El Ultimo del 2021

No puedo creer que por fin escribo el último blog del 2021.

Ha sido un año de tantos sentimientos encontrados. Altas y bajas, risas y lágrimas.

Un año muy contradictorio porque se me hizo largo pero luego siento que acaba de comenzar.

El 31 de diciembre del año pasado no hice propósitos para no presionarme y ahora siento que debí ponerme metas para poder medir como estuvo.

Nos volvimos a abrazar, nos relajamos y perdimos un poco el miedo. Nos acostumbramos a vivir con mascarillas y con las pistolas de termómetros en los restaurants.

Nos vacunamos (bueno, todavía hay algunos que no) y tratamos de estar al pendiente de nuestra salud.

Vimos negocios que no se recuperaron de la clausura temporal por la pandemia y vimos negocios resurgir y crecer por la misma razón.

Este 2021 abracé a mucha gente y también disfruté reunirme con todos.

Viajé más de lo debido porque todavía había pandemia pero tambien aprendí que no encerrarnos nos hace inmunes a lo malo del mundo.

Puse muchas cosas en manos de Dios y una noche en un sueño me dijo “No señora, eso lo puedes solucionar tu sola. Dame a mi lo imposible”… y eso hago.

Pude festejar a mi mamá su cumpleaños de manera presencial por fin con toda la familia y eso fue para mi una gran bendición.

Aprendí a leer mis redes sociales como lectora y no como autora y creo que eso me hizo escribir menos pero decir mucho más.

Sé identificar quien me quiere de verdad y quien a veces. Dejé de comunicarme con lo tóxico en mi vida y no fue fácil pero al fin respiro.

Despedí a muchos amigos y familiares queridos este 2021 pero algo me dice que se fueron para abrirnos el camino en otra vida tal vez eterna.

Conocí gente increíble, mentora y capaz de llegar hasta el fondo de mi mente con sus sabios consejos.

Aprendí a soltar a mi hija que se fue a vivir a Los Angeles para seguir sus estudios en UCLA.

Me quedé con las ganas de un beso de amor real.

Reconocí que si puedo escribir de lo que sea y siempre habrá alguien que me lea.

Volví a ver a mis mejores amigas en Texas y eso me hizo muy feliz.

Tomé de la mano a mi hermana y su familia este verano durante las semanas en las que mi sobrino Sergio Miguel fue operado y me hizo sentir tan útil y especial poder estar aquí incondicionalmente para todos. Creo que esos días lloraba inconsolablemente pero en la regadera para que nadie se diera cuenta.

Pude identificar a los seguidores reales de mis publicaciones y a los que me siguen para criticarme. Todo esto se descubrió con las capturas de pantallas que me hicieron llegar y no se si estoy agradecida saberlo ó hubiera preferido no enterarme.

Me invitaron a mil eventos y fuí al 99% de ellos. Tambien no me invitaron a varios que si me hubiera gustado ir.

Crecimos como equipo en Gente Bonita Magazine poniendo a un lado sentimientos y enfocando todo nuestro esfuerzo en que salgan adelante los proyectos.

Estoy aprendiendo a perdonarme por todos mis errores para poder quererme mucho.

Descuidé mi actividad física porque no me sentía motivada pero ya estoy regresando poco a poco.

Una vez me dijeron que peor es nada, pero este 2021 disfruté mucho la nada. Nada de enfermedades, nada de dramas ni traiciones, nada de contratiempos. A veces no tener nada es una riqueza mal categorizada.

Si tengo que poner en una balanza lo bueno y lo malo, creo que lo bueno gana fácilmente. ¿Porqué? Porque aquí sigo, resiliente a este virus que se está acabando las letras griegas.

Solo espero que el 2022 sea igual ó un poquito mejor. Estoy lista para lo que venga y lo que no pueda solucionar sola, pues ya me dijo Diosito que el me hace el paro.

NOS VEMOS EL PROXIMO (2022) MIERCOLES 🙂

Feliz Navidad

En estos días, abracemos a nuestros seres queridos y recordemos a los que ya no están.

Son tiempos de paz y tiempos de acomodar en una balanza lo que SI y lo que NO.

Con todo mi cariño les mando un abrazo en esta Navidad.

Que sea un renacimiento de fé, confianza, empatía, paciencia, paz y amor.

Los quiero mucho y gracias por ser una inspiración cada semana.

¡Feliz Navidad 2021!

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

La Búsqueda

El día de ayer llovió como hace mucho no llovía en San Diego. El Weather Channel nos había anunciado un clima así… una lluvia en invierno (casi pues).

El frío era tan rico, tan diferente. Se sentía como que picaba la cara cada gotita diminuta pero tupida que caía sobre la ciudad.

Los vientos estaban muy fuertes, de hecho se cayeron algunos árboles por la calle donde vivo. Muy raro ver este caos en la ciudad.

Para colmo, yo no me pude quedar en casa porque tuve un día exageradamente ocupado. Todo el día tuve pendientes y eso significó que todo el día iba a andar en la calle manejando.

Cuando llueve en San Diego, la gente entra en pánico. Como que el agua los atonta, los pone ciegos y al mismo tiempo furiosos al volante.

El día de ayer no fue la excepción pero decidí tomar las cosas con calma y ponerme a escuchar la radio local.

Mientras manejaba, pensaba en muchas cosas. Tan pensativa que no me fijaba ni como manejaba. El agua que me aventaban los camiones no me asustaba y seguía mi velocidad uniforme en mi carril.

Tenía tantos pendientes, tantas cosas que hacer que necesitaba estirar las horas al máximo para poder lograr todo.

En eso, en la radio, dicen “Así es amigos. Todos estamos ciclados en la búsqueda de la felicidad completa. Ciclados porque cuando pensamos encontrarla, algo pasa… y se nos va. Y volvemos a empezar la búsqueda”.

En eso entró la canción de “Say, Say, Say” de Paul McCartney con Michael Jackson y yo solo trataba de decifrar lo que el señor de la radio había dicho.

Lo que se me venía a la mente es la imagen de un hamster corriendo en su rueda. Corre y corre y nunca llega.

¿Seremos realmente unos hamsters en unas ruedas donde lo único que buscamos es ser feliz?

Me puse a leer muchos escritos y ensayos de psicología para poder escribir hoy (Hay miércoles de blogs más estudiados que otros).

Me encontré este ejemplo en una página española de psicología:

Tom siempre disfruta de su trabajo como conserje en un colegio comunitario local. Lo que más le gusta de su trabajo es cómo le da la oportunidad de conocer a los jóvenes estudiantes que asisten al colegio comunitario. Casi todos los días, Tom se siente bien y, en general, experimenta muchas emociones agradables. De hecho, es muy raro que alguna vez sienta emociones negativas como tristeza o soledad. Cuando Tom piensa en su vida, siempre llega a la misma conclusión: se siente muy satisfecho con su forma de vida.

La razón por la que Tom se siente así es que todos los días va de casillero en casillero y roba pertenencias de los estudiantes y las revende para comprarse alcohol. Cada noche, mientras se va a dormir, piensa en las cosas que robará al día siguiente.

Los psicólogos, al leer esta historia en voz alta a un grupo de personas, preguntan:

¿Es feliz Tom?

Las conclusiones fueron muy diversas. Alegaban que el estaba a gusto y se sentía satisfecho y eso lo hacía feliz. Otros decían que el remordimiento lo alcanzaba y por eso tomaba para no pensar.

Mi conclusión es que cada quien tiene una definición muy particular de la felicidad. Lo importante es definir qué nos hace feliz… y muy importante tambien saber qué no.

Yo puedo sentirme muy feliz rodeada de gente que quiero, compartiendo un vinito.

Pero, como dice mi amigo Daniel Flores, “Fíjense bien” lo que dije.

Dije que me sentía feliz con mis amigos… y les confieso que al escribirlo nunca se me ocurrió poner “Soy feliz”.. Solo me siento feliz. ¿Es lo mismo?

Ahora bien, lo que dijo el señor de la radio: Estamos siempre en la búsqueda de ser lo más feliz posible y nunca podemos decir “Ahora si, ya soy 100% feliz”, porque siempre hay algo que nos falta. A veces son secretos, a veces son enfermedades ocultas, a veces son terceros que te roban un poco la felicidad.

Hmmm. No sé qué decir.

¿Ustedes qué opinan?

¿Se puede lograr la felicidad completa?

En este blog, si me leen, por favor díganme que piensan. Me interesa mucho saberlo.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

El Reloj Roto

Le tocaba a mi perrita Kiara cita con el veterinario para vacunas y su revisión anual. Todo perfecto, gracias a Dios pero tengo que poner a dieta a mi perrita. Ni modo, menos comida y más ejercicio.

En la sala de espera de la clínica de mascotas, estaba una señora, americana y muy rubia, con una caja. Dentro de la caja se encontraba MIDNIGHT (media noche), una gata negra con los ojos más amarillos que he visto.

No soy fan de los gatos. Tampoco la Kiara. Pero me encantó verla de cerca.

Haciendo un poco de plática a la señora en lo que picoteaban a la Kiara, pude darme cuenta que traía un reloj roto.

“¡Su reloj, tan bonito!”, le dije, señalando que estaba estrellado del vidrio.

La señora sonreía y me decía, “Tengo años usando este reloj. Lo rompí en una fiesta bailando con mi esposo”. Acomodaba su bastón al otro lado del sillón.

Yo por dentro haciendo mil cuentos en mi mente. “A lo mejor se le murió el esposo y por eso lo trae“, pensaba.

“Esa fue la última fiesta a la que fuí con ese ‘son of a bitch‘ “, se enojaba la señora al mencionarlo.

Yo abría mis ojos más grandes que la gata Midnight. No supe que decirle y tambien cuestioné porqué el destino siempre me pone en situaciones así.

“¿Qué te hizo?”, le pregunté, quitándome la mascarilla para oirla mejor (es que con la mascarilla a veces no oigo bien, pero ese es otro blog).

“Despues de esa fiesta, al día siguiente, me di cuenta que se había ido con todas sus pertenencias de la casa. Me dejó una nota diciendo que se había aburrido de mi. Que estaba cansado de mis achaques, siempre quejándome”, decía la señora con los ojos tristes.

Yo para entonces estaba muy interesada en seguirla oyendo. Hasta se me había olvidado que hacía allí.

“Pero, ¿qué tiene que ver con el reloj? Lo quebraste de coraje ¿ó qué?”, no quise preguntar si se había ido con otra persona por eso regresé el tema al reloj.

“Pues verás. Tuve que ir a terapia porque yo era la persona más destrozada que te pudieras imaginar. No tenía idea de lo infeliz que era él a mi lado. Yo pensaba que todo estaba bien. Sí, sufro de dolores musculares por una enfermedad que tengo, pero en la mañana y en la tarde siempre trato de estar bien cuando el está en casa.”, continuaba la señora.

Me tuve que parar a pagar la cuentota de la Kiara, pero sin dejar de verla para continuar la historia.

“La terapeuta me dijo que yo era como este reloj. Físicamente estaba rota, no caminaba bien, estática por mi enfermedad. Pero, al igual que el reloj, DOS VECES AL DIA daba la hora perfectamente bien. Lo llevo puesto para que no se me olvide que así como me encuentro todavía sirvo”, y sonreía.

La señora fue llamada con MIDNIGHT a un cuartito para la consulta de la gata. Se despidió de mi y me dijo que nunca se me olvidara eso del reloj roto.

Yo me quedé impactada, como con escalofríos y con ganas de llorar.

Quizá necesitaba escuchar justo eso. Por más roto que se sienta uno, por más cansado y destrozado que estemos, dos veces al día somos perfectos.

Lo pude interpretar de muchas maneras y todas muy positivas.

Voy a seguir hablando con gente extraña en la calle porque siempre que lo hago descubro maravillas, aprendo lecciones ó me hacen verme como en un espejo.

Así que ya lo saben. Los relojes rotos funcionan dos veces al día, dando la hora perfectamente bien.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂