La Carrera de Relevos

En la primaria, en Nogales, AZ, aunque no lo crean, yo corría en TRACK AND FIELD, en las Olimpiadas juveniles de Arizona.

Me gustaba el 220 yard dash, pero mi favorito era estar en la carrera de relevos 440, con 3 amigas más (entre ellas estaban Lalae Varela, Zulma Dabdoub, Martha Gonzalez, Margot Padrés, Laura Espinosa y Larisa Victoria).

No era la más veloz, pero de alguna manera estaba en el equipo (a lo mejor los coaches lo hacían para elevar mi autoestima, jajaja).

Hay algo que no me gustaba, y todavía no lo soporto.

Es el balazo de inicio de la carrera.

“En sus marcas, listos… ¡fuera!”  ¡Y pum! Sonaba ese balazo que, aunque anticipaba que venía, me asustaba, SIEMPRE.

Al yo asustarme, me detenía un mini segundo y luego arrancaba. Ese mini segundo me ponía en desventaja entonces optaban por ponerme en el segundo o el tercer sitio del relevo.

Eso hacía la diferencia. No tenía la responsabilidad de comenzar el relevo, ni tampoco tenía la responsabilidad de cerrar la carrera. Estaba en medio y para mí eso era más que suficiente.

Cuando corría la de 220 yardas, toda la responsabilidad de ganar un trofeo para la escuela era mía.

Yo sabía que me iba a asustar el balazo del inicio de la carrera. Sabía que tenía que correr con todo porque nadie iba a terminar la carrera por mí. Si ganaba, ganaba sola. Si perdía, perdía sola.

Eran días muy bonitos donde te siembran esa semilla de competir, de lograr algo y de llegar a una meta para la cual te entrenaste muchas tardes.

Al igual que en aquellas carreras de niña, hoy a mis 51 me siento igual. Me gustan los triunfos individuales, pero ahorita me encanta estar en un equipo de relevos donde yo sé que los demás no me van a dejar perder o caer.

Trato de rodearme de las personas que no le tienen miedo al balazo de inicio. Me ayudan a llevar el trabajo y los proyectos sin titubear.

También me rodeo de las personas que van a llevar mis proyectos a la meta a toda velocidad, sabiendo que nadie nos va a alcanzar.

No se que signifique psicológicamente ese miedo al balazo. Por eso jamás nadé en competencias porque no me atrevía estar arriba en lo alto, esperando un balazo y luego tener que clavarme hacia una alberca, quedándome en mi carril con el riesgo de que se me metiera el calzón o se me enchuecaran los goggles (lentes para nadar).

Ese “balazo” que significa “aviéntate, arráncate, comienza”, siempre me hace parpadear un milisegundo y automáticamente sé que comienzo tarde.

Cuando el proyecto es solo mío, asumo la responsabilidad y si pierdo, no daño a nadie.

Pero cuando estas en un relevo de carrera, aquella en la cual te van pasado la batuta la cual tienes que cuidar y entregar al siguiente participante, tu responsabilidad y tu talento de hacerlo bien afecta a terceros. Ya sea para mantener el primer lugar, o para mejorar el de tu anterior.

Te llega una sensación de responsabilidad de no querer presionar mucho al que cierra la carrera.

Pero todo es en equipo.

Llego a esta conclusión. Me gusta trabajar en equipo porque me siento muy protegida y me gusta que no tenga que ser yo la que comienza con un balazo, aunque cuando se tiene que hacer, lo hago y pues ni modo. Trato de recuperar ese milisegundo que pierdo por el estruendo cerrando con toda la fuerza y llegar a la meta primero.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

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