Hace unas semanas le compré a mi hijo el Rubik’s Cube. Sí, el mismo cubo que fue tan popular en los años ochenta.
Desde entonces lo veo que lo usa en sus ratos libres (cosa que me da gusto y así deja un rato la tecnología y usa su cerebro).
Se impresionó con la rapidez con la que hice un color (un sólo lado). Le explicaba que cuando era chica se descubrió el secreto del Rubik’s Cube y al hacerlo se resolvía fácilmente.
No me acuerdo bien como era y no lo he buscado en Youtube porque quiero que mi hijo le siga pensando. 🙂
El Coco tampoco quiso buscar la solución. “Se le va a quitar el chiste, mejor le sigo a ver si le atino”, fue su filosofía.
Mi hija Luisa Fda. no le ha llamado mucho la atención. Resuelve los colores pero no se ha dado el tiempo de tratar de solucionarlo todo.
Como recuerdan, el cubo consiste de 6 lados de colores diferentes.
Los lados se mueven y los colores quedan todos revueltos. El chiste es volver a poner en cada lado el color que va. Pareciera imposible una vez que lo mezclas.
A mi me encantaba hacerlo y me acuerdo que conocía el secreto de resolverlo. Mi mamá me compró uno pirata (quiero pensar que fue porque me gustaron los colores dorados y aquas).
Mi hermana Michele en sus momentos de desesperación cuando trataba de hacerlo (tendría unos 7 años de edad), le quitaba las calcomanías de colores y las pegaba en el lado correcto hasta que quedaba resuelto. (Phhhffttt! ¿Qué importa el método mientras quede resuelto?).
En fin, mis hijos no han querido solucionarlo con videos en Youtube donde te dan el truco paso a paso. Han preferido, en especial mi hijo, en tratar de hacerlo ellos mismos. Como dicen, “Al cabo que si me desespero lo googleo. La solución ya está”.
No me creían cuando les dije que tambien era una campeona en resolver la Pirámide de Rubik y la Esfera de Rubik. Pensaban que los estaba cotorreando, pero eran mis pastatiempos junto con mis amigos de Nogales, Sonora, cuando no existía nada de tecnología ni distracciones.
Esa fue una gran lección… A veces el camino que se recorre para solucionar el problema es lo divertido (entretenido pues).
En la misma semana platicando con mi amiga Flor, llegamos al tema de los rompecabezas y de lo importante que son para mantener sano el cerebro. Ella como parte de un ejercicio de terapia y meditación, le dejaron ‘de tarea’ hacer un rompecabezas.
A mi siempre me han fascinado los rompecabezas. De todos tamaños, de cualquier cosa.
“Hay niños que hasta los hacen con las piezas volteadas, es decir, sin el dibujo a la vista”, me explicaba Flor mientras a mi me daban cada vez mas ganas de ir a Target por uno y resolverlo.
Me encontré uno viejo que tengo y puse las piezas (100) volteadas en la mesa. Todas del lado cafecito del cartón, sin ver los colores ni la foto.
El paisaje de la caja donde venía el rompecabezas era como de un campo lleno de flores.
Así que me puse a armarlo. Lo primero, como ley en mi cerebro, es encontrar las cuatro esquinas.
Despues separar todas las piezas que tienen un lado plano (porque significan que van en la orilla).
Me puse a armar el ‘marco’ con todas las piezas de las orillas.
Al principio se me hacía super difícil porque sentía que todas las piezas correspondían. Pero luego uno va ‘sintiendo’ como hay unas piezas que encajan suavemente, sin forzar. Simple y sencillamente porque así van.
Las piezas que al principio pensaba que quedaban perfecto despues comencé a notar que no. Que había huecos que apenas se veían pero ocasionaba que la pieza no quedara plana. Pareciera que la pieza iba pero NO. Estaba allí a fuerzas.
Pude ver como mi concentración estaba enfocada en la delicada corteza de cada pieza. No me distraían los colores del mismo. Simple y sencillamente mi vista se fijaba en la forma de la pieza.
Cada vez encontraba las piezas más de prisa.
No me di cuenta cuanto tiempo me tardé pero resolví el rompecabezas al revés. No sólo era armarlo, sino hacerlo de la manera mas complicada.
Y pude.
No soy psicóloga, ni psiquiatra. No soy terapeuta ni guru.
Pero creo saber que mi subconsciente siempre busca la manera ‘complicada’ de hacer las cosas.
Es como una constante ‘prueba’ a mi misma.
Me gustan los retos.
Me gusta superar esos retos.
Aprendí esta semana que los rompecabezas son una herramienta increíble en tantas cosas de nuestro ser.
Nos relajan, nos hacen enfocarnos, nos hacen concentrarnos…
Aprendí que hay PIEZAS que nomás no van allí donde las tenía al principio (porque pensaba que quedaba. No había comparado como se veía ó sentía la pieza que no iba con la que sí).
Todo tiene solución. Eso aprendí.
Depende de nosotros si tomamos el camino fácil ó el difícil.
Creo que eso se debe a la situación que se quiera resolver.
A veces le vamos a poder quitar esas calcomanías al cubo, otras veces tendremos el tiempo de sentarnos a ver el video de Youtube para resolverlo y otras veces vamos a querer resolverlo poco a poco sin ayuda.
Va a haber ocasiones en las que nos fijemos en el dibujo de la caja del rompecabezas para armarlo. Otras veces vamos a concentrarnos en lo que está en la mesa. Habrá ocasiones en las que lo hagamos ‘sin ver’ para sentirnos más orgullosos al resolverlo.
Si nos falta una pieza, ni modo. Se puede seguir armando. No estará completo ese rompecabezas, pero tampoco estará destruido en piezas guardado en una caja.
Habrá tambien ocasiones en las que nos quedemos impactados de que una pieza que parecía quedar no era la que pertenecía a ese lugar. Se quita y se le da lugar a la pieza que va a completar la otra.
Para todo hay solución!
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂