A Quemarropa

Tengo presentes en mi vida dos recuerdos en los cuales una pistola ha estado pegada a mi cabeza como amenaza de terceros.

La primera vez fue en Cd Obregón, Sonora. Estábamos de visita un verano muy a principios de los años noventa. Ibamos en un pickup varias niñas, incluyendo mi hermana. En frente iban dos y en la caja ibamos otras 4.

Paseabamos por la Avenida NAINARI, habíamos ido por unos raspados con chile y chamoy y cacahuates japoneses con rielito.

En eso nos rebasa a toda velocidad un carro y mi amiga se asusta y le pita.

Se atraviesa el carro y se bajan 4 hombres espantosos, armados.

Le ponen una pistola a la que va manejando y los otros tres se van atras con nosotras. Mi hermana y yo quedamos de un lado mientras los hombres nos ponen una pistola en la nuca. Recuerdo que como pude me agarré de la mano de mi hermanita.

“Vuelvan a pitar, niñas pendejas!”, nos gritaban.

Lo mas probable es que eran judiciales prepotentes. Mas miedo.

Fuimos ese fin de semana, el chisme en Obregón, jejeje. Todo el mundo nos buscaba para que les platicáramos la anécdota.

La segunda ocasión fue en 1998, 30 de mayo (mi cumpleaños) en Mexicali, B.C.

Estaba en mi oficina, en una mesa grande contando dinero en efectivo para pagar a los empleados su reparto de utilidades. Todavía no hacíamos la transición de pagar con cheque a depósito automático. Se nos hacía mas fácil darles dinero en sobres a cada trabajador.

La verdad eramos bien confiadotas, “nunca pasa nada”, pensaba siempre.

“Ademas hay mucha gente en la maquila y todos nos cuidan”. (Eso pensaba)

La maquiladora era Kimball/Tecma y hacíamos gabinetes de madera para las TVS de MITSUBISHI, cuando se usaban aquellos mueblesotes de tele.

Seguía contando cuando oigo “Perdóneme señorita, perdóneme!”.

Era el guardia.

La verdad ni lo voltié a ver porque siempre era bien chismoso y me quitaba mucho tiempo cuando me venía a platicar sus anécdotas. Ahorita yo estaba muy engranada en la cuenta de dinero.

“Señoritaaaaa Ginaaaaa! no la pude salvar!!”, lloriqueaba el guardia.

Ya no me gustó su tono de voz y al verlo, venía con otros dos hombres armados. No vi a un tercero que me jaloneó del cabello.

Olga, la encargada de Recursos Humanos, gritaba y lloraba.

“Pon todo en la bolsa!”, le gritaba a Olga uno de ellos, mientras le ponían cinta adhesiva en la boca. Olga como podía llenaba las bolsas.

Al guardia lo estaban amarrando en una silla y me seguía gritando, “señorita Ginaaa! no la pude salvaaaaaar!”. (Ya despues me daba risa de acordarme, pobre hombre!)

A mi me tenían inmóvil, agarrada de la nuca con la pistola fria en mi cara, entre mi oreja derecha y mi nariz.

Me aventaron con todas las fuerzas debajo de la mesa. No me amarraron ni nada. Yo me hice bolita (posición fetal casi creo), y esperaba que pronto pasara ese rato desagradable.

Estaba super triste. Habían invadido mi lugar mas seguro, mi segunda casa donde trabajaba tan feliz todos los días. Donde hacía lo que me daba la gana y ganaba super buen dinerito!! (extraño mucho trabajar en maquiladora!).

Lo mas feo de todo es que conocía a los asaltantes. Eran ex-empleados que acabábamos de despedir porque les encontramos drogas en las mochilas. Eran mis compas con los que a veces ‘lonchaba’ porque siempre traían burritos de machaca recien hechos. Eran mis empleados que tuve que despedir por reglas de la empresa y me sentí bien traicionada.

En fin, como pueden ver, las pistolas me dan mucho miedo por muchas razones. Es como una fobia. Por lo mismo, cuando nuestro Broker Gabriel aqui en mi oficina de bienes raíces nos inscribió a un programa de certificación para poder portar armas, decidí hacerlo y así enfrentar un miedo… para poder superarlo.

Resulta que como REALTORS (agentes de bienes raíces), estamos bien expuestos a que nos ataquen. Uno siempre entrando a casas desconocidas, deshabitadas y despobladas muchas veces. Tener un arma de fuego es una buena idea, dicen.

Texas es un estado donde ya puedes traer tu arma y si haces este curso que hicimos, la puedes traer en todos lados. En tu bolsa, en tu cinturón y hasta en brasieres ‘flashbang’ que traen un lugar especial para guardarla. (Que FLOJERA ademas de la varilla maldita del brasier traer una pistola encajada en la bubi, la verdad!) Y peor yo que aviento el bra al llegar a la casa! Pecho tierra todos!

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Yo no quiero tenerla. Mejor me arriesgo a ser asaltada en un open house, ó violada. Total.

El caso es que fuimos casi todos los de la oficina MENDEZ BURK REALTY al curso este viernes. La primer parte fue la teoría, decirnos la ley, que implica, riesgos y responsabilidades de portar un arma.

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Me puse a pensar que tan mal está esta regla nueva. A partir del 1 de agosto, se podrán ir los estudiantes de universidades Texanas con su pistola. Expuesta ó escondida, pero las pueden portar, como si fueran policías.

No saben como me preocupa esto. No es posible que esto esté sucediendo. Estamos como que retrocediendo al viejo oeste, donde llegaban los vaqueros con sus espuelas y su cinto con pistola.

Al rato las mujeres vamos a tener que traer las balas cruzadas ‘a la Pancho Villa’ para andar a la moda.

Se llegó el domingo y era tiempo de ir a tirar a un cerro en el desierto.

Tenía mucho miedo.(gracias a Javier Valles me medio tranquilicé) 🙂

No nos pondrían nada de protección salvo unos lentes y tapones para los oídos.

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Los instructores la verdad se portaron de maravilla. Ex-militares, ex-policías muy preparados y con una paciencia increíble con nosotros. Nos dejaban bromear un poco, aunque no dejaban de observar cada movimiento para evitar un accidente.

Aprendí a agarrar una pistola en mis manos.

Tambien supe como se cargan los cartuchos con balas (que la verdad me traumé de comprarlas en la Wal*Mart a $8.97 por una caja de 50 balas). O sea, “Voy a Wal*Mart por huevos, leche y una caja de Winchester 9mm Luger Full Metal Jacket Bullets”.

Aprendí a cargar la pistola con el cartucho (el “magazine”) y a jalarla hasta que quedara cargada y lista para usarse.

Durante la clase ‘teórica’ nos hicieron ver que se dispara “PARA DETENER LA AMENAZA”, o en inglés nos decían “STOP THE THREAT”.

No nos enseñan a darle en una ‘pata’ para asustar al agresor. La clase es para disparar al cuerpo, a tumbarlo, a detener la amenaza, ó para matar (aunque nos dijeron que no dijeramos así).  😦

Nos pararon frente a nuestros blancos.

Unas siluetas de cartón simulando una persona.

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Cuando estuve frente al blanco y con la pistola en mano, nos dieron la indicación de armarla y prepararla.

“Ready!” (Listos!)

“Stop the Threat!” (Para la amenaza).

Y teníamos que jalar el gatillo.

El primer balazo que tiré atravesó de manera perfecta la garganta de mi agresor de cartón. El segundo tiro fue en la cabeza. El tercero en el centro del pecho.

😦

Puros tiros mortales.

Impresionada totalmente con la facilidad que es jalar el gatillo y controlar una arma. Pensé que la fuerza me iba a sangolotear. El ruido de cada balazo me sonaba como eco dentro de mi cabeza.

El olor a pólvora y el ruido de los casquillos que caían al piso chocando con las piedras terminaban de decorar toda la escena.

Despues nos enseñaron a disparar a QUEMARROPA, cuando el agresor está a menos de un metro de distancia.

Sacar la pistola del pantalón y pegada al cuerpo (torax) disparar seguido al agresor que estaba justo enfrente de mi… eso es a QUEMARROPA.

Tres horas estuvimos tirando. Yo ya me estaba cansando y aburriendo.

Me sentía de alguna manera satisfecha con haber podido tocar una pistola sin que se me revolviera el estómago de nervios.

Me sentí orgullosa de haber disparado con buen tino (para ser la primera vez).

Y creció mi miedo de que tengamos que vivir en una sociedad totalmente armada.

Me dieron mi constancia con la que puedo ya portar un arma. Dos días de clases, $60 dlls y ya puedo comprar una pistola y traerla conmigo.

No me van a hacer examen médico para ver si estoy loca ó sufro de algo mental. Así de fácil cumplo con los requisitos.

Yo me considero una NERD, una CHABOYA como me dice mi amigo Tuti. Soy exageradamente responsable cuando es seria la cosa. Soy precavida y cuido mucho todo. No tengo antecedentes, ni me drogo ni tampoco tomo tantooo.. (la cheve y vino no cuentan).

Y aún así, el gobierno cometería un error gigante si me dieran una arma de fuego!! El compromiso y la responsabilidad de tener algo letal al alcance de mis manos ó de mis hijos me hace vulnerable a esta ley.

Respeto a todos los que vayan a tener armas para defenderse. Respeto que les gusten, que les apasione tirar.

Yo tomé el curso para no ser una ignorante en la materia. Porque uno debe de saber como desarmar una pistola y en caso necesario de como armarla.

Pero simple y sencillamente no puedo pensar en un día tener una pistola en mi bolsa enseguida de mis lipsticks.

No puedo ni siquiera imaginarme sacándola para acabar con un individuo.

El disparar te trae un montón de problemas legales. Te encarcelan en lo que averiguan si fue en defensa propia, tienes que pagar abogados, esperar el juicio, etc.

Ay, no!

Mejor a la antiguita… vivo en la ciudad mas segura de Estados Unidos… no creo que me esten esperando para matarme…

No creo en la libertad de portar armas. Es mucha la responsabilidad.

No me juzguen por ser tan miedosa. Respeto a mis compañeros que las porten, admiro su valentía!

Solo quería comprobar lo fácil que es ya contar con ese permiso que me deja traer una pistola en lugares públicos, en mi carro, en parques, en las universidades, en restaurantes.

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El gobierno de Arizona y Texas me ven capaz de hacerlo. Ni siquiera saben si estoy en estado suicida ó depresivo. Ni siquiera saben si mis hijos estan bien emocionalmente.

No saben nada de mi, pero tengo su consentimiento de andar armada y peligrosa.

No lo voy a hacer. Solo es una opinión de lo fácil de llenar estos requisitos.

Mis respetos para California y Nueva York que no aprueban esta ley!! 🙂

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂