El jueves en la mañana me subí a mi carro para llevar a mi hijo el Coco a la escuela. Lo prendo y comienzo a hacer los ajustes como si fuera a volar (y como si no lo hubiera manejado nunca). Ajusté espejos (porque el día anterior traía tacones y el freno me quedaba mas lejos), prendí la refrigeración (si, aunque estén frías las mañanas) y prendí el radio.
Prendí el radio… pero no se oyía nada.
Le trataba de subir al volúmen y se quedaba en 0.
El Coco se me quedaba viendo.
“¿Qué hacemos?”, me pregunta todo estresado (sabe que no puedo manejar sin llevar la música a todo volúmen).
“Que raro!”, le digo mientras manejando apago y prendo el radio, presionando el botón.
Todo el camino estuvimos tratando de arreglar el radio. Lo dejé en la escuela y de regreso seguía intentando ‘subirle al volúmen’ pero no lo conseguía.
Me estaba frustando el no saber ‘porque’ del silencio!
Se veía prendido, cambiaba de estación y todo. Por fin logré que subiera hasta el número 3 el nivel del volúmen (que para el mismo caso equivale a cero ya que siempre traemos la música a mínimo 25).
Le quise subir mas y otra vez marcaba 0. 😦
Llegué a la casa y le di un taconazo, justo arriba del tablero y me bajé del carro.
¿Qué me molestaba del silencio?
Tal vez era que me choca que se me descompongan las cosas, es un ‘retraso’ y seguramente será un gasto.
A lo mejor es que sucedió cuando menos me lo esperaba. Así, de repente, sin ninguna causa mayor, mi radio se dejó de escuchar.
O tal vez sea que no me gusta el silencio cuando voy manejando porque puedo oír mis pensamientos ó las voces a mi alrededor (o soy ezquizofrénica ó me visitan almas en pena, es la verdad).
Ya despues, cuando volvi al carro, el radio funcionaba perfectamente bien. Como magia. No se ni como se compuso solo. (no duden nunca del efecto de un buen taconazo!)
🙂
Yo creo que hay lugares donde el silencio es indispensable.
En la noche uno quiere silencio absoluto para dormir a gusto.
A mi me gusta escribir en silencio.
El silencio de una casa vacía cuando los hijos se van a la escuela despues de las vacaciones de verano es maravilloso.
Tambien hay otro tipo de silencios que en lo personal no me gustan.
Manejar en silencio, como ya les platiqué me choca.
El silencio en la cama de un enfermo de gravedad, en especial un niño.
El silencio de la cajera en una tienda cuando le das una tarjeta de crédito que hace mil no usas y ni sabes si tiene saldo. 😛
El silencio de repente de los niños chiquitos ó de las mascotas. Es un indicador que algo se traen!
El silencio de alguna empresa a la que fuiste a entrevistarte y no te dicen nada!
El silencio de un correo electrónico importante y que no sabes si lo leyeron ó no.
Hay silencios positivos, dicen. 🙂
“Calladita me veo mas bonita”
“El que calla otorga”
“Es de sabios callar”
“El camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio”
“Para callar a otro, primero cállate tu”
“Saber manejar el silencio es más difícil que saber manejar la palabra”
ETC
No logro entender todavía porque me cuesta tanto trabajo entender algunos silencios.
Me gusta el ruido, la opinión, la ‘carrilla’.
El ruido significa que hay movimiento, fluidez y vida.
Cuando vaya a EN FAMILIA CON CHABELO y me toque participar en LA ESCALERA LOCA para mi dotación de lápices adhesivos RESISTOL (que pegan todo todo todo a todo dar) y que CHABELO me pregunte “¿Ruido ó Silencio?”, yo voy a querer RUIDO.
Necesito porras, música, risas y muchos muchos SI SE PUEDE y sobre todo muchas 🙂 y buenas vibras!
El no guardar silencio me ha hecho tal vez víctima de ponerme en el reflector y tener que aguantar que la gente sea crea con el derecho de opinar.
Pero mientras tanto, tambien tengo que aprender a disfrutar mas el silencio. Ese silencio positivo que me dicen que todo va a salir bien.. 🙂
Y aunque quiera decir muchas cosas, tal vez lo mejor (por ahora) sea seguir guardando silencio.
ENJOY THE SILENCE!
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES! 🙂