Me quedé sin hijos unos días porque se fueron a pasear con su papá al norte de Estados Unidos. Me gusta quedarme sola porque es una sensación que pocas veces tengo.
Desayuné lo que me dió la gana, a la hora que quise. No tenía pendientes mas que de la Kiara mi perrita.
De las cosas que más disfruté fue el hecho de que por fin la tele era para mi sola. No tenía que “esperar” mi turno para poner lo que yo quería. (Lo chistoso es que terminé viendo cosas que probablemente hubiera visto con mis hijos).

Mientras veía una película, el Playstation (donde vemos todos los canales como Netflix, Hulu, Disney+, etc.) arrojó un letrero que decía “Technical issues”.
La pantalla negra y un recuadro gris en medio con esa leyenda, que había “problemas técnicos”, seguido de un número de referencia y un teléfono al que tenía que marcar.
Apagué el sistema y otra vez, seguía ese recuadro allí, en medio de la pantalla.
Los que me conocen saben que no me gusta hablar por teléfono. Me choca y más porque te mandan a pura máquina contestadora que te indica los pasos a seguir para resolver tu problema.
Me comencé a desesperar y por fin marqué al 1-800 que indicaba la pantalla.
Tal como lo temía, tuve que presionar mil botones de preguntas hasta poder llegar a la opción donde puedes marcar 0 para poder hablar con un representante.
Ya que por fin presioné el cero, una voz en inglés me decía que yo era un cliente muy valioso y que ya casi seguía mi turno.
Pasaron como unos 15 minutos cuando una voz humana finalmente me contestó.
Le explicaba al que me contestó lo que había pasado. Sin colgar, me dijo que fuera haciendo ciertas cosas con el sistema para ver si lo podía “resetear” y hacerlo funcionar de nuevo.
Lo apagaba, lo volvía a encender, le picaba al mismo tiempo unos botones en el aparato. Nada.
Por fin Timothy (el muchacho que estaba ayudándome en el teléfono) me dice: “OK, vamos a tener que desenchufarlo y esperar 20 segundos”.
“Ok, va.”, le dije, mientras desenchufaba el Playstation de la corriente eléctrica.
“Es muy importante que el aparato esté al menos 20 segundos desconectado, si no el sistema no se va a reactivar debidamente y en su memoria seguirá presente el problema. No lo vayas a enchufar antes”.
Muy obendiente esperé los 20 segundos y hasta un poquito más.
El sistema, al enchufarlo y encenderlo, actualizó todo a su versión más reciente y fin del problema.
Le agradecí a Timothy porque fue muy paciente y amable y le pregunté: “¿Qué le pasó?”
Me explicaba que el sistema ya necesitaba desde hace un rato una actualizada. Los macros corrían con versiones más viejas y muy probablemente mis hijos le ponían “actualizar despues” hasta que el sistema dijo “Ya estuvo” y se apagó.
Continué viendo la película pero mi mente no dejaba de pensar en lo que había pasado con el sistema.
Me lo tomé como un aviso de lo que hago y tengo que dejar de hacer.
¿Cuántas veces postponemos una revisión personal porque no queremos interrumpir nuestra vida cotidiana?
Hay tantas cosas que nos suceden en el día que a veces no podemos estar totalmente actualizados ni cuidados física ni mentalmente para funcionar.
Y vemos las señales. Avisos de “Please update system now”, llamadas de atención de nuestro cuerpo, nuestro sistema y que simplemente le ponemos un “remind me later”, un ‘luego lo hago’.
Me han de decir: “Ay, yo si me cuido. Yo si duermo bien. Yo si descanso”.
Sí, el Playstation siempre es apagado debidamente todas las noches pero a la hora detener un problema, eso no fue suficiente. El sistema se tuvo que desconectar y desenchufar por un tiempo bien marcado ó si no de nada iba a servir.
Es necesario ‘desenchufarnos y mantenernos desenchufados’ por un tiempo determinado para sanar lo que sea que tenemos que sanar.
Pensamos que seguir funcionando, seguir trabajando, seguir haciendo todo como si no pasara nada el sistema solito se va a curar. No es así, el sistema se congela, se atora, se rinde.
Le echamos la culpa al tiempo, al trabajo, a los hijos, a la pareja. No podemos ni pensar en estar apagados mucho menos desenchufados de todo. Tenemos que analizarnos un poco, ver esos avisos de que nuestro sistema se está sobresaturando y la única manera de ponernos al corriente de todo es desconectarnos.
Tanto stress, tantas redes sociales, tantos chats polémicos de Whatsapp, tantas traiciones de seres que estimas, tanto qué hacer. Llegamos a pensar que si nos desenchufamos un rato de todo, el mundo se acaba (un concepto tan ególatra que nos hace sentir indispensables y al final eso es lo que nos está saturando hasta que lleguemos un día a tronar por no tomarnos un ‘break’).

No ignores ese dolor de cabeza, esa fluctuación rara en tu peso, esa pesadez en los hombros, ese insomnio. No eches en saco roto los comentarios de ‘te veo cansado’, ‘te veo preocupado’. Usa esto para planear un descanso, un break, un viaje lejos para poder desconectarte.
Uno sabe cuando el cuerpo te avisa que tiene que descansar. Pero es más fácil ignorarlo hasta que ya de plano lo único que nos funciona es un desenchufe.
Me dicen que si se desenchufa el Playstation por menos de 20 segundos, de nada sirve. Me imagino que lo mismo es para las personas. Tenemos que desenchufarnos un tiempo determinado para lograr que todo nuestro sistema vuelva a prenderse y funcione como si fuera nuevo, actualizado y descansado.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂