Laberinto…

Tengo varias noches soñando lo mismo. No todas las noches, pero si van ya 3 esta semana.

Voy caminando en un pasillo con una libreta en la mano. Voy palomeando lo que hago en el día, como si fuera cumpliendo ciertas metas.

El pasillo es obscuro mas sin embargo puedo ver perfecto. No me molesta no tener luz en mi camino. El ambiente se siente fresco pero no me da frío.

Al ir caminando, reviso mi libreta y veo que me falta “palomear” algunas cosas en mi lista. Me detengo y al darme la vuelta, me topo con una pared.

Giro a la derecha y luego a la izquierda. Hacia la derecha tambien tengo el camino cerrado. A la izquierda se ve una luz que me invita seguir por allí. Se que es el camino que debo seguir.

Estoy dando vuelta a la izquierda cuando el camino por el pasillo en el que iba, hacia enmedio, me jala. Me gritan mi nombre.

Reconozco las voces. Son mis hijos que me dicen, “sigue derecho”.

Allí me doy cuenta que estoy en un laberinto.

Justo allí es cuando despierto.

Mi corazón late al mil.

Al principio no me acordaba del sueño, pero ya para la tercer vez que soñé lo mismo, causó en mi una inquietud.

¿Qué tan parecido es ese sueño con mi vida actualmente?

Yo creo que TODOS alguna vez nos hemos sentido como ratoncitos en un laberinto.

Todos algunas vez hemos sentido la emoción de “entrar” a un laberinto. Comenzar la nueva aventura es emocionante, vas fresco, con la mente en orden, con las fuerzas y la seguridad de decir “de volada encuentro la salida”.

Al principio vas caminando rápido, encontrando las vueltas que ‘según tu’ has ido dando y que vas por el camino correcto.

¿Cuál es tu sorpresa cuando te das cuenta que en algún momento giraste mal y estas justo en la entrada por donde comenzaste la aventura?

La diferencia es que tienes que volver a empezar pero ya todo cansado y fastidiado contigo mismo.

Y comienzas a dudar de tus capacidades. Pues, ¿qué no era muy fácil?

Cuando te equivocas en el camino, das una vuelta equivocada, sin querer ó pensando que era lo correcto, pierdes el sentido de hacia donde vas. Te “NORTEAS” pues.

Esto puede suceder en donde sea, cual sea tu situación.

Un empleo que te tiene hasta la maiz (por no decir ‘hasta la madre’). Eres ese ratoncito toda la vida correteando el queso dentro del laberinto. Día tras día, soportando las barreras, las voces que te dicen “por acá” y estan equivocadas.

Esa enfermedad que te tiene tan cansado. Día tras día tomando medicamentos, cuidando tu alimentación, pendiente de no recaer ó empeorar.

Ese maestro en la escuela que en su afán de creerse el superior, te da un chorro de trabajo y tarea, en lugar de realmente ver que aprendas la lección.

Esa relación con tu pareja que es tan cansada. Día tras día nomás esperando la respuesta, ya sea de echarle ganas ó finiquitarla. Dar las vueltas equivocadas por tu intuición, ó seguirle derecho sin encontrar la salida porque unas personitas que trajiste al mundo necesitan caminar en ese laberinto junto contigo hasta encontrar la salida.

Es muy curioso.

Desde siempe me han gustado los crucigramas, las SOPAS DE LETRAS y en especial los Laberintos en los libros de pintar. Tengo una visión con un ‘zoom’ a la hora que me ponen un laberinto enfrente.

No se si a alguno de ustedes les pase lo mismo. Yo al ver el laberinto, donde dice ‘START’ si lo alejo de mi vista unos centímetros, mis ojos logran ver el camino!

Es como magia. No soy bruja, es simplemente que el cerebro así funciona. A mi cerebro se le facilita visualizar el camino. Se ilumina literalmente. No se si sea un talento especial ó sea parte de mi dislexia al hablar. Soy buena para resolver ese tipo de rompecabezas.

Cómo quisiera tener la misma visión para mi vida!

Me gustaría encontrar el camino a tantas situaciones. La entrada ha sido fácil. Sé exactamente donde se encuentra la salida. Es mas, VEO la salida. Pero el camino es tan difícil!

Mi laberinto es transparente. Las paredes son de cristal! Es por eso que veo por donde debo salirme de mis inquietudes. Pero me estrello tan fácilmente! Y es cuando me debilito, se me quita la seguridad que tengo de mis capacidades y me aterran las situaciones falsas. Lo que parece ser pero no es.

No puedes hacer chapuza y romper paredes para llegar mas rápido. Temes cortarte.

Agarremos aire, inhalando profundamente. Vamos a seguir hacia adelante, equivocándonos tal vez. Pero vamos a seguirle con la seguridad que en todo laberinto hay dos cosas que son seguras: que existe una entrada y tambien que existe una salida…

Sabemos que el camino es difícil, pero tambien sabemos que toda dificultad tiene un final. Todo pasa. Nomás tenemos que seguirle, y ¿porqué no? Vamos disfrutando el camino por mas chafa que nos sintamos.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES! 🙂