CAZANDO LAGARTIJAS

Todavía recuerdo como si fuera ayer, que me encontraba jugando afuera de mi casa en Nogales, Sonora. Mi casa estaba en un cerro (como todo Nogales) y mi patio daba al monte.

Mi hermana y yo, en el verano, nos salíamos todo el día a explorar.

Nos encontrábamos víboras, insectos raros, perros muertos ya hechos casi polvo.

Nos veníamos rodando si pisábamos mal. Recuerdo que una vez nos caímos las dos porque resbalamos en la orilla del cerro.

Al caer, nos agarramos de unas raíces de árbol, pero fue más nuestro peso y nos deslizamos hasta que la raíz se arrancó.

El miedo no era haber caído sino el regaño de mi mamá. El típico “¡Les dije!” aunque nunca sabíamos que era lo que nos decía.

También, nos llevábamos juguitos y algo de comer. Twinkies o Ding Dongs y Kool-Aid en unos termos de la Strawberry Shortcake.

Correteabamos lagartijas, de todos tamaños. Las esperábamos a que se acercaran y en cuanto podíamos, las atrapábamos con unas redes que nos habían comprado nuestros papás. (Ellos pensaban que las usaríamos para cazar mariposas, pero era mas divertido cazar lagartijas).

Al cazar las lagartijas, les cortábamos la cola con alguna lata oxidada, o simplemente la jalábamos y se soltaba.

Nos encantaba ver como la cola seguía moviéndose, como si tuviera vida propia.

Antes de hacerlo, habíamos averiguado que a la lagartija no le duele cuando le cortan la cola, ya que es parte de su defensa para cuando se tiene que proteger de algo (nosotras, por ejemplo).

Ahora sé que, sí les duele, si se estresan y les hicimos mucho daño. (Por eso estoy pagando ese KARMA).

Me acuerdo de que no nos daba asco agarrarlas. Mucho menos miedo. Las uñitas de sus patitas nos rasguñaban ligeramente la piel, pero no nos importaba.

Me acordé de esto porque estaba en un lugar cerca de Escondido cuando me salieron varias lagartijas.

Sentí horrible, como miedo y asco, cuando una de ellas se me subió al zapato.

Y fue cuando me pregunté “¿Cuándo me comenzaron a dar asco estos reptiles?”

¿Por qué nuestra mente ‘madura’ y nos comenzamos a estresar por cosas que antes nos divertían?

A medida que uno crece, también incrementamos nuestras preocupaciones con simplezas. Todo es problema, complicado, difícil.

A todo le encontramos lo negativo cuando de niños vemos todo de colores vivos y positivos.

No quiero decirles que me voy a poner a cortarles la cola a las lagartijas de nuevo, pero si me pongo a reflexionar lo siguiente:

Es una maravilla la niñez, su interpretación de la vida y la manera de disfrutar todos los días. Debemos de ser mas niños para resolver problemas.

A veces tenemos que pensar muy bien las cosas para darles solución. Otras veces las podemos solucionar con ‘piedra, papel o tijeras’.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊