufa.

Es muy importante cuidarla y vigilarla antes de que se derrame por todos lados.

No den por hecho las cosas.

Uno nunca sabe cuando llega ese silencio seguido por ese ruidito que indica que ya valió!

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

4 thoughts on “La Leche en la Estufa

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