50s Birthday Bash

Mientras cerraba mi maleta, revisaba cuidadosamente que llevara mis documentos, sobre todo mi pasaporte mexicano, mi pase de abordar y mi dinero. En unas horas saldría mi vuelo hacia Hermosillo porque me reuniría con las primeras amigas de mi vida, las de Nogales, Sonora para festejar junto con todas nuestros 50 años.

Visité a mis tíos y primos en Hermosillo y el Viernes tempranito pasaron por mi la Elsa y la Gemma. El verlas después de tanto tiempo vino a llenarme de un sentimiento tan especial que no sé cómo describirlo. Era una sensación de cariño, de nostalgia, de recuerdos pero sobre todo, un sentimiento como de “nunca las dejé de ver”. Eran ellas, 30 años después de la última vez que las vi, (solo las contactaba por medios sociales).

El camino de Hermosillo a San Carlos se me hizo cortito. Increíble escuchar de sus vidas y lo mucho que me perdí pero también muy curioso como sentía que sí fui parte de ellas. Sacando cuentas, desde nuestras abuelas está la amistad en Nogales, Sonora. Nuestras abuelas eran del cafecito y reuniones familiares. Muy probablemente estuvieron embarazadas con nuestras madres ó padres al mismo tiempo. Nuestras mamás eran también amigas en Nogales y estuvieron embarazadas al mismo tiempo. Por eso era ese sentimiento que me hacía respirar diferente. Había regresado, de cierta manera, a mi cuna, al vientre de nuestra amistad.

Llegamos a la casa que rentamos para el fin de semana y la vista era increíble. La casa blanca e impecable como de revista. Nos recibió Sergio, el encargado que no nos dejó mover un dedo ni bajar nada.

La Elsa nos sorprendió con papel del baño especial para nuestro festejo, una bolsa, un listón tipo banda y una corona que nos hizo sentir unas princesas (reinas pues).

Llegaron después las que venían de Nogales, Tucson y McAllen. Los gritos de emoción al ver a la Lalae, Dinorah y Ana Lucía. Eran ganas de llorar junto con mucho cariño. Nos abrazábamos y todas queríamos hablar al mismo tiempo. Llega por último la Becky desde Cd. Obregón a unirse al abrazo que nos seguíamos dando (y nos trajo a regalar Dabalash para que se nos pongan bonitas nuestras pestañas).

Nos fuimos a comer algo al pueblo porque después de eso ya no volveríamos a salir de la casa.

El mar caliente,

el solazo en la piel,

la arena crujiente,

el trago en la mano,

el sentimiento a flor de piel,

la música que nos hizo cantar

la atención de todas cuando una hablaba

y el “tiempazo” que traíamos nos hacían muy feliz.

Contratamos chefs particulares para que nos atendieran con unos platillos increíbles. No nos volvimos a quitar el traje de baño ni nos acordamos del mundo fuera de esa casa. Las risas de lo que hacíamos más las lágrimas cuando nos platicábamos cosas tristes fueron la mejor terapia. Cuando en esta vida tienes buenas amigas, eres muy bendecida. Pero cuando esas amigas son las primeras de tu vida, ninguna jamas llena ese lugar en tu corazón.

Celebramos juntas 50 años de vida. Y curiosamente celebramos 50 años de conocernos. Amistades de cuna. Amistades eternas…y únicas. Agradecida para siempre con Dios y la vida que nos permitió reunirnos.

Las quiero (besos a Totis, Dinah y Karla Pao que no pudieron ir). Vamos planeando la que sigue!

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

Un Momento

Esta semana he traído como pendiente el tiempo. Por más que me organizo y hago dos ó tres cosas a la vez, me falta.

Me dijeron que la falta de tiempo que nos daban como escusa era simplemente un “no eres mi prioridad”. Y es verdad. Y no pasa nada. Un día tendrán tiempo para mi.

Pero hubo algo que me dejó muy sorprendida. A mis 50 años, el día Lunes Julio 18 del 2022 supe por primera vez lo que duraba un momento.

Un momento.

Una medición de tiempo el cuál yo consideraba un modismo ó un una manera coloquial de explicar algo.

“En un momento pasan los accidentes”

“En un momento la atienden”

“Hay momentos que duran toda la vida”

Y luego la variante como:

“En un momentito estamos con ustedes”

“Cierro los ojos un momentito para descansar pero me quedo dormida”

Y así. Momentos.

A lo mejor ya sabías. Tal vez no lo sabías pero vas a decir que sí. O tal vez eres como yo y confesarás que tampoco tenías una idea que eso duraba un momento: Un minuto y medio.

Pues con la novedad que acabo de descubrir que un momento dura 90 segundos.

He estado mal toda la vida. Se pueden hacer muchas cosas en 90 segundos. Miles. Cosas que jamás hubiera dicho que las hacía en un momento.

*Cantar varias estrofas del himno nacional

*Cambiarte de ropa

*Lavarte los dientes

*Esuchar Golden Slumber de los Beatles (dura exactamente un momento jeje)

*Calentar comida en el microondas

*Mandar un texto largo

*etc

Jamás hubiera dicho que todo lo anterior lo hacía en un momento. Por eso estoy impresionada.

Y así las cosas que me impresionan últimamente.

Creo que no soy la única que no ha aplicado bien eso.

¿Cuántas veces hemos escuchado en la radio los “éxitos del momento”?

Para mi un momento era tan poco tiempo. Era una nada. Y más cuando se trataba de momentos de felicidad.

“Qué no se acabe este momento”

Ahora resulta que ese momento eran 90 segundos. Phffttt…

Me siento engañada. Por eso no me alcanza el tiempo. Ni siquiera se cómo medirlo.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

Reinvéntate

Me encontré con una foto que decía “Nunca te adaptes a lo que te hace feliz” y lo sentí como un golpe bajo a mi alma.

Creo que al leerlo pude entender muchas cosas. Todos absolutamente estamos siempre atados, adaptados a lo que nos hace feliz y cuando algo cambia, nos desbalancea.

Dicho esto, tenemos entonces que estar en un modo de reinvención constante.

Reinventarnos no es más que mejorar lo que somos.

Me dice mucha gente “En todo andas”.

Pues tal vez tienen razón. Ando en todo porque estoy en constante movimiento queriendo mejorar todo lo que soy.

Me reinvento porque cuando estoy muy estática haciendo lo mismo, es mas fácil medir que no avanzo. En cambio, cuando comienzo un proyecto nuevo, cuando se me ocurre hacer otra cosa con mi carrera ya existente, no me presiona medir mi avance porque puedo tener el pretexto de ‘es que estoy reinventándome’.

No estoy cambiando quien soy. Eso no se puede. Uno es porque es y ya.

Pero cuando nos reinventamos, modificamos la manera de pensar y de reaccionar ante alguna adversidad.

Hasta allí todo está bien.

Lo que no puedo todavía hacer es dejar de adaptarme a lo que me hace feliz. No soy lo suficientemente fuerte ni madura para hacerlo.

Me adapto a ser feliz muy rápido, aunque conscientemente sé que todo tiene un tiempo de vigencia.

Me acostumbro a que todo vaya de maravilla y cuando algo no sale bien o algo se mueve de su curso y causa una traba en mi felicidad, me caigo rápido.

No me quedo en el suelo por mucho tiempo, pero si me caigo.

Es por eso la importancia de poder reinventarme siempre para poder salirme de esa zona de confort.

Reinventarte no es eliminar todo tu caminar, ni decir “borrón y cuenta nueva”.

Reinventarte a veces lo provoca algo negativo que te sucedió y te hace impulsarte de nuevo. Puede ser una crítica, un abandono, una traición en cualquier tipo de relación (personal y/o laboral).

A veces la gente se reinventa para poder decirle a alguien “Ándale, sí pude, aunque no lo creas”.

¿3 consejos para reinventarte?

  • Bloquea las emociones negativas
  • Conoce quién eres en realidad (no lo que te han dicho que eres)
  • Abre tu mente a todo

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

Sin Rutina

Todos los días eran iguales para mi, ó al menos, muy parecidos el uno del otro.

Me levantaba, me tomaba una pastillita en ayunas que me ayuda con la tiroides, me esperaba media hora para tomar café y mientras tanto veía mi agenda del día.

Me tomaba mi cafecito, con crema y azúcar en la misma taza de siempre. Cuando iba a la mitad, la dejaba en mi buró de mi cama, me cambiaba para ir a caminar y sacar a la Kiara mi perrita.

Me iba con ella por la misma ruta de siempre, por detrás del edificio donde está la cochera hacia una entrada estrecha que da a la acera de enfrente del complejo de apartamentos donde vivimos.

La perrita ya se sabía la rutina. Ella sabía dónde iba a parar, dónde iba a cruzar la calle e incluso lo que me iba a tardar en darle la vueltota tempranera.

Ella sabía que al volver a la casa, le iba a quitar la correa y ella saldría corriendo a tomar agua mientras yo agarraba su plato y le servía su comida de la mañana.

Después me iba a meter a bañar rápido porque mi hermana me iba a hablar rumbo a su trabajo y me gustaba platicar con ella todos los días, mientras me maquillaba y terminaba el café ya frío que había dejado en el buró.

Después (antes de trabajar en mi nuevo proyecto), lo que hacía era sacar lo que iba a cocinar a medio día, y comenzaba a ver correos electrónicos para agendar citas y ver qué mas seguía.

Las tardes cambiaban un poco si recibía una invitación por parte de mis amigos ó familia para salir a dar una vuelta por San Diego.

Pero esos días ya no son iguales.

Desde fines de mayo, cada uno de mis días es diferente, lleno de sorpresas y cosas bonitas.

Para ser una persona muy rutinaria, este nuevo cambio al principio me tenía un poco agobiada pero ahora entiendo que este agobio se ha convertido en felicidad plena.

Me estoy acostumbrando a no tener una rutina establecida y segura. Me está gustado esto de tomar decisiones a última hora y no me da miedo.

Les confieso que si me ha costado un poco físicamente y emocionalmente adaptarme a que todos los días son diferentes. Pero ¿saben qué? Ya no quiero volver a esos días exactamente iguales que solía vivir. (Aunque mi hermana, mis hijos y mi Kiara extrañen que siempre esté disponible).

Todo iba bien hasta allí  pero de pronto tuve una corazonada. Estoy trabajando mucho junto a mi nuevo equipo de trabajo para lanzar un proyecto que cruzará fronteras. Y me di cuenta que lo que estamos haciendo es trabajar sin parar para que un día todo quede en automático y podamos disfrutar de otras cosas como empresa.

Es decir, todo este trabajo diferente cada día es para lograr una estabilidad uniforme un día. Y no he podido dejar de pensar entonces ¿estamos los seres humanos condenados a querer ser rutinarios para tener paz emocional, física y mental?

En todo el internet hay artículos que te dicen “cómo salir de la rutina” y sin embargo siento que lo que estoy haciendo es para crear una rutina para que funcione el proyecto. (¿Me contradigo?)

Sea lo que sea, voy a vivir el hoy porque estoy segura que será totalmente diferente a todos los demás días que viva.

Lo único que se es que si esta plenitud en todos los niveles de mi ser se hace rutinaria, la acepto con brazos abiertos.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂