El Zumbido de los Oídos

Dicen que cuando te zumban los oídos es porque alguien está hablando de ti. No necesariamente significa que estén hablando bien o mal, pero pues supuestamente eso significa.

Yo les confieso que estoy acostumbrada a que la gente hable a mis espaldas. Son muy pocas las veces en las que me han dicho las cosas a mi cara, especialmente lo que no les gusta de mí. Sé que no les agrado porque simplemente me dejan de hablar o, ahora en tiempos de redes sociales, me bloquean.

No me quita el sueño lo que puedan decir de mi porque es algo que no puedo evitar. La gente habla y no lo digo porque lo supongo. Lo digo porque me consta que lo hacen, así como lo hace todo el mundo.

A veces me zumban tanto los oídos que ya ni lo siento. “Qué rara es”, “No puede ser que no salga con alguien”, “Engorda y enflaca, enflaca y engorda”, “Todo publica”, “Me da risa”, “Ahí va otra vez con otro proyecto”, etc.

No pasa nada si hablan de mí y comentan lo que yo les hago saber en mis redes sociales. Si lo publico es porque se que será del dominio del todo el que lo lea. Es más, hasta tomas de pantalla me han mandado por equivocación donde hablan de mi y aún así no me afecta tanto.

Veo memes que dicen “Si tienes algo que decirme, dímelo de frente”, publicado siempre por mujeres. Yo hasta cierto punto estaba de acuerdo con eso. Es mejor que alguien te diga algo y no que anden chismeando tras tus espaldas.

Pero esta semana me sucedió algo que me hace pensar lo contrario.

Sin entrar en detalles me encontré unas personas (que yo pensé que les caía bien) y me rechazaron el saludo. Bueno, una de ellas me dijo “No, a ti no te quiero saludar”.

Al principio pensé que era broma y todavía le digo “¡Ay, jajaja! ¡Qué simple!”. Y la persona insiste, “No. No te quiero saludar”. Y se fue.

No se qué cara hice, pero creo que hice la de lobo de “Lambert, the Sheepish Lion”, la caricatura de Disney, el cual se asusta con el rugir del león.

©Disney

Me afectó mucho esa noche porque no supe qué decir ni como actuar. No sabía si ir tras la persona y preguntarle o que.

Me sentí débil y tonta que esas personas tan equis en mi vida me afectaran y también pude ver que no es cierto que prefiero el enfrentamiento. Soy muy torpe al estar frente al que me ataca, pero también sé que aguanto mucho. Ah, pero si me llegan a mi límite, se exactamente qué decir para el jaque mate (es muy raro que me lleguen a un límite, pero si hay la posibilidad).

Entonces, en resumidas cuentas, creo que prefiero que me zumben los oídos. Diviértanse. Me voy a inspirar para darles más de qué hablar.

(Ya usé el blog para terapia en mi desahogo con mis lectores fieles que tanto quiero, jejeje).

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊