Hace muchos años me encontraba en Disneyland en California con mi esposo y mis dos hijos. Todo el día, mil gente, mil fila.
En uno de los juegos, en la Montaña Blanca (Matterhorn) hicimos una filototota que le daba la vuelta a todo el juego.
En la fila nos pusimos a platicar con unas personas que eran de México. Es más, eran de Chihuahua y conocían a mucha gente que tambien conocía mi esposo.
No le paraba la boca al señor (que iba con su esposa y sus 3 hijas mujeres, ya adolescentes). Platicaba y platicaba.
“¿Cuánto se van a estar por acá?”, les preguntaba mi esposo.
“No pues varios días. Tengo una semana ya de viaje. Es que mi primo vive en Phoenix y allí me ‘columpio‘ un rato. Es mas, antes de venir para acá fui a Tucson, luego me columpié con el primo y ahora ando acá”, explicaba el señor, que la verdad no me acuerdo de su nombre.
“Me columpio“, pensaba yo en sus palabras. ¿Cómo que me columpio? (Puse mas atención al señor porque ya me estaba desesperando la fila y porque sinceramente quería conocer el término de ‘columpiarse’)
“¿Ah, si? ¿Y de aquí a donde va?”, le preguntaba mi esposo.
“Ahhh, no pues de aqui de L.A. quiero ir a San Diego que dicen que tiene un acuario muy famoso”, decía el señor. (Me imagino que hablaba de Sea World). “Y de San Diego regreso a casa del primo a ‘columpiarme’ otros días y de allí quiero ir a Las Vegas”.
“No pues, que buen paro del primo que viva en Phoenix”, le decía mi esposo.
“Uyy si! Ese primo tira el paro viviendo en Phoenix. Allí me columpio unos días y luego le sigo.”, decía en su acento netamente norteño. 🙂
Yo sonreía porque ya le entendía a lo que se refería.
Columpiarse pasó a ser parte de nuestro vocabulario y nos causaba gracia como lo platicaba aquel paisano que nos encontramos en Disney. 😉
Les platico esa anécdota porque este diciembre que nos fuimos de viaje a Washington DC y a New York de verdad es que nos hizo un PAROTE el Columpio en casa de mi cuñado Juan y su esposa Gloria.
Estuvimos 9 días en Washington, D.C. aprovechando que era Navidad y teníamos vacaciones. No gastar en hotel nos hacía un paro la verdad! Nos podíamos dar lujos en otras cosas y hacer mas padre todo el viaje. Ademas, necesitabamos ese $ para los 4 días en NY (allá no habia columpio y fuimos en época cara!).
Recordamos lo que era “el columpio” y fue un tema de mucha carrilla este diciembre!
Quiero reconocer que mi cuñado Juan es un excelente anfitrión, al igual que Gloria! Se prestaba tambien que la casa es bastante amplia (muy diferentes las casas allá en Virginia, Estados Unidos). Nos tocó el sótano con baño propio y muy amplio. Hasta entrada por la cochera privada teníamos. Todos dormíamos en cama propia, sin ninguna incomodidad. Todo estaba perfecto, con la excepción de… “la puerta del baño que nos tocó no tenía llave para cerrarla”.
Ok. Mi cuñado Juan me atendía al 100%. Me servía hasta el desayuno. “Es que quiero que me menciones en un blog”, me decía mi cuñado mas bromista.
Y yo “Pues síguele, vas bien. Aunque déjame decirte que mas bien mencionaré el trauma que me ha ocasionado usar un baño sin llave”.
Es que imagínense eso! El baño del sótano no cerraba. Algo en el botón del candado no enganchaba. El baño estaba lindo, limpio, todo blanco e impecable.
El problema no era que por 10 días hice del baño sentada con una mano en la puerta. (De veras que en ocasiones como esa es cuando agradeces ir al gimnasio y tener una flexibilidad increíble).
El problema veradero era que la regadera era una puerta enorme de vidrio. O sea, era una puerta de cristal sin ningun dibujito ni nada. Si alguien abría la puerta, Zas!!! Te veían como Dios te trajo al mundo.
No solo te veían “bichi”, sino corrías el riesgo de estarte agachando por el jabón.
Ahora tambien, no solo podía ser un trauma para uno que estaba allí en situaciones comprometedoras, sino podía afectar psicológicamente a tanto niño que estaba allí. ¿Cómo les borras la imagen de verte desnudo?
Mi hijo el Coco tuvo la idea de poner un pinito de navidad en la puerta. “Mamá, cuando esté el pinito del lado verde es que el baño está libre. Cuando esté del lado café es que está ocupado”.
Phhffttt! Fracasado el sistema del pinito cuando entré yo y estaba el Coco en pleno enjabonamiento.
“Mamaaaaaa, ¿que no viste el pinoooo?”, me reclamaba el pobre.
“Ay, ni modo. Soy tu mamá y no te vi nada”, le decía riendome.
Se me enojó un rato y luego ya le valió.
Al segundo día de bañarme con ese miedo (aunque déjenme decirles que me bañaba metiendo la panza, parando la nalga y en pose sexy por si llegaban a abrir), opté por buscar una toalla gigante de esas playeras y la colgué del techo hacia abajo. Mínimo ya nos cubría bien la regadera.
El ir al baño si tuvo que ser con poses acróbatas, no soltando jamás la mano de la puerta para evitar que se abriera. 😉
Pero ya, dejando fuera las bromas del baño, nos dimos muy buena “columpiada” en casa de Juan y Gloria.
Ahorita no estan los tiempos de podernos ir dos semanas de vacaciones a lugares tan caros como son D.C. y N.Y. (18% de impuesto en todo, el llamado SALES TAX. Y en los restaurantes era el 18%tax +18%propina.)..
El “columpio” nos ayudó a disfrutar mucho D.C. y poder tener un dinerito agusto que gastar en NY.
Recordamos tanto a este señor de Disney!
Pero mas que nada, si quiero hacer énfasis en la importancia de ser un buen anfitrión y hacer que tus invitados se sientan agusto, en confianza y libres de ‘columpiarse’.
Nos sentimos realmente en casa y muy contentos con la estancia.
A todos los amigos y parientes les recomiendo altamente que aprovechen el COLUMPIO de Juan y Gloria, mientras viven en aquellas áreas. (jejejeje! Para que no extrañen la CHORCHA pues!)
Eso si, los anfitriones agradecen si llegan con cajas de Tajin, Pulparindos, Chamoys, etc. 🙂
Juan y Gloria, mil gracias!
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂
Que rico me reí!! Hasta mi jefa me preguntó que estaba leyendo. Vi al coco ayer en la television, y a ti también. Todos unos artistas
jajajaja!! Te digo amiga! Nos sigue la camara! Que bueno que te reiste!! 🙂