¿Programados?

Ayer en la tarde me bajé a la Walgreens de la esquina de mi casa. Es que estaba en especial todos los corn flakes (a $1.88) y quise aprovechar.

Fuí antes de que salieran mis hijos de la escuela, justo a la 1pm para tener una hora de ‘mensear’ en la tienda.

No se porque me gusta tanto la Walgreens pero fue mi paseo del día!

Hacía un calorón raro para San Diego debido a una onda cálida que nadie sabe de donde salió.

Me bajé del carro sin pensar, como ‘programada’ a tomar mi bolsa y llaves sin ver. Cerrar el carro aplastando el llavero y entrar a la tienda refrigerada. (Siempre está muy fría).

Vi que tenía mucho tiempo, así que me fuí pasillo por pasillo, comenzando por el primero donde está todo el maquillaje.

Al ir paseando por el pasillo viendo los cosméticos y cremas y al final todo lo de uñas, me pareció ver a mi amiga Ana María Barrueta (si, de El Paso, TX. ¿Ya captaron?)

Corrí a saludarla pero no la encontraba y ví que estaba pagando. Tenía muchas ganas de saludarla pero no la alcancé.

Seguí mi transcurso de pasillo por pasillo, impresionada con todo lo que hay de Halloween para decorar. Luces, arbolitos negros con naranja, copas de villanos de Disney para vino (estas las necesito pero ya).

Me quedé triste de no haber alcanzado a Ana María pero decidí hablarle mas tarde.

Siguiendo por los pasillos (me los se de memoria casi creo), llegué al de la comida así que agarré las cajas de corn flakes en especial, un bote de café y un jugo.

Llegué a las vitaminas y me puse a leer que me faltan todas. Para el cabello, para la piel, el colágeno, la de las de mi edad 40+ (sniff!), el Magnesio, el Calcio, la Melatonina, en fin, todo porque ahorita solo me tomo las B.

Me fijé que ya faltaban 10 minutos para que salieran mis hijos así que me fuí a pagar y muy padre porque no había fila.

Al ir saliendo de la tienda, sentí el aire caliente (bueno, caliente para ser San Diego) y me quedé un poco paralizada al buscar mi carro.

No se cómo ni porqué pero mi cerebro asoció a la Walgreens con El Paso.

Es decir, estaba tan IDENTICA la tienda a la de El Paso, todo igualito, cada cajita igual acomodada a la de allá que mi cerebro de alguna loca manera supuso que estaba en Texas.

El haber visto a Ana María (que por supuesto no era porque no está en San Diego) hizo que mi cerebro se fuera por la tangente. ¡Qué bueno que no le grité para saludarla!

Me le quedaba viendo al estacionamiento cayendo en cuenta que no era la calle Resler ni la calle Redd de El Paso.

Caminé despacio hacia el carro y me fuí por mis hijos.

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La neta si me asusté. Dudé de mi salud mental un ratito y hasta me puse toda triste el estar tan mensa.

Me distraigo fácilmente y no pongo atención. No puedo hacerlo y esto está peor últimamente.

Creo que es porque estoy viviendo contra la programación de los últimos 20 años.

Algunas lecturas en el internet de psicología me confirmaron algunas teorías que hay en el mundo del estudio del cerebro y comportamiento humano.

Debido a que los últimos 3 meses mi vida ha sido totalmente diferente a lo que fue por mas de 20 años, mi cerebro reconoció el patrón antiguo cuando se encontraba en la Walgreens que es idéntica a la que visitaba mucho mientras vivía en El Paso.

Es que fue muy chistoso. Hasta olía igual. NO se en que momento mi cerebro se pirateó pero lo hizo.

Esa tarde me puse a pensar que la manera que tienen las franquicias de hacer todo ‘idéntico’ es para programarnos de alguna manera.

No se si les pase que cuando van a un restaurant que es franquicia ya saben exactamente lo que van a pedir. Si deciden en el camino pedir algo diferente, al llegar al lugar no piden lo segundo que pensaron, sino lo que originalmente habían decidido pedir.

Por eso las franquicias son tan idénticas. Son una manera de controlar lo que la gente compra y pide. Nos programan aunque no nos demos cuenta.

En los supermecados, siempre ponen la leche y los huevos hasta el fondo de la misma, para que uno tenga que atravesar la tienda y comprar mas cosas. Si la leche y huevos (que son los productos que mas se acaban en las familias) estuvieran en un refrigerador a la entrada de la tienda, todos nos bajaríamos corriendo por eso, pagaríamos y nos fuéramos. Perderían ventas las tiendas.

Encontré una infinidad de cosas sobre como estamos programados en la vida. Qué comer, que ponernos, como peinarnos, que usar.. nos uniforman! Nos dicen que hace daño, nos explican qué hacer y qué estudiar.. pero de tal manera que nos hacen creer que tenemos libertad de expresión.

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¿Quién lo decide? Al final somos todos. Todos de alguna manera comenzamos una moda, un ‘trend’, algo que hace que la gente se programe y le guste.

El simple hecho de recomendar una serie, escuchar una canción de un grupo que nadie oye, ponerse un artículo de ropa extravagante hará que la gente se programe a pensar que es lo que se usa.

Lo vemos en las redes sociales como opinamos sin ni siquiera saber ó conocer el tema. Nomas por llevar la contra ó simpatizar con la opinión.

Pues la verdad no se que me pasó. Me confundí gacho.

¿Mi teoría?

Mi subconsciente tal vez quería estar esos días en El Paso para poder abrazar a mis amigos y a la familia de Diana Galindo de González que falleció hace unos días y no pude ir a estar con ellos. Todo nuestro amor a Lalo, Ivanna, Fabianna, Julianna González Galindo y a la familia Galindo Wood… Descansa en paz una hermosa mujer por dentro y por fuera. Una hermosisisima amiga, madre, esposa, hija, hermana y seguidora de su Fe. 🙂

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Y si la teoría es que me estoy volviendo loca, si me ven en unos años caminando bichi por la calle, pues me tapan, no sean gachos.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES! 🙂

 

El semáforo

En todas las semanas, todos los días durante casi todo el día, uno anda corriendo en la calle. Manejando a mil para llegar del Punto A al Punto B.

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Si no es llevando clientes a ver algunas propiedades, es llevando hijos a escuelas, prácticas ó por la eterna cartulina necesaria para las tareas.

El caso es que uno maneja y maneja y maneja.

No se si les pase que van manejando y cuando menos piensan llegaron del Punto A al Punto B.

A mi me pasa seguido. Voy ‘en automático’ como si fuera un robot. Obedezco las reglas del tráfico, los señalamientos y todo pero de manera inconsciente.

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De repente me doy cuenta que ya llegué a donde iba.

NO se si sea que le tengo una confianza enorme a los señalamientos, a los semáforos y a los demás conductores pero ando bien tranquila por la calle siempre.

Pero esta semana tan rara, he estado manejando mas avispada porque hay muchísimas construcciones en toda la ciudad de El Paso, Texas.

Estaba en un semáforo en rojo. Parada totalmente, la primera de la calle en avanzar y con varios carros atrás de mi.

No estaba texteando, ni revisando mi maquillaje en el espejo. Ni siquiera le estaba subiendo el volúmen a un playlist que escuchaba en mi Spotify del celular.

Estaba viendo hacia enfrente. El semáforo de los carros que estaban pasando frente a mi se puso en rojo.

El mío se puso en verde pero no le dí. Me quedé parada, como sabiendo perfectamente bien lo que hacía.

Los carros de atrás me pitaron, pero yo solo le comencé a dar despacio.

En eso se pasa el semáforo en rojo uno y con bastante tiempo pude frenar.

No se porque pude presentir algo. Hace mucho que no me pasaba ó la verdad he andado tan preocupada y estresada que no me he detenido a analizar mi alrededor y mi sexto sentido.

No me asusté ni nada. Como que sabía que iba a pasar.

Mi día siguió su marcha, sin pena ni gloria.

Si reflexioné de como las cosas pasan en un momento. El Hubiera no existe, pero si yo ‘hubiera’ estado viendo mi cel, haciéndole caso al semáforo en verde, u obedeciendo a los pitidos de los carros de atrás, me hubieran chocado de mi lado.

Otro día me topé otro semáforo.

Este semáforo estaba bien raro.

Descompuesto, mas bien.

Estaba en rojo.

Se ponía en verde 1 segundo. (les juro que solo por un segundo).

Luego amarillo y rojo al mismo tiempo.

Mi carro y yo estábamos como que jugando al “Gallo, gallina, pollito”. Se acuerdan cual? Cuando caminas con un pie en frente del otro cantando “gallo, gallina, gallo, gallina”, una persona de un lado y la otra del otro lado.

El fin es irse acercando.

Al ya estar bien próximo y ver que no cabe un pie entero entre los dos, se dice POLLITO. Y ese es el que gana.

Era usado como la versión mas larga de un volado con una moneda.

Pues asi estaba yo con el carro en el semáforo.

Le aceleraba al ponerse en verde y luego, Pum! frenaba porque ya estaba amarillo/rojo.

El semáforo estaba mas confundido en sus decisiones que yo. Es la verdad.

Me dió risa que el pobre semáforo traía los cables cruzados!

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Los otros carros estaban pitando y el semáforo logró confundirlos.

No sabían si ignorarlo y hacer como si fueran 4 altos.

Poco a poco fueron haciendo eso, como que ignorando el semáforo para poderlo dejar atrás y seguir con la marcha.

NO se si son señales de Dios, de la vida, del Universo, pero ese semáforo lo sentí como un espejo.

Así siento que ando. Con todo el entusiasmo doy LUZ VERDE, pero inmediatamente FRENO y ponto todo en ALTO.

En AMARILLO y ROJO, como simbolizando que voy frenando en seco.

Y así, con esos frenos que traigo por traer a lo mejor los ‘alambres cruzados’, la gente a mi alrededor se confunde.

No sabe si frenar, darle, seguirle… juegan a GALLO GALLINA conmigo y cuando es tiempo de decir POLLITO, doy un paso agigantado hacia atrás.. casi casi diciendo “AVESTRUZ” mientras escondo mi cabeza. (Eso de AVESTRUZ lo inventé yo, por si no les sonaba ese paso. Es por eso).

La gente a mi alrededor (como la del semáforo) se enoja y desespera muy seguido.

Unos se quedan allí, atorados conmigo hasta que mis alambres se desatoren. Esas personas que están conmigo son mis verdaderos amigos y familia. Allí están, frenados sin desesperarse, ni enojarse. Están seguros que al rato mis luces cambian y vuelven a la normalidad. No me dicen nada, ni se enojan. Sólo están.

Otros que se quedan un rato, se desesperan y se van pero vuelven porque me quieren. Me regañan todo el día. Pitan y pitan como los carros desesperados. No se cuanto duren. Ahorita están, mañana quien sabe.

Y luego están los que de plano mejor se dan reversa y se van por otra calle, aunque tengan que rodear, no tienen tiempo para perder con un ‘semáforo’ confundido con los cables cruzados. Estas personas solo son conocidas. Si se quedan bien, sino tambien.

Esa fue mi semana con los semáforos.

Por fin algo bueno salió de manejar todo el día!!

Una buena reflexión que estoy segura algo bueno dejará en cada uno del que lo lee.

Puede ser el poner más atención al conducir;

No confiar en demasía lo que marca un semáforo. Siempre hay alguien que lo desobedece.

Ver quien de tu alrededor se quedaría cuando tus ‘alambres’ se crucen y no sepas que luz emitir.

Atesora los que están contigo siempre. Sin enojarse, ni desesperarse. Aunque te digan que lo hacen “por tu bien”, atesora los que te toman de la mano y llevan tu ritmo de recuperación.

Así que, LUZ VERDE a lo positivo, LUZ AMARILLA al miedo y LUZ ROJA a tus inseguridades.!!!

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂