De repente…

Estaba en  un dilema sobre si debía o no platicarles sobre lo que sucedió el pasado fin de semana. Pero creo que no hago mal platicarles el como manejamos la situación.

Venía de Cd. Juárez el pasado domingo, ya tarde como a las 10 de la noche y al llegar al puente internacional para cruzar a El Paso, TX, me llegó un mensajito a mi teléfono.

Era de Tammy, la mamá de un niño del equipo de beisbol de mi hijo el Coco y encargada de pasar los recados a todos. Lo comencé a leer y lo tuve que leer muchas veces para entenderle. No podía creer lo que leía.

En inglés el mensajito decía: “Tenemos terribles noticias que compartir con todo el equipo de Texas West Rage. Coach Hector Flores tuvo un infarto al cerebro y no lo pudieron revivir. Ha fallecido. Nos comunicamos despues con los avisos de los servicios funerales”.

Mi cuerpo sentía escalofríos y no era porque me estaba resfriando. Eran mis nervios que temblaban por la noticia tan fea!

No sabía como decirle a mi esposo que iba manejando porque no quería que se enteraran mis hijos hasta pensar como darle la noticia al Coco.

En la fila de regreso, le mostré el teléfono con el recadito a mi esposo. Entró en shock al igual que yo. Me volteaba a ver y me decía “No puede ser. Así, ¿de repente?”

Tomamos la decisión de no decirle nada al niño hasta el día siguiente.

El siguiente lunes no hubo clases porque fue día de Martin Luther King. Y como a las 8am llegó corriendo el Coco a mi cama a darme un abrazo.

Aprovechamos que estaba allí para platicar con el.

Sentía yo un nudo en la garganta. Me daba miedo su reacción y sobre todo saber que se le iba a apachurrar su corazón.

Le explicamos cautelosamente la situación, de como DE REPENTE tuvo un infarto al cerebro tipo aneurisma. Curiosamente no me dejaba de abrazar y solo sentí que me apretaba mas con sus brazos cuando escuchó que le decíamos “… y Diosito decidió que era su momento y murió”.

“¿Se murió? ¿Y cómo está el Chuch?”, decía con la voz baja. Chuch es el hijo del Coach que va en el equipo con el Coco. Es un niño hermoso de 10 años.

“Me imagino que muy triste, pero todo estará bien”, le decía yo, tratando de consolarlo.

“Mami, ¿me sirves café? Porfa”, me decía mientras prendía le televisión de mi cuarto. Se quedó muy callado el resto de la mañana.

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Ese día tuve pendientes de trabajo pero traía en mi mente a mi hijo. Sabía que tenía un gran dolor pero me llamaba la atención su reacción tan pasiva.

Todo el día el Coco jugó beis afuera. Escuchaba el golpe de la pelota en la pared de ladrillo que tiene delimitado el area del “strike”. ¡PUM! ¡PUM! ¡PUM! Toda la mañana se escuchaba el golpe.

Despues me dice, “Voy a hacer mis LEGOS un rato. Quiero terminar esta pieza porque tengo mucho haciéndola ya”.

Yo lo veía y me seguía sorprendiendo su reacción ante la pérdida de su COACH. Lo preocupante era el SILENCIO del Coco. Los que lo conocen saben que todo el día habla ó pregunta.

Estaba yo en la cocina acomodando un mandado cuando de repente, de la nada, oigo a mi Coco decir, “¡Me faltan piezas!”

“Mamá, ¡me faltan piezas! Ve esto. Deben de ser 18 bloques de lego transparentes y solo tengo 12. ¿Qué voy a hacer mamá?” Lo decía ya con los ojos llenos de lágrimas.

“Entiende mami, me faltan piezas!!! ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo voy a terminar este lego si me faltan esas piezas importantes? No va a estar completo estooo!!!”.

Estaba enojado, llorando y pateaba el sofá.

Mi corazón se me hundía. Mi hijo utilizaba a los LEGOS para desahogar su coraje, su enojo con la vida, su pérdida tan grande.

El LEGO en total era el equipo. Esas piezas que le faltaban eran el COACH que ya no estaba. El miedo de no saber que sigue, que va a pasar con el equipo que ama, el dolor de saber que no va a volver a ver a una persona preciosa para todos, un gran hombre que amaba el beisbol.

Lo traté de abrazar y llorando me decía, “Mami, ¿qué hago? Ya no sirve este LEGO. ¿Porqué se me perdieron, mami? Ya no será nada igual”. Era una combinación entre muchas lágrimas y un enojo fuerte.

“Coco, vamos a ordenar mas piezas por el internet. Todo estará bien mi amor”. No se imaginan como me sentía.

“No es lo mismo mami! No serán las originales. Yo sabré que no son las originales con las que venía el paquete”.

Entre mas le explicaba que todo tenía solución, el encontraba una excusa para llorar y enojarse mas. Lo dejé un rato para que se desahogara y despues se me abrazó y lloraba y lloraba.

Mi corazón de madre al ver a mi hijo sufrir se apachurró. Hubiera dado lo que fuera por no verlo tan triste.

Me puse a pensar como los niños de esa edad (10 años) se cuidan mucho de no llorar para no ser “niñas” y verse valientes. Así que encontró la excusa de que se le “perdieron” unas piezas de un juego muy preciado para el.

Ha seguido triste y lo menciona seguido con las frases de las regañadas que les daba el coach. Sus preguntas mas comunes han sido “¿Porqué murió tan DE REPENTE mami, si no tenía cancer ni estaba enfermo?”

Creo que tiene miedo que te puedes morir así, DE REPENTE.

Aún nos falta ir al funeral (en Estados Unidos tardan mucho en hacer los preparativos) y quieren que los niños vayan con su uniforme del beisbol a los servicios.

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Todavía nos falta ese evento, cuando los niños se despidan de su coach. Estoy nerviosa pero se que todo estará bien.

Ha demostrado el Coco ser un niño maduro y consciente.

Ha sido una lección muy fuerte el aprender como DE REPENTE todo cambia en la vida.

DESCANSE EN PAZ, COACH HECTOR. EN NUESTROS CORAZONES SIEMPRE.

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NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

6 thoughts on “De repente…

  1. Gina, me encanta lo que escribes son casos y circunstancias por las que todas hemos pasado y siempre brindas una solucion de como manejaste la situacion….te leo el proximo miercoles

  2. HOLA GINA ASI ES LA VIDA TODO PUEDE ESTAR EXCELENTE O NORMAL Y DE REPENTE TODO PUEDE CAMBIAR O ACABAR , EL COACH FLORES SEGURAMENTE SE FUE CONTENTO Y LLENO DE SATISFACCIONES PUES AYUDO Y FORMO GRANDES PELOTERITOS LOS ENTRENO A BASE DE DISIPLINA Y AMOR POR LO KE ESTABAN APRENDIENDO . DALE A MI BUEN AMIGO EL COCO MIS CONDOLENCIAS PERO SOBRETODO DILE KE LLEVE A SU COACH EN EL RECUERDO COMO SU MAESTRO .

  3. Sweetheart, como duele el sólo imaginar el dolor de un hijo, creo que duele más que el propio y que sabios son sin darse cuenta nuestros chavos, como logró soltar todo encauzandolo en algo cotidiano a falta de experiencia en estos tristes asuntos de la vida… les mando un abrazo muy fuerte, es más, group hug!! xo ale

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