Hoy celebro un logro increíble: mi blog cumple 14 años. Catorce años escribiendo, compartiendo pensamientos, explorando ideas, conectando con personas de todo el mundo. Si me lo hubieran dicho aquel día en que publiqué mi primera entrada, llena de dudas y entusiasmo, no sé si lo habría creído. Pero aquí estamos, una década y media después, y lo único que puedo sentir es gratitud.
Cuando empecé este blog, lo hice con una mezcla de curiosidad y necesidad. Quería un espacio donde pudiera expresar mis pensamientos sin filtros, donde pudiera escribir sobre los temas que me inquietaban y me apasionaban. Nunca imaginé que encontraría una comunidad tan fiel, personas que han estado aquí desde los primeros días, leyendo cada publicación, dejando comentarios, compartiendo mis escritos. Catorce años no son poca cosa. Han pasado tantas cosas en este tiempo: cambios personales, avances tecnológicos, crisis globales, momentos de inspiración y de incertidumbre. Pero algo se ha mantenido constante: este espacio, este rincón en internet donde siempre puedo volver y sentirme en casa. A lo largo de los años, el blog ha evolucionado.
Al principio, escribía sin pensar demasiado en quién me leería. Con el tiempo, fui comprendiendo la responsabilidad que conlleva tener una audiencia, por pequeña o grande que sea. Mis palabras tienen impacto, mis ideas pueden resonar en otros. Eso me ha llevado a ser más reflexiva, a escribir con mayor intención, a cuidar el contenido que comparto. Pero si algo he aprendido es que escribir no es solo compartir, sino también recibir. Gracias a este blog, he tenido la oportunidad de conocer personas maravillosas, de aprender de sus experiencias, de intercambiar ideas. Algunos de ustedes han estado aquí desde el principio, otros se han unido en el camino, pero todos han dejado huella.
No hay manera de expresar cuánta gratitud siento por cada uno de ustedes que ha dedicado un poco de su tiempo a leerme. Sé que en estos tiempos hay un sinfín de distracciones: redes sociales, noticias, plataformas de streaming, entretenimiento en todas sus formas. Y, sin embargo, siguen viniendo aquí, siguen dejando sus comentarios, siguen formando parte de esta comunidad. Cada vez que recibo un mensaje de alguien que me dice que mis palabras le hicieron reflexionar, que encontró consuelo en una publicación, que se sintió acompañado en un momento difícil, recuerdo por qué empecé a escribir. (Tambien gracias a este blog pude asociarme con las mejores personas y lanzar LA REVISTA BINACIONAL).
Este blog es un espacio de conexión, de intercambio, de crecimiento mutuo. Sé que la fidelidad en internet es algo raro. Los intereses cambian, las plataformas evolucionan, las modas van y vienen. Por eso valoro tanto que, después de 14 años, sigan aquí. No sé qué hice para merecerlo, pero lo agradezco con todo el corazón.
Mientras celebro este aniversario, no puedo evitar pensar en el estado del mundo, en cómo han cambiado las cosas desde que empecé a escribir. En especial, mi cabeza no logra entender todo lo que está pasando en Estados Unidos y en la política global. Cuando abrí este blog, el mundo parecía moverse en una dirección diferente. Había retos, por supuesto, pero también esperanza. Ahora, la incertidumbre es la norma. La política en Estados Unidos se ha vuelto un campo de batalla constante, una lucha de poder donde parece que la verdad y la ética han pasado a un segundo plano. Veo los titulares y no sé si sentirme sorprendida o resignada. Me pregunto cómo llegamos aquí. ¿Cómo un país que ha sido un referente de democracia y libertad ha terminado sumido en tal polarización? ¿Cómo es posible que la desinformación y las teorías de conspiración tengan más peso que los hechos?
Me cuesta entenderlo, y me frustra no encontrar respuestas claras. Lo que más me inquieta es que esta crisis no se limita a un solo país. Es un reflejo de una tendencia global. La política se ha convertido en un espectáculo, en una guerra de egos donde lo que menos importa es el bienestar de las personas.
Nos hemos acostumbrado a vivir en un estado de alerta constante, a recibir noticias que parecen sacadas de una película de ficción. Pero a pesar de todo, quiero seguir creyendo en el poder del diálogo, en la posibilidad de cambio. Quiero pensar que aún hay espacio para la empatía, para la construcción de puentes en lugar de muros. No sé cómo será el futuro, pero sé que escribir es una forma de resistencia, una manera de mantener viva la conversación, de no rendirse ante la indiferencia.
No sé qué nos depara el futuro, ni para el mundo ni para este blog. Pero si algo he aprendido en estos 14 años es que la escritura es un refugio, una forma de ordenar el caos, de dar sentido a lo que parece incomprensible.
Seguiré aquí mientras tenga algo que decir, mientras haya lectores dispuestos a acompañarme en este viaje. No sé si llegaremos a los 20 años, pero por ahora, celebrar 14 es un recordatorio de que las palabras tienen poder, de que la conexión humana sigue siendo lo más valioso que tenemos. Gracias por estar aquí, por leerme, por hacer de este blog un espacio vivo. Este aniversario es tanto mío como de todos ustedes. Sigamos adelante, juntos.

