Bien dicen que es mejor dar que recibir. Y sí.
Es increíble como pasan los días y uno se enrolla en sus pendientes, sus prioridades, sus metas.
Vivimos egoístamente cada día, pensando en nosotros mismos y en el bienestar de nuestros seres queridos.
No tiene nada de malo eso pero de repente te llega una oportunidad para ver mas allá de lo que haces diariamente y la vida te pone frente a situaciones en las que hay personas que de verdad están batallando en este mundo.
La vida este año me ha dado de todo un poco. Y ahora que termina este 2022, me está brindando la oportunidad de regresar a la comunidad un poco de lo que me ha dado a mí.
Es muy bonito dar y servir, pero es difícil a veces. Hay ocasiones en las que no se nos presenta la oportunidad de hacerlo simple y sencillamente porque no la buscamos.
Yo te aseguro que, si tu ahorita te lo propones, buscas y encuentras un centenar de personas que podrían necesitar tu ayuda.
Y no hablo de ayudar con una vuelta del ‘carpool’ a la comadre ni con un ‘paro’ al vecino.
Hablo de que en nuestra comunidad, siempre hay alguien que tiene hambre, frio o no tiene para comprar unas medicinas.
Esta semana me volvieron a invitar, ahora como parte de La Revista Binacional, a ayudar a la organización de El Zapatón 2022, un evento en el que se regalan 1000 pares de zapatos a niños necesitados de la comunidad.

Este evento lo fundó Rafael García, uno de mis socios fundadores de La Revista Binacional. Comenzó con 250 pares hace 4 años y ahora con la ayuda de San Ysidro Health, ya son 1000 niños y cerca de 700 familias las que se benefician, porque no solo son zapatos sino despensas y artículos de higiene personal lo que se da.
Esta semana, junto con un equipo maravilloso de San Ysidro Health, aquí en San Diego, formamos bolsas de despensas que incluían: leche, pasta, sopas, atún, frijoles, arroz y mantequilla de maní.

Fueron 700 bolsas. Parecen pocas pero cuando estas parada por mas de 3 horas sin parar haciendo el mismo movimiento, te cansas. (Le tengo un nuevo respeto a todos los trabajadores de las maquiladoras que están en las líneas de ensamble haciendo lo mismo por 8 horas diarias).

Cada que le hacía el nudo a cada bolsa pensaba “Que la disfrute una familia necesitada”.
A pesar del cansancio (que la verdad no fue tanto, pero ya estoy viejita), el sentimiento de satisfacción era impresionante.
Una vez una persona conocida (que no digo nombres para no quemarlos) me dijeron, cuando les sugerí que deberíamos de hacer algo para ayudar a la comunidad:
“Y a mí, ¿Quién me ayuda?”.
Sentí feo con eso. Casi quería decirle que era una de las personas mas bendecidas que conocía, pero opté por callarme y me juré a mi misma nunca ser igual.
Dar es un privilegio. Es una ventaja exclusiva que solo los afortunados del mundo pueden disfrutar. Y cuando digo afortunados, no hablo de dinero. Hablo de aquellos que regalan con el corazón sus ideas, su dinero y lo más valioso, su tiempo.

¿Quieres ayudarnos con El Zapatón?
Dale click a este enlace: https://fundraise.givesmart.com/e/c6r-KQ
¡Gracias!
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊