FERNANDOMANIA

Los Chicles.

Recuerdo perfectamente andar corriendo en el calor una primavera a principios de los ochenta en el municipio de Suaqui Grande, Sonora. Yo tenía 9 o 10 años y mi hermana tres años menos.

Era una Semana Santa y estábamos con mis primos Dewar disfrutando de las vacaciones. La Fernandomanía estaba en todo su esplendor y presumíamos que era nuestro pariente por lo Valenzuela, aunque la verdad no somos nada.

Estando en uno de los abarrotes donde habíamos ido a comprar unas Coca-Colas para la comida, vimos que vendían unos chicles largos con la foto del Toro Valenzuela.

Sin pensarla, nos gastamos el resto del dinero que nos había sobrado y compramos todos los que encontramos. Nos fuimos corriendo de regreso a la casa de mi Papanino (abuelo paterno) con todas las ganas de decirle a mi papá que habíamos encontrado chicles del Fernando Valenzuela.

Recuerdo que, al morderlo, estaba super macizo y casi me rompía un diente. Eso sí, jamás voy a olvidar su sabor a frutas.

No duraba nada el sabor, pero hasta el día de hoy, 40 años después, es algo que quisiera volver a probar en mi vida.

La Fernandomanía.

¿Porqué le vas a los Dodgers? Me preguntan siempre los de San Diego.

En mi casa siempre se ha visto el beisbol. Desde mis abuelos, mi papá, mis parientes los Mayer y los Soto que han llegado a las grandes ligas de la MLB y mi mamá, que le fascina también. (Antes le iba a los Phillies de Filadelfia porque le gustaba el Pete Rose, aunque lo niegue).

Irle a los Dodgers fue para mi algo natural. Como parte de la vida.

Había tardes enteras que yo me sentaba con mi abuelo Memo a ver el beis. Lo disfrutábamos tanto. Siempre quiso que yo me casara con un jugador de beisbol. No se lo pude cumplir.

Fernando Valenzuela, aquel niño tímido de Etchohuaquila, Sonora vino a revolucionar a todos los mexicanos y la pasión beisbolera en aquellos años.

Tenia 10 años y entendía las jugadas y decisiones de La Sorda. Steve Garvey, Ron Cey, Dusty Baker, Pedro Guerrero, Steve Sax, Bill Russell, Steve Yeager, etc. eran nombres que conocíamos e identificábamos mi hermana y yo.

Las carnes asadas los domingos se convertían en quinielas para ver los juegos de beis.

Era algo tan común y que al mismo tiempo nos gustaba. Mi mamá rezaba el Rosario cuando le faltaba un out al Toro y La Sorda no lo había sacado del juego.

Verlo voltear hacia arriba antes del último lanzamiento para ponchar al bateador y el grito del umpire emocionado “striiiike ouuuuut” era suficiente para que gritáramos.

Eran tiempos sin internet, sin redes sociales, sin manera de comunicarle a todos lo feliz que nos ponía el beis. Era felicidad pura compartida con los que estaban a tu alrededor.

Es por eso por lo que disfruté mucho este fin de semana pasado mi ida al Dodgers Stadium. Era el FERNANDOMANIA WEEKEND, porque por fin retiraron su NUMERO 34 y todo el fin fue festejar al gran Toro Valenzuela.

A nosotros nos tocó que nos dieran una réplica de su anillo y lo pienso guardar para siempre.

Cheers!

Mis hijos y sobrinos por herencia, naturaleza y amor al rey de los deportes le van a los Dodgers. Mi cuñado Sergio ni se diga, al igual que Jose Luis, el papá de mis hijos.

Disfrutamos ver como el Toro sigue haciendo historia. Un ejemplo mas de como un sueño de niño se puede cumplir.

Fue un domingo muy bonito. Buen beisbol, la familia junta, los Dodgers le ganaron a los Rockies y no me morí insolada.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

2 thoughts on “FERNANDOMANIA

  1. Que padre!!! Yo ni modo aquí me conformo con los Tigres 😊 pero te entiendo cómo se disfruta el juego y más con la familia 😍😍 saludos a todos 😘😘😘

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