Tuve que ir a Tijuana el pasado lúnes a recoger a mis hijos del aeropuerto. Fueron a pasar unos días con la familia de su papá, los Andreu, al Lago Colina.
El vuelo llegaba bien tarde, 8:30pm para ser mas exactos. Eso significaba que tendría que manejar de regreso ya noche por la tan famosa Sierra La Rumorosa.
No se si sepan, pero a mi la Rumorosa me da miedo. Miedo tipo el que le tengo a los alacranes, a los Mara Salvatruchas pero no tanto como el que me da Walther Mercado.
Siempre me ha dado miedo esa sierra tan maravillosa. La he manejado varias veces pero siempre de día. Esta vez era la segunda ó tercera vez que la hacía de noche.
Me llevé a mi hermana de co-piloto y a mi sobrino Damian que se moría por ver a sus primos.
De ida, como en muchas cosas, todo es mas fácil. Vas descansada, con luz del día, con la emoción y como quiera que la pongan, el camino de ‘subida’ de la Rumorosa es mucho mas fácil que el de bajada.
Me fui por el carril de los camiones en la parada de los soldados, nos mandaron a segunda revisión y nos dejaron pasar cuando vieron a mi sobrino atras.
Llegamos a los TACOS LALOS a comer los tacos sudados, los famosos TACOS AL VAPOR… Una verdadera delicia! Y parada obligatoria cuando vas hacia Tijuana ó Rosarito en Baja California.
En fin, llegamos por fin a Tijuana. Tiempo record de menos de dos horas con todo y parada a taquear. Muy bien se portó mi carro, al cual ya no le tengo mucha confianza porque ya no es nuevo.
Paramos en un hotel por una maleta que olvidó mi hermana la semana pasada y de alli al aeropuerto, casi una hora y media antes de que aterrizara el avión.
Nos fuimos a tomar unos smoothies de limón y piña colada en lo que esperabamos la llegada del vuelo de Volaris que venía de Cd. Juarez.
Para nuestra sorpresa el vuelo venía antes de lo previsto y para las 8:15pm ya habían aterrizado.
Abracé a mis hijos y casi lloraba al verlos. Nunca estoy separada de ellos por lo que esto fue un poco difícil para mi pero se que estuvieron muy bien cuidados.
Ya estaba oscureciendo cuando salimos del aeropuerto. El tráfico tranquilo y la carretera en perfectas condiciones me dieron seguridad.
Me sentía cansada pero lista para manejar la Rumorosa, mi gran miedo de toda la vida.
Pagué la última caseta y a bajar la sierra!
Me encandilaba la luz increíble de la Luna que se reflejaba en toda la majestuosidad que es esta sierra.
Comencé el decenso, por el lado izquierdo de la carretera ya que no había ningún carro atras de mi. Lo peligroso de la sierra son las curvas del lado derecho porque no puedes ver si hay un camión parado ó no.
Un aplauso a todos los encargados de esta carretera Mexicali-Tijuana porque la tienen en muy buenas condiciones!! 🙂
Los señalamientos brillan y estan legibles. Las aceras estan amplias para poder salirse en caso de una emergencia. Esta limpia la carretera y muy iluminada.
Platicando con mi hermana, hijos y sobrino sobre leyendas urbanas bajando la Rumorosa hicieron del viaje mas placentero.
Me sorprendió mi tranquilidad al manejar, mi seguridad y mi calma.
Cuando menos pensé había llegado a Mexicali. (qué cerquita está Tijuana).
Me puse a pensar ya esa noche en lo simple que soy que me de MIEDO ciertas cosas.
Me dan MIEDO muchisimas cosas, en especial el tomar las riendas de mi vida.
La vida a veces es como la RUMOROSA, llena de curvas y peligros.
A veces tienes que frenarle, a veces acelerarle.
Quizá rebasar camiones que te atrase tu avance.
Tienes que vivirla para pasarla.
Enfocarte en lo positivo y nunca dudar de que puedes hacerlo.
Ese lúnes me sentía responsable de la vida de mi hermana, sobrino y mis hijos.
En la vida real tambien uno se siente responsable de otras personas.
Cuando ves que te tienen la confianza de que los llevarás sanos y salvos a su destino te da a ti las fuerzas de que puedes lograrlo.
Una reflexión muy importante es que la RUMOROSA estaba vacía. No había nada de carros, salvo uno que otro camión de carga que nos topamos.
En la vida real, muchas veces cuando estas sola avanzas mas. Caminas con mas seguridad porque nadie te detiene, ni te estorba ni te presiona.
Ahora bien, no iba totalmente sola. Llevaba a una co-piloto incondicional que es mi hermana, mis amores que son mi sobrino Damian (los otros dos la verdad les dió flojera ir con nosotros, jejeje) y mi razón de vivir que son mis hijos Luisa Fernanda y Nicolás.
Ibamos sólos pero juntos me dieron valor, al igual que en la vida real.
El único miedo que nos dió fue ver al ‘viejito sin cabeza’ que pide raite en la noche.. Lo vimos de verdad. (jajajaja!!)
En fin, si pude manejar de noche La Rumorosa sin ningun miedo, lo mismo tengo que hacer con mi vida real.
A veces acelerar, a veces frenar. Otras veces detenerme a revisar mi carro. Otras tantas pararme en el mirador y ver el espectáculo de estar en la cima de la sierra.
Otras veces tendré que tolerar a la gente que me estorba y no me deja avanzar, pero en cuanto se vea un tramo plano los paso y dejo atrás.
Habrá otras veces que los carros me señalen de peligros mas adelante así como lo hacen los contados amigos sinceros que tengo.
Otras veces esos mismos ‘amigos’ ocasionarán accidentes ó que me cambie de carril y dejarlos pasar para que se vayan lejos.
Debo llevar la vida con la misma cautela con la que manejé esa sierra.
Comenzarla con la bendición, viendo hacia enfrente, sin quitar los ojos del camino. sin distracciones.
SALUDOS DESDE LA CALUROSA MEXICALI!
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂