¿Qué Necesidad?

Es muy difícil ser jovencito en estas épocas. Las redes sociales son el instrumento perfecto para indicarte que es lo que NO tienes en la vida.

Yo me acuerdo de niña y de joven que solo cuando iba a las tiendas veía las cosas y se me antojaba comprarlas. Igual podía hacerlo, pero también podía comenzar a ahorrar para comprarme algo que de verdad quería.

La única manera que sabía que alguien conocido ya traía esas botas caras o la bolsa “nice” es si los veía en persona en un evento.

“¡Que padre tu bolsa! Yo ya casi tengo para la mía” Y ya.

Todos felices porque nadie nos imponía esa NECESIDAD de tener algo material.

Yo, ahora de vieja, que tengo mas criterio que antes tal vez (no se rían, si he madurado), puedo sentir lo que muchas niñas y niños jovencitos ven en las redes sociales.

Se convierte en una NECESIDAD el querer viajar. Los INFLUENCERS solo presumen 1 minuto de felicidad en donde andan y los seguidores piensan que todo el día son feliz.

No se como le hacen. Estar siempre pensando qué publicar para obtener seguidores, porque sin los seguidores, sin los “likes” dejan de ganar dinero.

Las redes sociales crean una NECESIDAD para todo y si influye en nuestra felicidad.

-“Ay, nunca viajo”

-“Necesito ese colágeno”

-“Mis cejas no están laminadas, pintadas, tatuadas, ni nada”

-“No tengo mi Apple Watch para cuidar mi salud”

-“Que padre carro eléctrico y uno pagando gasolina cara”

-“Hay un nuevo sabor de churro en Disneyland y tengo que ir a probarlo”

-“No soy chistosa como los de TikTok”

-“No duermo, necesito ese té”

-“Compraré en Shein, pero luego seré parte de la mafia de costura y abuso infantil laboral”

-“Quiero ese gel para uñas que brilla en la noche”

-“NECESITO todo”

La mejor manera de vender es hacer creer al consumidor que NECESITA lo que vendes. Los “reels” o videos en redes sociales hacen creer a uno que los milagros existen con ciertos productos. Se nos olvida que existen filtros, tiempo de producción del video, trucos que engañan, y aun así compramos.

Necesitar es una palabra muy fuerte pero ya todos la usan como si fuera cualquier cosa.

NECESITAR es un verbo que significa una carencia de algo, sentir la falta de algo que es importante.

Ese significado me pone a pensar que lo importante no es la necesidad sino definir lo que es IMPORTANTE.

La importancia de VIVIR o de SER FELIZ (temporalmente), es decir: Necesitas AGUA para vivir. Necesitar un viaje a NY para ser feliz (solo lo que dura el viaje).

Hay necesidad, pero el “para que” define la importancia de esta.

Si es difícil vivir estas épocas tecnológicas cuando eres joven. Es como una constante campaña de que eres o no eres algo o alguien por tener o no tener algo.

Antes, tan a gusto. Ser feliz era mas fácil porque la felicidad la tenías al alcance de las manos.

Hoy en día también la podemos encontrar, pero tenemos que apagar temprano ese celular y usarlo solo para lo que debe de usarse un teléfono: Hablar con personas de tu entorno.

Tu, ahorita. ¿Qué NECESITAS?

Nos vemos el próximo MIERCOLES, aunque hoy es JUEVES, pero no se subió mi archivo a tiempo.

De tacones… a tenis.

En las concurridas calles de Washington DC, donde la política se entrelaza con la cultura y la historia, una mujer en tacones altos caminaba con determinación al lado de sus dos socios de La Revista Binacional. Yo era esa mujer.

Llegamos a la capital de la nación con un propósito claro en mente: hacer historia con nuestra revista, una edición especial donde salieron los presidentes de las cámaras de comercio Hispanas de los Estados Unidos.

Los tres con nuestros elegantes trajes negros y yo en tacones de aguja, parecíamos figuras genuinas, llenas de ambición (al menos en porte).

Yo siempre había soñado con cambiar el mundo y estar en Washington DC, estaba lista para dejar mi marca en el mundo.

Todo esto se me venía la mente cuando me tomaba mi cafecito en el patio del Intercontinental Williard hotel frente a la Casa Blanca.

Los monumentos y edificios de mármol gris, todos de la misma altura para no obstruir la vista y protección a La Casa Blanca, lo limpio de la ciudad y el orden de la gente me llenaron de optimismo.

No es la primera vez que iba a DC, pero sí la primera vez que iba con mis dos socios, Carlos Antonio y Rafael, quienes me hicieron sentir muy empoderada como mujer y como dueños de nuestra plataforma binacional.

La USHCC (United States Hispanic Chamber of Commerce) nos dio la bienvenida a su evento y fue allí donde entregamos las revistas especiales que les hicimos para dicha convención.

Andar al mismo paso de mis socios, (que son muy altos), y yo en tacones, comenzaron a afectar mi caminar y mi espalda.

No es lo mismo cruzar la calle en 15 segundos cuando traes zapatos cómodos, que cruzarla casi corriendo, fijándote que no haya hoyos donde se pueda atorar el tacón.

El dolor de los dedos, de la planta de los pies y de los talones eran demasiado para yo seguir parada platicando con tanta gente importante que conocimos.

Las mujeres estamos luchando por tener un lugar en nuestra comunidad como empresarias, como líderes y como representantes de comunidades.

Me di cuenta de que a veces nos tardamos mas que los hombres porque los tacones nos “ponen lentos”. Lo irónico de todo esto es que los tacones fueron inventados en Persia, en el siglo X, y fueron inventados PARA LOS HOMBRES, porque eso les daba el estatus de “altura” en la sociedad.

Poco a poco fui viendo como las mujeres de la convención iban cambiando sus tacones de la mañana por tenis y se me hizo lo mas maravilloso. Así que les copié. Me fui al hotel, que quedaba enfrente del RONALD REAGAN WORLD TRADE CENTER (donde fueron las sesiones) y me puse mis tenis negros, con calcetines cómodos y la verdad fui muy FELIZ. (Con o sin tacones, pude desenvolverme tal como lo pensé hacer).

Yo toda la vida fui feliz en tacones. Todavía me siento como ‘empoderada’ cuando traigo mis tacones grandes. Pero ese día, en Washington DC, me sentí lo suficientemente cómoda y segura para saber que no me iba a doler nada ni me iba a caer en ninguna parte.
Ahora sí, pude cruzar la calle al mismo ritmo que todos. No me tuve que ir más despacio, ni me tuve que fijar que mis tacones no quedaran atorados en las escaleras eléctricas y si la fiesta de recepción no tenía tantas sillas, me pude quedar parada todo el tiempo.
Mi experiencia de tacones a tenis fue digna de un blog, porque aquí en este mundo de hombres, las mujeres tenemos que quitarnos lo que nos detiene, y si andar en tacones nos va a detener, pues ¡que vivan los tenis!

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂