“El encerrón”

Este lunes que pasó estuvo muy diferente.

Amanecí con una debilidad indescriptible. Despues de 2 tazas de café aun no podía con mi alma.

¿Sería el cambio de hora?

Mi día comenzó muy normal, despertando a las 5:30 am. No podía abrir los ojos. El cambio de hora de verdad me afectó. Me despierto bien tempranito porque me gusta saborearme el café SOLA, sin nadie a mi alrededor. Sólo mi café y yo en un ‘affair’ matutino que hace que mi día comience bien.

Cercanas a las 6:30am comienza el despertar de todo el mundo, a bañarse, alistarse para la escuela. Yo preparo las loncheras con mi segunda taza de café en la mano.

Salen corriendo a mas tardar a las 7:35am para llegar a tiempo a la escuela (entran a las meras 8:00am). Mi esposo los lleva a la escuela y usualmente yo me quedo cambiandome para irme al BOX.

Este lunes no lo hice. Decidí cambiar mi rutina.

Desde el día anterior sabía que no entraría a tiempo un depósito a la cuenta de cheques de donde salen varios pagos automáticos. (Acá en Estados Unidos, eso es lo mas práctico). Entonces, al no entrar ese dinero, mi cuenta se iba a sobregirar mientras entraba el depósito hasta el otro día hábil. No botan los cheques porque mi banco me ‘hace el paro’, pero me choca pagar la multa de ‘sobregiros’.

El lúnes pintaba stress y corajes.

Decidí regresar a mi cama. Nunca hago  esto. Pero este día decidí encerrarme hasta las 3pm para ir por mis hijos.

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Me quedé dormida otra hora. No podía con lo lacia que me sentía. Me pesaban hasta las pestañas.

Prendí la tele de mi cuarto y me puse a ver puros programas viejos ochenteros y noventeros. Full House, Roseanne, The Love Boat.

Bajé a la cocina a meter los platos en la máquina de lavar y me serví un cereal de Special K que trae trocitos de chocolate.

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Me comí mi cereal en mi cama, viendo la tele y disfrutando la casa para mi solita.

No me importaba nada. Fue un ‘lapsus vale mater’ que tuve. No quise saber nada de trabajo, ni de bancos, ni de pagos.

Ni me importó barrer, ni limpiar nada (al cabo que el día siguiente va la Sra. que me ayuda).

Ni siquiera me asomé a la lavadora ni secadora.

El refrigerador y la alacena estaban casi vacíos. Cocinaría lo que había para ese día.

Por ningún motivo iba a salir a la calle. El mundo exterior no me importaba.

Seguía en piyamas.

Revisé Facebook, algunas lecturas on line y jugué MAHJONG TILES, ese juego “mas viejo que la peste a patas” pero me relaja.

Me pinté las uñas de los pies.

Acomodé y limpié mi bolsa de cosméticos que era un asco porque se me había abierto el sacapuntas de los delineadores y toda la basurita en todos lados.

Me volvía a recostar en mi cama destendida.

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Me sentía tan tranquila!

Seguramente se estaba haciendo un relajo en mi cuenta pero no quería saber. Tenía remedio inmediato pero a veces tiendo a ser muy perfeccionista con las finanzas. Me choca ser así!

Estaba admirada de la manera tan fácil que es ‘desconectarte’ y darte un ‘encerrón’ contigo mismo.

Busqué algo de ropa para cuando tuviera ganas de bañarme tenerla lista.

De repente oyía el tráfico en la calle. Era medio día y se escuchaba el acelere de la gente, llegando a tal lugar, a citas, a compromisos, a trabajar.

Mi único pendiente era que mi plato de cereal estaba sucio y los platos ya se habían lavado en la máquina.

Me volví a acostar, tapada con cobija y todo. Así, totalmente en la fodonguez. Puse mi telefono en automático para que cualquier cosa se fuera al buzón de recados.

Nadie me molestaba ese día. Nada me causaba stress ni preocupación.

Meditaba de como se me va la vida corriendo todo el día. Siempre tengo un lugar a donde ir, a donde llegar, a quien ver.

Hoy solo tuve un ‘encerrón’ conmigo mismo.

Saqué mi espejo de mil aumento, ese que te hace ver  CARA DE RATA, como dice mi amiga Yaraví.

Efectivamente, me veía mi piel en aumento bajo la lampara. Como que me quise estresar por mi cara. Parecía una imagen del DISCOVERY CHANNEL de algun planeta rocoso y lleno de cráteres.

Me puse una mascarilla porque me dió remordimiento de consciencia verme tan feita.

Vi un episodio de SEX & the CITY y volví a llorar cuando termina Carrie con Mr. Big y el se va a París. 😥

Por fin decidí tender mi cama y darme un baño.

Casi eran las 3pm y mis hijos saldrían de la escuela.

Antes de salir, dejé empezado un pollo para asar, hice calabacitas con crema y una pasta. Lo terminaría al llegar con los niños.

Al subirme al carro, la luz del sol me encandilaba. Me sentía vampiro lampareado.

Me fui manejando despacito, como no queriendo llegar!

Iba pensando tantas cosas.

Me sentía bien, relajada y fresca.

Al subirse al carro lo primero que escucho fue, “a mi me toca enfrente”. “No, a mi”. “Nooo, tu te fuiste el viernes”. “No es ciertooo, acuerdateeee”.

Cerré los ojos en lo que discutían mis hijos y el COACH de la escuela me señalaba que me apurara en subirlos.

Se suben al fin y comienzan a platicarme cada uno lo que hicieron en la escuela.

“Y tu mami, ¿ qué hiciste ? ” me preguntaron.

Solo sonreí y les dije “Nada”.

Pero en realidad había hecho mucho! Me había regalado un encerrón. Para mi fue un SUPER LUNES (como dice mi amigo Javier Valles).

No hice nada mas que darme un encerrón conmigo misma y ver que a veces los problemas solo tienes que ignorarlos un poco y dejan de tener fuerza.

Pude pensar en muchas cosas que me traen preocupada y a veces me ponen muy triste.

Se lo que tengo que hacer.

Darte un descanso cuando tu cuerpo está programado a iniciar actividades hace que algo en ti se sienta superior y te de la fuerza de continuar con todo el poder.

Y así fue…

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

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