Tu mero

Mi blog del día de hoy quizá es solo una observación que tuve en la semana.

Me encontraba comiendo palomitas en una reunión.

Cuando uno come palomitas, siempre, pero siempre, se cae una al suelo, como mínimo.

Yo recuerdo que antes, se me caía una palomita y de volada me levantaba a buscarla y tirarla.

Pero ¿adivinen qué?

Tengo ya mas de 5 años con una aspiradora de cuatro patas con pelos y que amo más que a muchos.

Mi Kiara siempre está pendiente de lo que se me caiga de las manos y lo levanta con su lengua. (Obviamente tengo cuidado especial si estoy comiendo chocolates o algo que le haga daño).

¿Qué tiene que ver esto?

Pues resulta que como ya tengo quien limpie los mendrugos que se me caen, no me estreso si se me cae un pedazo de galleta.

No tiene nada de malo esto hasta que te encuentras en un lugar donde no está la Kiara y se te cae la comida y ni te preocupas.

Me pasa seguido, sobre todo en la oficina o en algún restaurant. Me tardo en captar que tengo que levantar lo que se me cae y limpiarlo.

Se me cae un panecito de mi ensalada y tardo en buscarlo.

A lo que voy con este relato es que uno se acostumbra muy fácil a tener quien te haga cosas.

Muchas veces estamos tan acostumbrados a que haya alguien dándote la mano, ayudándote y levantándote si te caes que cuando estamos solos nos atontamos.

Pasa en las cosas tan simples como cuando pones gasolina en Estados Unidos. En países como México, siempre hay alguien que te echa gasolina, hasta te da una ‘limpiadita’ al carro mientras se llena el tanque.

Cruzando aquí a los Estados Unidos, NADIE te ayuda en una gasolinera. En el primer mundo no existe ese “Full Service” como antes. Ese servicio completo solo se ve en otros países y los turistas cuando vienen se ‘sacan de onda’.

Te acostumbras a que te hagan las cosas más fáciles.

Mi pregunta tal vez sea, ¿nos hace inútiles tener siempre quien te haga las cosas?

Yo no diría que INUTIL, pero si uno batalla mucho cuando siempre ha tenido la manera fácil de que le solucionen los problemas.

Pero luego un día te encuentras solo y no hay nadie que haga las cosas por ti.

Cuando ‘se te cae un pedazo de galleta’, aprendes a levantarlo y a limpiarlo.

Te das cuenta de que nadie lo va a hacer por ti. Al menos que tengas una roomba.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES. 😊

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