La Dismorfia

Manejaba de Los Angeles a San Diego. Venía sola, escuchando música pero sin cantar. El freeway 5 no estaba lleno como de costumbre, sino que pude avanzar a  buena velocidad sin detenerme.

Pensaba en todo lo que tengo que hacer este mes de abril. Por decisiones corporativas, duplicamos las responsabilidades, pero era la única manera de realmente crecer y aventarnos con el proyecto.

Todos mis pendientes laborales tienen remedio. Solo es cuestión de hacerlos (lo más difícil porque mi pasatiempo favorito es procrastinar).

Cuando mi mente se satura de pensamientos y pendientes, para evitar la ansiedad, me pongo a pensar en todo menos en lo que me estresa. Y fue así que mi cerebro cambió de giro mental y puso en mis pensamientos algo que leí hace un tiempo:

“Nunca vamos a saber como somos realmente porque solo conocemos nuestro cara por foto o por espejos”.

Y así, como por arte de magia, toda mi atención y todas mis neuronas se concentraron en eso. NUNCA vamos a saber como somos realmente, físicamente.

Los espejos mienten. Los espejos dicen la verdad.

¿Cuál es lo correcto?

Todos tenemos en nuestras casas un espejo que nos gusta y otro espejo que odiamos.

Yo por ejemplo tengo en mi baño un espejo que no hace nada de favor. No se si es la luz o realmente es la luna del espejo lo que lo hace que uno se vea raro, pálido y con sombras en la cara y cuerpo que no son favorecedoras.

Lo mismo pasa con los espejos de las tiendas departamentales en los vestidores donde te pruebas la ropa que vas a comprar. Nunca te ves bien en un espejo de una tienda. No se que sea, pero te arriesgas a comprarlo porque dices “En realidad no debo de verme tan mal”.

Si. Todo eso pasaba por mi mente mientras yo pasaba por San Clemente. Casi me distraigo de mi tema de los espejos porque comenzaba a cantar la de Camelia la Texana.

Regresaba a mi pensamiento “mata-neuronas” sobre los reflejos de la realidad de uno.

No se si los espejos mienten o realmente reflejan lo que somos.

Luego pensaba que la otra manera que sabemos como somos es por medio de las fotografías.

Hoy en día sabemos que todo tiene filtro. Los mismos lentes de las cámaras de los teléfonos ya te dan una “ayudadita” para que no salgas tan feo en una foto.

Es muy peligroso eso. Te llegas a creer que tu cutis es de porcelana, que tus ojos están perfectamente delineados y que tu boca es perfectamente sensual.

Luego te ven en persona y no te reconocen.

Todo esto pasaba por mi mente mientras manejaba.

Soy una persona que tiene dismorfia corporal (al menos eso creo) y nunca me gusto en las fotos, ni en los espejos y es lo único que tenemos para saber como somos.

La juventud ya casi es inexistente en mi. Voy a tener que ser buena gente para que me vean linda. Tan buena gente que no sepan si mi foto tiene filtro o no de lo bien que les voy a caer.

Y eso pensé en una hora cuarenta de camino de LA a mi casa.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊