Me fui a despejar la mente una mañana. Amanecí estresada con problemas que tienen solución pero me tienen muy cansada.
Cuando menos pensé, iba manejando rumbo a la montaña FRANKLIN MOUNTAINS de aqui de El Paso. El camino es bueno salvo las partes que siguen construyendo para que sea una carretera excelente.
No había nadie, la carretera se encontraba muy vacía.
Llegando a la cima, existe un espacio donde uno se puede parar y ver todo El Paso (al menos gran parte del Oeste de la ciudad y su Upper Valley).
Me estacioné y bajé del carro.
Me senté en la orilla de la barda, mis pies colgando hacia la montaña.
Observaba detalladamente el paisaje.
Las piedras de una infinidad de tamaños y colores.
La poca flora, los nopales y arbustos del desierto se veían contentos por la primavera.
Me acordé que ahorita es un momento peligroso para andar en el cerro porque ya estan despertando las víboras de cascabel de su hibernación.
Y despiertan con mucha hambre!
Subí los pies ‘por si las flies’.
Observaba el valle. Desde lejos.
Parecía como si fuera una película en una pantalla y yo los estuviera viendo desde fuera.
Desde una distancia externa.
Veía los techos de varios edificios conocidos.
A lo lejos se veían los carros en el freeway.
Parecían hormigas, tan pequeñitas.
Y pude apreciar que las cosas a distancia son diferentes a cuando las tienes cerca.
Lo mismo pasa con nosotros mismos.
Muchas veces sentimos una carga tan pesada que pensamos que nunca vamos a poder salir adelante.
Esa carga nos impide ver el camino a futuro. Estamos tan agobiados con el peso de los problemas del diario que hasta miedo nos da dar un paso mas hacia adelante.
Y es tal vez el porque siempre hay personas que nos animan a seguir adelante.
“No te rindas!”
“Estas exagerando, tu problema no es tan grave”
“Sigue tu camino, vas bien”.
A lo mejor a veces hasta nos molestan las opiniones y podemos hasta pensar “Pues si, como el problema no lo cargas tu!”.
Pero ahora que estuve en la montaña viendo la ciudad me pude dar cuenta que a veces la gente asi nos ve. Desde lejos ellos pueden ver como esta nuestro camino y por eso nos dicen “siguele”.
Uno está tan distraido con tantas cosas que desenfoca el verdadero propósito de seguirle. Y solo estamos dando vueltas por todos lados sin salir de lo mismo.
Estando en la montaña, viendo el freeway, pude ver que “algo” atoraba el tráfico que viajaba de OESTE a ESTE en el I-10 Freeway.
Lo que pude observar era un choque tal vez que había eliminado un carril.
Los carros se fueron amontonando y muy pronto había una filota estancada.
Muy curioso porque podía ver que solo con un poco de paciencia el tráfico fluiría.
Pude ver trailers desesperados por salirse, optando por otras vías.
Otros carros, ya para llegar a donde se desahogaba el tráfico se iban por otra ruta.
Les quería decir mentalmente, por telepatía a todos los conductores, “Aguanten! Pasando el puente ya está abierto perfectamente el camino”.
Pero cada vez eran mas los que se salían y congestionaban otras calles de menos tráfico.
Chistosamente, así como funciona mi mente siempre que escribo, me puse a pensar que a lo mejor todos somos unos carros en un freeway.
Usualmente vamos a buena velocidad, no hay percances que nos detengan ó nos atoren.
Pero de repente, algo pasa y pareciera que todos nuestros planes se han quedado cancelados, parados ó muy lentos.
A lo mejor ya ibamos a llegar, a culminar un trabajo que nos había costado tanto lograr, pero al empezar a ponernos lentos nos asustamos ó desesperamos y decidimos tomar otras rutas, otras decisiones que a lo mejor no fueron las atinadas.
Y siempre está alguien a tu alrededor, viendo las cosas “desde fuera” que te dice que le sigas, que te echa porras para que no te rindas.
El chiste es hacerle caso y tenerle confianza.
Desgraciadamente a veces uno se rinde ya cuando todo va a comenzar a fluir.
Tengamos fe en los consejos de los que nos quieren de verdad.
Ellos pueden ver “desde fuera” nuestro camino.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES. 🙂