Si me conoces bien, entonces sabes que no me gusta ir de compras. Sí, ya se, soy diferente a todas pero no me gusta andar en los centros comerciales de tienda en tienda buscando de entre lo mismo que ciertos diseñadores te dicen que te debes de poner en la temporada.
PERO…
Sí, un pero en mi afirmación.
Pero, si se trata de zapatos, entonces no tengo fuerza de voluntad. No sé porque me gustan tanto los zapatos. Si me ganara la LOTTO, creo que si me iría toda una tarde a comprarme todos los que quiero y no como ahorita, sólo para lo que me alcanza.

Zapatos.
Me acordé de un dicho muy sabio que dice “CAMINA EN MIS ZAPATOS”.
Camina en mis zapatos, es decir, ponte en mi lugar antes de opinar de lo que sea sobre mi.
¿Cuándo fue la última vez que diste una opinión de algo de lo que tenías absoluta certeza de lo que se trataba?
Es muy fácil opinar de todo tema y muchas veces desconocemos lo que hay en el fondo.
No podemos hablar por nadie si no estamos pasando por exactamente lo mismo.
Me imagino a ciertas personas caminando en mis zapatos. Me da risa en pensar que se los quitarían al tercer paso.
Y es que uno se acostumbra a andar con ciertos zapatos, por más que duelan ó sean incómodos. Uno les encuentra el lado, el modo al andar.
Muchas veces usamos plantillas, otras veces unas cintas especiales para que no nos duelan las ampollas que nos causan.
Unos zapatos nos hacen ir de prisa pero nos van dañando las rodillas si no son buenos.
Los tacones ó zapatos ‘elegantes’ nos das porte, altura y tal vez hasta nos hagan sentir importantes pero nos duelen, nos lastiman los pies.
Yo estoy segura que no podría caminar en tus zapatos porque hay un proverbio indio que dice que cada quien fue dado el par de zapatos que van con la medida de sus pies.
Yo no podría caminar igual como tu lo has hecho. Pero me gustaría intentarlo.
Tengo en mente un día intentar dar un paso en tus zapatos para ver lo que sientes todos los días. ¿Cómo sigues de pie? ¿Cómo encuentras el balance? ¿Qué te duele en cada paso?
¿Porqué sigues caminando con los zapatos mal amarrados? ¿Porqué no usas los nuevos?
¿Y si caminamos juntos descalzos un rato para que no nos duela tanto el andar?
Quizá poniendo los pies sobre la tierra podamos llenarnos de fuerzas para seguir en este camino que parece largo pero que se acaba en la esquina menos esperada.
Me da risa que alguien quiera caminar en mis zapatos para ver lo que siento. No podrían. Tengo la mala costumbre desde que tengo 4 años de no desabrocharme nunca los tenis. Es decir, los amarro una sola vez y así, “a la fuerza” me los pongo.

Pero bueno, te invito a que camines en mis zapatos un día y quizá puedas así por fin conocerme un poco más y no solo de lo que escribo, publico ó platico.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂
