Me platicaron unos cuentos cortos esta semana y se los quiero compartir más ó menos como me acuerdo que iban. :
1-EL ESPEJO
Hace mil años, un campesino iba a ir a trabajar a la ciudad. La esposa le encargó un peine de la tienda para su hermosa cabellera. El campesino se fue a la ciudad a trabajar y se topó con unos amigos. Entre una cosa y otra, se le hizo tarde y se acordó que algo le había pedido la esposa.
Llegó a una tienda y vió un objeto totalmente desconocido para el. Era un espejo pero el campesino no los conocía. Ni se acordó del peine que le pidió la esposa. El campesino pensó que este objeto tan brillante le iba a gustar más.
Al llegar a su casa en el campo, la esposa le pregunta por el encargo. “Te traigo algo que te va a sorprender”, le dijo y le dejó el espejo en la mesa cubierto con una tela mientras el se iba al campo a trabajar las tierras.
La esposa toma el espejo, se ve en el y rompe a llorar.
La mamá (o sea la suegra del campesino) estaba en la cocina y se preocupa al ver a su hija llorar.
“¿Qué pasa hija?”, le dice la señora.
“Mi amado me trajo un vidrio y es una imagen de una mujer hermosa y joven. Me va a dejar por ella”, lloraba la esposa.
“Ay, a ver, déjame verla”, dice la señora mientras toma el espejo. “¡Ja ja ja! No te preocupes hija, es una vieja fea”, le dice burlándose mientras ve la imagen del espejo.

Este cuento me dió risa y al mismo tiempo me hizo reflexionar que uno siempre piensa que no es lo suficientemente bonito, bueno, capaz, inteligente. Se le hizo hermosa la mujer del espejo a la esposa y nunca pensó que era ella misma. Luego luego pensó que era alguien más. Sin embargo, la suegra al ver la imagen, se burla del yerno y se está autoatacando. A veces uno se burla ó critica a otros cuando tenemos ó somos iguales que eso mismo que atacamos.
2-LOS SEIS SABIOS CIEGOS Y EL ELEFANTE
Eran 6 sabios ya viejos que no podían ver. En esta ocasión, discutían que ninguno de ellos había visto jamás un elefante. El rey del pueblo donde vivían tenía uno y quiso invitarlos a conocer al paquidermo.
Cuando llegaron, comenzaron a tocar al elefante ya que tenían muy desarrollado el sentido del tacto.
El primero tocaba el colmillo de marfil y se imaginaba al elefante como un animal duro y liso en forma de cuerno.
El segundo tocaba la oreja del elefante y estaba seguro que tenía forma de abanico.
El tercero tocaba la rodilla del elefante. Pensaba que era semejante a un tronco con grietas.
El cuarto sabio tocaba la trompa y a el no lo sacaban de la idea de que parecía serpiente el elefante.
El quinto tocaba la cola y en su mente veía al elefante como una cuerda fuerte.
El sexto tocaba su costado y pensaba que entonces el elefante era como una pared arrugada y dura.
Se reunieron todos a platicar sobre el elefante y era una alegata increíble. Casi se agarraban a golpes porque cada uno describía lo que había sentido y ninguno se asemejaba. “¡Es liso y duro!”, “¡No! Es como abanico delgado y aletea”, “¡Qué no!”
Tuvo que entrar una séptima persona, el que los cuidaba en el edificio, para calmar la alegata que ya había escalado gravemente.
Este señor les hizo ver que todos tenían razón, solo que lo habían descubierto de diferente perspectiva pero que al final todos estaban describiendo al elefante.

Este cuento me gustó mucho porque nos habla de que siempre queremos que nuestro punto de vista sea el correcto y nos da mucho trabajo reconocer que hay varios puntos de vista que tambien estan en lo correcto. Al igual que los sabios, alegamos porque no conocemos el tema (o el elefante) en su totalidad. Al menos cuando sabes todo de algo puedes darte cuenta que en una conversación, toda opinión es válida y construye un todo.
Este blog no fue muy mío, pero quise compartir con ustedes lo que cada uno me hizo reflexionar.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂
