¿Nunca han estado en una situación en la que todo les sale bien pero sienten que cualquier momento algo pasa?
Esa adicción enfermiza de que siempre salen las cosas mal y cuando las cosas salen como queríamos no la creemos.
Es la verdad.
Todos tenemos esas rachas en las que todo sale mal.
En tu trabajo te sientes atorado, no avanzas, no ganas lo que quisieras, las envidias de los que mas te aprecian, la indiferencia de un jefe, no hay producción, no crees en ti.
Todo sale mal.
Te cancelan órdenes, hay recortes de personal, no llega la maquinaria, te embargan las instituciones de gobierno por falta de pago, los gastos fijos siguen pero no hay ventas ni movimiento.
Si no trabajas, puedes ver a tu esposo con esa cara de mortificación y no sabes como darle la noticia que tus hijos necesitan zapatos nuevos, la escuela mandó un cobro extra para completar la próxima inscripción, tienes que ir al dentista pero el seguro no lo cubre, etc.
En lo económico no puedes encontrar la manera de ahorrar, salen esos gastos imprevistos que te dejan sin respirar económicamente, vives al día, centavo a centavo. Lo que invertiste en un negocio no se dió.
Perdiste dinero en unas inversiones, el tipo de cambio te ahorca. Las deudas y pagos llegan como relojito cada mes y no perdonan ni entienden que la mera verdad NO TE ALCANZA.
En la salud, cuando te crees la persona mas sana del mundo de repente algo no anda bien. Traes mareos, no rindes en el gimnasio, te molesta todo al comer.
Te haces análisis y te dicen que todo lo traes alterado. Stress, una enfermedad crónica de algo, alta presión, triglicéridos.
A lo mejor te dicen que traes una bolita rara y requieres biopsia. Tus niveles de azúcar son altos, tus infecciones inexplicables y tu sistema inmunológico está apagado.
En donde vives, cuando por fin te haces la idea de que vivirás mas tiempo en un país ajeno pero que comienzas a ver como tu casa y llegan alguien al poder con la intención total de correrte y/o hacerte sentir que no perteneces. Literalmente te quedas ‘Ni de aquí, ni de allá’.
En el amor, ya no sabes ni que. Dudas de que exista el amor incondicional. No conoces un amor real sino convenenciero. Peleas todo el día con tu pareja, dudas de tu matrimonio, de tu novia, de tus planes a futuro. El egoísmo de pelear para ver quien tiene la razón.
El amor en las amistades se deteriora. Sientes que se aprovechan de tu nobleza porque eres el que siempre puede, el que siempre ayuda, el que siempre está. “Al cabo que no me falla” y se aprovechan de tu fidelidad.
Hay amigos que estarán toda la vida, otros un ratito y otros nunca estuvieron. Y cuando descubres eso sientes que toda el tiempo te han engañado.
Tambien hay semanas que pierdes tu bolsa, se te quedan las llaves atoradas adentro del carro, te caes de las escaleras, se te cae un buen trato en el trabajo, te ignoran los que te quieren, te ponchaste, te chocaron en el estacionamiento y no supiste quien, reprobaste el examen para el que SI estudiaste mucho, no te cierran los jeans y tienes dos semanas a dieta, te pintas el cabello de color café y te queda rojo cobrizo, te tallas los ojos despues de haber partido jalapeños, te da diarrhea, te tomas una soda con todo y mosca que había adentro, se te olvidan citas importantes, tus hijos llegan reprobados de la escuela, grabaste en uverse otro canal en lugar del final de una serie, el cajero te traga la tarjeta de débito, Trump te hace sentir mas sarra de lo que realmente eres, pierden todos tus equipos deportivos, te peleas con tu mejor amigo, te critican por ser tu, te vas en pantunflas a la calle sin darte cuenta, cierran la Macys que te queda mas cerca, te das cuenta que queda una gota de leche para el desayuno, no sacas el bote de basura a la calle para que pase el camión, te comes el Hershey con almendras entero a escondidas para no darles a tus hijos y te tuercen con el papel en la recámara, etc.
Uno se acostumbra a decir, “bueno, ni modo. A seguirle” cuando las cosas salen mal. ES tan normal sentirse así, como que es NATURAL que las cosas no salgan.
Pero un día, el que menos te esperas, te despiertas. Dormiste rico, el despertador no te infartó.
Vas a la cocina y el café ya coló de manera automática. Te sirves una taza para despertar antes de ponerte en acción. Te saboreas la taza, sorbo a sorbo. Comienzas las loncheras y tus hijos se despiertan y arreglan y nadie grita ni se acelera porque todos estan a tiempo.
Tus clientes comienzan a llamarte, comienzas a vender, a cobrar, a pagar todas tus deudas. En el gimnasio te sientes joven y con fuerzas y rindes mucho.
Te arreglas y no te ves tan feo. Te deja de molestar la gente que usualmente te hace llorar, ves el cielo mas azul y con unas nubes que siempre están como que cuidándote.
Tu pareja te quiere y te lo demuestra y te lo dice. Tus amigos te buscan y te hacen ver que se preocupan por ti.
Comienzan a llegar los frutos de inversiones hechas hace mucho.
Todos los planes comienzan a llevarse a cabo. Esa lista interminable de ‘cosas por hacer’ llega a su fin y todo lo cumpliste al pie del cañón.
TE sientes bien, contenta, sonriendo.
Te sientes amada, respetada, valorada en todos los sectores sociales de tu vida.
Todo lo logras.
En eso, como si fuera una fuerza extraña te preguntas “¿Cuánto me va a durar esto?”
Ese auto-tropiezo de querer encontrarle lo negativo a lo que nos está saliendo bien.
Definitivamente es un mal global. Todos estamos con el autoestima tan pisoteado, los sueños tan truncados que pensamos que cuando estamos logrando algo es porque no es verdad, algo anda mal, no puede ser, que raro.
No tengo el consejo ideal para esto. Yo soy la que siempre dudo cuando algo me sale bien. El típico “Its just too good to be true”.. demasiado bueno para ser verdad.
¿Saben cómo acabar con eso?
Simple y sencillamente decir, “Epaleeee, pues me lo merezco chinteguas!”
Asi que las cosas comienzan a salir bien.
Y es porque me lo merezco.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂