Es una sensación extraña regresar a tierras que te vieron crecer. No por visitar los mismos lugares que conociste de niño, sino porque te encuentras a las personas que de alguna manera saben quién eres.
Me sucedió esto ahora que estuve en Phoenix, Arizona en la convención de USHCC, la cámara de comercio hispana de Estados Unidos.
El día que llegué conocí a una persona, Zulma, de Tucson. Yo estaba en la barra, sola, saboreando una IPA de una cervecera local.
Tenía hambre y pedí coliflor cocinada como si fueran alas estilo Búfalo. En eso se me acercan y me preguntan, “¿Vienes a la convención?”
Para no hacerles largo el cuento, ella venía representando a una empresa de transporte y logística ILS y a el shelter de Tetakawi, la comunidad maquilera inmensa de México.
“¿Tetakawi de los Seldner?”, le pregunté.
“Sí”, me dijo.
“Ay, son tan amigos de mis papás. Les digo hasta tíos de cariño”, le explicaba. De allí en adelante, puro hablar de conocidos en común, viendo fotos de mi mamá para que ella las enviara a sus conocidos.
Compartimos las ‘alitas’ y el guacamole que ella pidió y una sensación tan extraña como si la conociera de toda la vida. Realmente creo que encontré un amiga.

Les confieso que iba nerviosa a ese viaje repentino. Ir sola a una convención representando la revista era un reto grande, pero me animé.
El llegar a un lugar y conocer gente que conoce a tu familia automáticamente te empodera y te llena de confianza.
Ella me presentó a todo el gremio gubernamental de Arizona, encontrando también entre ellos, primos de mis amigas, conocidos de mis tíos y al final relacionados todos.

Tres días de seminarios, yo trabajando mucho en un cuarto que me separaron para entrevistar varios de los presentadores y disfrutando del poder latino que hay en Estados Unidos.
Aparté dos horas exactas para saludar a un amigo de toda la vida, Oscar el Buba que me llevó a un restaurant diferente, The Main Ingredient, una casa vieja convertida en restaurant. Nos llevó el viento, nos llovió tierra y luego nos llovió agua de verdad. Se nos fue el tiempo tratando de ponernos al tanto de 30 años sin vernos.
Las sesiones me instruyeron y me informaron de lo que somos como latinos en este país. Estamos imparables, estamos disfrutando vernos llegar a la cima y sobre todo estamos de moda.
Si hay algo que se me queda grabado del viaje y de mi experiencia de haberme encontrado con Zulma fue: “No es a quien conoces sino quien te conoce a ti”.
Arizona está lleno de familia y amigos de mi Sonora querida por eso sentí que de alguna manera regresaba a mi pasado, a aquella niñez en la que fuí tan feliz.
Nos vemos el próximo miércoles. 🙂

me encanto tu historia. Saludos desde hERMOSILLO, que bueno que añores tu niñez aqui por Sonora, porque luego se hacen gringos y pues pierden el contacto y sus raices. Saludos. Te leo. 😀 MARISELA
Que padrisima experiencia! Si Phoenix está lleno de talento Sonorense 🤩😍y que tengas mucho éxito con tu revista!🙏🏻😘