Tenía mucho tiempo que no despertaba dentro de un sueño. Déjenme les platico.
Abría los ojos y no veía absolutamente nada. Todo era negro. Un negro profundo que sólo una vez experimenté en una mina cuando era muy niña.
De verdad pensaba que yo estaba despierta. Y me daba ese sentimiento de miedo e incertidumbre. ¿Estaré ciega?
Me levanté de la cama, o al menos eso creo que era. Mi memoria no me fallaba al encontrar en las tinieblas la puerta de mi cuarto.
Confieso que soy EXPERTA en caminar en la noche por mi casa sin prender la luz. Puedo ir a hacer pipí sin prender nada. Todo está calculado.
Total, seguí con la salida de mi recámara y hacia la derecha busqué las escaleras hacia las recámaras de mis hijos. Para mi sorpresa, no había ninguna escalera!
Mi miedo crecía y como que me ‘bloquié’ al no saber donde estaba.
Era un sentimiento tan feo! Claramente me acuerdo como abría los ojos hasta casi sacarlos por completo de mi cráneo.
Pero aún así, no podía ver nada.
Caminaba y sentía bultos en el piso. Me daba miedo agacharme para tocarlos y tratar de identificarlos con mis manos.
Temía que fueran cuerpos.
Decidí averiguar que me tropezaba. Eran bloques lisos y frios, como si fueran de algún tipo de mármol ó granito. Al menos eso sentían mis manos.
Eran de muchos tamaños. Todos estaban acostados, es decir, la altura de cada uno era menor que la longitud.
Seguía mi camino y el negro del ambiente era infinito.
Me tropezaba cada vez mas con esos ‘bloques’ que no entendía para que eran.
Curiosamente no podía hablar ni escuchar nada. Si, casi como la canción de Shakira, ¿verdad? Ciega y sordomunda.
Pero eso no me molestaba tanto como el no poder ver.
De pronto, de la nada, despues de caminar unos minutos, lograba distinguir algo a lo lejos. Era como un cuadro grande de luz. Es decir, un cuadro negro tambien, pero la orilla era una luz blanca.

Era lo único que se veía y estaba segura que era a donde tenía que ir.
La desesperación me inundaba porque cada que me quería acercar, el cuadro se hacía mas pequeño, como si se alejara.
En cambio, si caminaba de lado a lado, aún tropezando con esos ‘bloques’, el cuadro se acercaba.
Al agacharme y tocar los ‘bloques’ con mi mano, ese cuadro se iluminaba mas y tomaba forma de ventana.
Me tiré al suelo y tocaba los ‘bloques’ que en realidad podía sentir que no pesaban nada y eran fáciles de parar y manejar. Es decir, los comenzaba a colocar de manera vertical.
Me entretuve haciendo eso, sin darme cuenta que todo comenzaba a aclararse. Estaba usando los ‘bloques’, como si jugara con Legos.
Cuando menos lo pensé, ya veía! Me encontraba en mi casa, todavía en mi recámara. Era de noche, pero la luz del poste de la esquina se colaba por la persiana de mi cuarto y veía perfectamente todo.
Corrí hacia abajo a revisar a mis hijos. Estaban dormidos pacíficamente, cada uno en su recámara.
Ahora si estaba despierta de verdad! Y el reloj me indicaba que no era madrugada.
No me gustó nada lo que dicen los diccionarios de sueños acerca de las tinieblas. Es muy negativo lo que ponen. Así que yo hice mis propias conclusiones.
Lo negro de mi sueño tal vez si indique una cierta ‘depresión’ ó ‘desesparación’ que aunque leve me afecta mas de lo que debería.
(la salud de mi hermana necia por ejemplo. Así te seguiré ventaneando hasta que cuides tu salud y comas bien. ¿Entendiste Michele Dewar?).
Todos tenemos pendientes. Es el motor de seguir luchando y de probar nuestra fuerza no solo de Fe, sino la fortaleza de seguirle sin rendirnos.
Muchos estamos pasando por situaciones difíciles. Unos problemas son mas delicados que los de otros.
Y tal vez nos sentimos en las tinieblas. Y queremos despertar de ella, ó abrir los ojos para poder ver. Y sentimos que la solución se aleja mas cada vez. En mi sueño, el tratar de llegar por el camino fácil a la luz, ésta se hacía menor. Tuve que dejar de corretearla, detenerme a ‘jugar con los bloques’ y tomarlos sin miedo. Igual pasa en la vida real. “La paciencia todo lo alcanza” (decía una oración de Sta. Teresa de Avila).
La clave fue no desesperarse y sentarse un momento a planear como hacerlo.
Esos bloques que al principio me dieron tanto miedo tal vez son las oportunidades que estan a nuestro alcance durante el día.
Y ese miedo es el mismo sentimiento que nos da cuando la vida nos da oportunidades y no nos atravemos a tomarlas por temor a fracasar, a sacrificar algo, a CAMBIAR…
En mi sueño, una vez que vencí los miedos de tocar los ‘bloques’, la oscuridad comenzaba a desaparecer.
Y sin querer, fue una gran enseñanza! NO podemos huir temblorosos cuando la oportunidad llegue.
Si ahorita estamos en la oscuridad con algo (enfermedad, problema económico, familiar, desesperación, incertidumbre), usemos los bloques que se nos presentan!
Tal vez puede ser tan sencillo como una oración, la mano de una amigo ó familiar ó la respuesta a lo que nos inquieta escrita con todas sus letras.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES! 🙂