Siempre anda uno diciendo que el día debería de tener más de 24 horas porque el tiempo no alcanza.
En mi experiencia de vida, yo estoy casi segura de que, si el día tuviera más horas, no íbamos a ser más productivos, sino que solo usaríamos esas horas para perderlas o usarlas para dormir.
Las horas alcanzan perfectamente si las usamos como debemos.
Creo que así como están los días funcionan porque fisiológicamente estamos ya programados desde la naturaleza a trabajar y descansar como lo hacemos.
Si, claro. Hay días en los que de plano no tienes un minuto de descanso, tienes mil compromisos y a todos vas a cumplir y no sales de una junta de trabajo para entrar a otra.
Es también el tiempo empleado en el camino hacia el trabajo atorado en el trafico de la ciudad donde vives.
A veces los semáforos cambian hasta 4 veces y tu no te mueves del mismo lugar.
No siempre se puede dar uno el lujo de comer en mesa, en forma y sin revisar el celular.
A veces, en el día a día, uno come en el escritorio, llenando sin querer los teclados de la computadora de mendrugos del pan de tu torta que llevaste para comer.
Te bañas rápido, queriendo quedarte en el chorro de agua tibia todo el día. Te medio arreglas y te medio peinas. Medio ves la televisión y medio platicas con tu familia.
Le queremos echar la culpa al tiempo.

Que se va muy rápido; que no alcanza; que vuela; que no dura.
Lo único que hacemos al hacer eso es dejar de disfrutar cada minuto que pasa.
Es increíble como no sabemos cuando va a ser nuestro último minuto. Nuestro último texto, la última foto, la última reunión, el último abrazo.
Cuando una persona joven muere, me lleno de miedo. Mucho mas que de tristeza, mi sentir es de un miedo a no saber cuando me va a tocar a mi morir.
Se que es bueno despertar sin tener la muerte en mente, pero creo que también eso nos hace un poco irreales. Todos vamos a morir, solo que unos antes que otros.
No quiero estar toda preocupada por la muerte. Con preocuparme por la vida tengo.
Pero, ¿Cuál es el balance ideal sobre eso?
Ni puedo andar toda nerviosa por la muerte inevitable, ni puedo vivir como si fuera inmortal.
A veces te dicen que vivas el día como si fuera el último, CARPE DIEM, Seize the Day.
Pero si eso fuera aconsejable y viviera mi día como si fuera el último, todas las noches yo me dormiría con mi cuenta de bancos en ceros; hubiera texteado a todos los que quiero; me cenaría mi comida favorita; acomodaría mi cuarto para que no digan que soy un desastre con mis cosas.
No se cual sea el balance para vivir en paz.
Por lo pronto hoy pensé mucho en la muerte y como sería.
Quiero que sea cuando este muchísimo más vieja.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊
