“No hay peor enfermedad, que un accidente!”

Así decia mi bisabuelo Cornelio Constantino (así se llamaba, se los juro)  y siempre me daba muchísima risa. Pero saben que? Tenía razón.

Déjenme platicarles que este lunes que pasó, tuve que ir a la ciudad de Chihuahua a un trámite de bancos.

Salimos de El Paso a las 8:00 am, dejando a los niños en la escuela.

Ibamos con el tiempo perfecto, la carretera vacía, cafecito que compramos en la última gasolinera de El Paso antes de cruzar por Santa Teresa, NM hacia México.

Veníamos oyendo en el FM a “José toca lo que quiere”, puras canciones ochenteras mexicanas con las cuales me acordé mucho de mi mamá cuando tenía mi edad!

Por primera vez en mucho tiempo, no paramos en Villa Ahumada por una quesadilla. Yo me iba durmiendo en el camino de ida. Mi esposo iba hablando por el radio, coordinando la junta a la cual ibamos. Yo quise descansar un ratito (nunca me puedo dormir, solo cierro los ojos un ratito, pero siempre sigo escuchando todo a mi alrededor).

Sentía un vacío en mi corazón porque habíamos dejado a los niños técnicamente en otro país. Y aunque nuestros amigos salvadores los iban a recoger despues de la escuela, el nervio de ir viajando sin ellos me traía super angustiada. Y más porque mi hija al despedirse me dice entre lágrimas “siento que no vas a volver.”   Tragando gordo le dije que le prometía estar de regreso antes de las 5pm.

Es impresionante como uno se acostumbra a manejar en Estados Unidos, con toda la precaución del mundo, cuidando la velocidad, el cinturón siempre puesto, ambas manos en el volante, etc.

Por eso cuando cruzamos nos fijamos tanto en como manejamos los mexicanos. Traíamos una risa porque cada cosa que veíamos en la carretera!

Un carro jalando a otro de una cuerdita, a 0 km por hora, invadiendo casi los dos carriles en plena carretera Panamericana.

Creo que conté mas de 6 perros muertos. Al menos eso creo que eran, todos aplastados.

Despues vimos un pickup recien volteado. El muchacho que iba manejando se estaba sacudiendo la tierra de su ropa y estaban tratando de voltear la camioneta otra vez. Muy raro accidente. Luego luego eché a volar mi imaginación y creo que el muchacho se salió de la carretera por ir chateando y no alcanzó a voltearse del todo, solo quedó de ladito.

Gracias a Dios se veían ilesos y se veía que ya venían en camino los Federales.

Era el día perfecto para viajar. No había nubes, el cielo mas azul y despejado que me ha tocado ver últimamente. El clima delicioso.

Al ir pasando por Sueco, vimos algo que nos quitó el aliento. Un camión cargado de chile jalapeño se cayó del puente y aterrizó sobre otro camión que iba pasando por abajo.  Estoy segura que ambos choferes se mataron. Las cabinas de los trailers quedaron totalmente destrozadas. Había sacos enteros de chiles regados por toda la carretera. Se veía el humo de los motores. Todavía no llegaba la ayuda, ni la policía. Solo uno cuantos civiles del lugar viendo el chisme. Y nosotros pasando por la carretera.

No tienen idea que feo sentí. Por mas que me decía mi marido, “No voltees, no veas”. Pues mas volteaba y veía la escena.

Se veían todavía los cuerpos dentro de los tractocamiones. No quiero imaginarme el estado de ambos. Decapitados, destrozados, totalmente triturados. Ojalá hayan muerto al instante y no hayan tenido que sufrir ningún tipo de dolor.

Ser testigo de algo tan espectacular me hizo reflexionar sobre los accidentes. Se hubieran podido prevenir? Sería algún descuido? Manejarían cansandos?

Llegamos a la ciudad de Chihuahua y hasta risa nos daba el tráfico caótico. No cabe duda que los semáforos y los altos son solo “sugerencia”, si los quieres hacer que bueno, si no, tambien!

No falta el señor que en plena vía rápida se para a comprar lentes pirata, ó flores para la novia. Y los demás carros que van atrás se ven forzados a pararse ó cambiarse oportunamente de carril para no chocar. Que a gustoooo!

Tampoco puede faltar la señora maquillándose.

El señor fumando y hablando por teléfono.

Los jóvenes pisteándose unas cheves.

Tambien la mamá que lleva el carro lleno de niños y va pasando al asiento de atrás una kleenex, un juguito, le regresan el juguito para que lo abra, lo vuelve a pasar. Le regresan la kleenex usada, etc. Todo mientras regaña al de a mero atras porque olvidó su mochila en la escuela, le avienta un manazo a los del asiento de enmedio para que se dejen de pelear, y le va cambiando al estereo del carro.

No falta el “influyente” que se quiere dar la vuelta en “U” en una zona no permitida. El que se estaciona en doble fila ó el que se encuentra a un compadre en pleno boulevard y se frena para saludarlo.

El colmo fue ver un chofer de autobuses muy conocidos aqui en Chihuahua, texteando! Casi me infarto. No se da cuenta el chofer que la vida de mas de 50 pasajeros, incluyendo niños, dependen de su responsabilidad al manejar?

Al concluir con el trámite al que ibamos a la capital del estado, nos regresamos inmediatamente. Sin exagerar, estuvimos menos de una hora en la ciudad y nos regresamos.

Comimos deliciosamente en un lugar llamado “Campo Alegre”. El caldo de res y el platillo de Chile Pasado estuvo de maravilla.

El regreso estuvo menos estresante, tal vez porque había menos tráfico. Ya queríamos llegar pero tampoco veníamos a mucha velocidad.

Volvimos a pasar por Sueco y seguían tratando de limpiar el accidente. Había uno que otro “pizcando” los chiles jalapeños que seguían regados por alli. Yo quería llevarme algunos pero mi marido me hubiera matado si lo sugería, jejeje.

Como a 5 km. antes de llegar a Villa Ahumada, asi, de repente, puf! Se apagó la camioneta en plena carretera. No prendía! Me dió tanto miedo! Sentía que nos iban a chocar por atrás. No podíamos salirnos de la carretera porque estaba muy alta y no había salida. La velocidad del carro disminuía. Yo quería sacar los pies como los Picapiedra y darle mas vuelo!

Por fin, vimos un lugarcito “Los Cubanos” y hasta allí llegamos! Qué tenía el carro?

Fué solo un descuido, una distracción lo que ocasionó que el carro se apagara. No voy a decir que porque no quiero ventanear a mi marido.. se lo prometí.

El problema quedó resuelto rápidamente gracias a la ayuda de “los cubanos”. No cabe duda que hay mas gente buena en este estado que está tan quemado por la violencia.

No nos accidentamos pero un descuido nos puso en peligro.

A veces es el clima, el cansancio del que maneja, la carretera que no conocemos, un descuido, una irresponsabilidad, o el “ya te tocaba”.

Es por eso que mi bisabuelo decía que “NO HAY PEOR ENFERMEDAD QUE UN ACCIDENTE”.

Te mueres estando en perfecto estado de salud, tal vez en tu cima de exitos, en una etapa feliz de tu vida, con todo por delante, lleno de ilusiones.

O tal vez no te mueres pero quedas con alguna incapacidad física. Tu vida cambia.

Todos conocemos a alguien que se nos ha ido en un accidente… quizá esa persona estaba en la mejor etapa de su existencia pero….

Solo un segundo bastó para apagarse…

Asi como le pasó a Dan Wheldon, Descanse en Paz (1978-2011)

Por eso tomemos conciencia a la hora de manejar.. y tambien enseñemos a nuestros hijos a ser ciudadanos responsables…

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES!