El “Rerouting”…

La vida es como un sistema de navegación GPS. Marcamos nuestro destino, fijamos la vista en dónde queremos ir y emprendemos el viaje con confianza. A veces, el camino está despejado: carreteras lisas, semáforos en verde y caminos conocidos. Otras veces, nos topamos con desvíos inesperados, zonas de construcción o tomamos un giro equivocado. Pero, como un GPS, la vida no nos abandona. No nos dice: “Has fracasado. Vuelve al principio”. En cambio, anuncia con calma: “Rerouting o Redireccionando”.

De joven, creía que mi camino era recto y sencillo. Tenía sueños, metas y una visión clara del éxito. Pensaba que si seguía los pasos correctos (estudiar mucho, conseguir un buen trabajo, hacer los contactos adecuados), llegaría a mi destino sin problemas. Pero la vida tenía sus propios planes.

Recuerdo el primer gran desvío: perder a mi papá y abuelo y tío el mismo año. Me sentí varada, como si hubiera perdido la salida y hubiera terminado en un barrio desconocido. Me invadió el pánico y la duda me decía que nunca encontraría el camino de vuelta. Pero, como un GPS que se recalibra cuando te desvías de la ruta, encontré un nuevo rumbo…aprendí que la familia es lo mas importante.

Luego vinieron las relaciones: otro viaje lleno de giros inesperados. Me enamoré, imaginé una vida con alguien y planifiqué un futuro que parecía tan seguro. De nuevo, la vida me susurró: “Redireccionamiento”. Me tomé un tiempo para sanar, para comprenderme mejor y para redescubrir lo que realmente quería.

A veces, el redireccionamiento lleva más tiempo del esperado. Me frustra sentir que doy vueltas en círculos o retrocedo. Pero he aprendido que cada camino, incluso los inesperados, me enseña algo nuevo. Tal vez necesitaba ese giro equivocado para ganar perspectiva o desarrollar resiliencia.

Hay momentos en que me resisto obstinadamente, convencida de que mi camino es el único. El GPS nunca se enoja ni me juzga; simplemente recalcula, ofreciendo una nueva ruta cada vez que me desvío. La vida también es así. Es paciente y nos da innumerables oportunidades para reencontrarnos.

Una de las lecciones más importantes que he aprendido es confiar en el desvío. No significa fracasar, significa adaptarse. Significa soltar el plan rígido que tenía en la cabeza y permitirme explorar territorio inexplorado. A veces, la ruta panorámica es más hermosa que la carretera. A veces, el desvío me lleva a un lugar que nunca supe que debía visitar.

Así que ahora, cuando la vida me sorprende con un cambio repentino o un desafío inesperado, respiro hondo y recuerdo: “Redireccionar”. Es simplemente un nuevo camino hacia el mismo destino, o quizás uno mejor. No importa cuántas veces tenga que recalcular, seguiré adelante, sabiendo que el viaje es tan importante como el destino.

Nos vemos pronto.

14 Años de Mi Blog: Un viaje de Gratitud y Reflexión

Hoy celebro un logro increíble: mi blog cumple 14 años. Catorce años escribiendo, compartiendo pensamientos, explorando ideas, conectando con personas de todo el mundo. Si me lo hubieran dicho aquel día en que publiqué mi primera entrada, llena de dudas y entusiasmo, no sé si lo habría creído. Pero aquí estamos, una década y media después, y lo único que puedo sentir es gratitud.

Cuando empecé este blog, lo hice con una mezcla de curiosidad y necesidad. Quería un espacio donde pudiera expresar mis pensamientos sin filtros, donde pudiera escribir sobre los temas que me inquietaban y me apasionaban. Nunca imaginé que encontraría una comunidad tan fiel, personas que han estado aquí desde los primeros días, leyendo cada publicación, dejando comentarios, compartiendo mis escritos. Catorce años no son poca cosa. Han pasado tantas cosas en este tiempo: cambios personales, avances tecnológicos, crisis globales, momentos de inspiración y de incertidumbre. Pero algo se ha mantenido constante: este espacio, este rincón en internet donde siempre puedo volver y sentirme en casa. A lo largo de los años, el blog ha evolucionado.

Al principio, escribía sin pensar demasiado en quién me leería. Con el tiempo, fui comprendiendo la responsabilidad que conlleva tener una audiencia, por pequeña o grande que sea. Mis palabras tienen impacto, mis ideas pueden resonar en otros. Eso me ha llevado a ser más reflexiva, a escribir con mayor intención, a cuidar el contenido que comparto. Pero si algo he aprendido es que escribir no es solo compartir, sino también recibir. Gracias a este blog, he tenido la oportunidad de conocer personas maravillosas, de aprender de sus experiencias, de intercambiar ideas. Algunos de ustedes han estado aquí desde el principio, otros se han unido en el camino, pero todos han dejado huella.

No hay manera de expresar cuánta gratitud siento por cada uno de ustedes que ha dedicado un poco de su tiempo a leerme. Sé que en estos tiempos hay un sinfín de distracciones: redes sociales, noticias, plataformas de streaming, entretenimiento en todas sus formas. Y, sin embargo, siguen viniendo aquí, siguen dejando sus comentarios, siguen formando parte de esta comunidad. Cada vez que recibo un mensaje de alguien que me dice que mis palabras le hicieron reflexionar, que encontró consuelo en una publicación, que se sintió acompañado en un momento difícil, recuerdo por qué empecé a escribir. (Tambien gracias a este blog pude asociarme con las mejores personas y lanzar LA REVISTA BINACIONAL).

Este blog es un espacio de conexión, de intercambio, de crecimiento mutuo. Sé que la fidelidad en internet es algo raro. Los intereses cambian, las plataformas evolucionan, las modas van y vienen. Por eso valoro tanto que, después de 14 años, sigan aquí. No sé qué hice para merecerlo, pero lo agradezco con todo el corazón.

Mientras celebro este aniversario, no puedo evitar pensar en el estado del mundo, en cómo han cambiado las cosas desde que empecé a escribir. En especial, mi cabeza no logra entender todo lo que está pasando en Estados Unidos y en la política global. Cuando abrí este blog, el mundo parecía moverse en una dirección diferente. Había retos, por supuesto, pero también esperanza. Ahora, la incertidumbre es la norma. La política en Estados Unidos se ha vuelto un campo de batalla constante, una lucha de poder donde parece que la verdad y la ética han pasado a un segundo plano. Veo los titulares y no sé si sentirme sorprendida o resignada. Me pregunto cómo llegamos aquí. ¿Cómo un país que ha sido un referente de democracia y libertad ha terminado sumido en tal polarización? ¿Cómo es posible que la desinformación y las teorías de conspiración tengan más peso que los hechos?

Me cuesta entenderlo, y me frustra no encontrar respuestas claras. Lo que más me inquieta es que esta crisis no se limita a un solo país. Es un reflejo de una tendencia global. La política se ha convertido en un espectáculo, en una guerra de egos donde lo que menos importa es el bienestar de las personas.

Nos hemos acostumbrado a vivir en un estado de alerta constante, a recibir noticias que parecen sacadas de una película de ficción. Pero a pesar de todo, quiero seguir creyendo en el poder del diálogo, en la posibilidad de cambio. Quiero pensar que aún hay espacio para la empatía, para la construcción de puentes en lugar de muros. No sé cómo será el futuro, pero sé que escribir es una forma de resistencia, una manera de mantener viva la conversación, de no rendirse ante la indiferencia.

No sé qué nos depara el futuro, ni para el mundo ni para este blog. Pero si algo he aprendido en estos 14 años es que la escritura es un refugio, una forma de ordenar el caos, de dar sentido a lo que parece incomprensible.

Seguiré aquí mientras tenga algo que decir, mientras haya lectores dispuestos a acompañarme en este viaje. No sé si llegaremos a los 20 años, pero por ahora, celebrar 14 es un recordatorio de que las palabras tienen poder, de que la conexión humana sigue siendo lo más valioso que tenemos. Gracias por estar aquí, por leerme, por hacer de este blog un espacio vivo. Este aniversario es tanto mío como de todos ustedes. Sigamos adelante, juntos.

Un Martes Cualquiera

El día comenzó muy bonito. Fui a desayunar con mi hermana antes de que se regresara a Mexicali y luego me ayudó con unas cajas y bolsas que estaban en mi cochera, pero realmente pertenecen al almacén de uno de mis socios.

Me fui al trabajo y traigo la inquietud que vi “caquitas” de ratón en mi cochera por donde estaban esas cajas viejas que tienen revistas y papelería.

Llegué al almacén y les dije que tenía ese pendiente. Algo presentía.

Comenzamos a sacar de una de las bolsas grandes, de esas militares, los focos y luces que usamos para los podcasts. (Ya vamos a empezar a hacer podcasts más seguido).

Rafael dijo “huele medio feo esta bolsa”.

Y yo, “¡la rata!”.

En eso se le ocurre voltear la bolsa para vaciarla y pues efectivamente.

Salió corriendo una rata del tamaño de mi perrita Yorkie y la perdimos. Y también cayó al piso otra, muerta.

Le tomé foto y la mandé en el chat de la oficina. Michelle, nuestra diseñadora, me preguntó, “¿y si está muerta? Porque esas ratas usan como mecanismo de defensa hacerse las muertas”.

Pues no supe. Rafael ya la había tirado, pero en la foto se puede ver como que se le dilataron las pupilas y todavía muy fresca (recién muerta pues).

Después de medio infartarme por la rata que pasó encima de mis pies, fui a la llantera porque tengo semanas que la llanta de mi carro pierde aire. Y pues sí, traía un tornillo. La desponché.

Me fui a comprar trampas de pegamento para las ratas y las puse en mi cochera por si dejaron familia las dos ratas que me llevé al almacén.

Llegué temprano a mi casa para seguir trabajando un poco y como a las 6 de la tarde me fui con mi hija a comer algo y a las tiendas.

Comimos rico, un lugar sencillo de Chula Vista que se llama D’Lish. Pedimos pasta y pizza antes de irnos a las tiendas.

Fuimos al Trader Joes por algunas cosas que faltaban en la casa, unos vinitos y unas cervecitas para surtir el refrigeradorcito.

De allí seguimos de compras (yo tenía que comprar el regalo del intercambio de la oficina) y luego ya llegué a Walgreens por una bolsa de regalo y nos fuimos a la casa a descansar.

“Luisa, ¿me marcas?”, le dije a mi hija porque no encontraba mi celular.

Nada.

Fui al carro a ver si estaba el celular y NADA.

Entré en un modo pánico.

FIND MY IPHONE, esa aplicación es lo mejor. Nos metimos del celular de mi hija y pudimos encontrar mi teléfono en el D’LISH.

Lo dejé allí cuando cené.

Marcamos por teléfono al restaurant para decirles que me lo guardaran y nadie contestó por lo que decidimos ir por él.

Me estresé demasiado, aunque sea una tontería pero significa CONTRATIEMPO y no tengo tiempo de perder tiempo.

También me di cuenta de que, por más de tres horas, no necesité mi celular. Me sentí orgullosa de eso, jajajaja.

Llegamos al estacionamiento del restaurant, en plaza Terra Nova y el FIND MY IPHONE seguía mostrando que se encontraba en el D’LISH.

El lugar estaba oscuro ya que habían cerrado hace como dos horas.

En eso sale del lugar una de las meseras. Ella se llamaba Martha. (Ella se llamaba así).

“Hola, dejamos el celular en el restaurant.”, le dice mi hija.

“Ah si, ya se. Pero ya cerré y puse la alarma. Mejor vengan mañana a las 11am”, dijo la mesera vestida navideña con un ugly sweater y un gorro de navidad.

Y yo, “Pero ya estoy aquí. ¿No me puedes abrir y darme el celular?”, yo con cara de Ten Piedad de esta Señora cansada.

“No. Ya puse la alarma y todo. Mañana hablen a las 10:30am y a las 11 am ya pueden pasar por él”.

Ya no le alegué. Le quería decir “No quieres que te pisen lo trapeado del piso, ¿o qué?” pero mejor me fui del lugar.

Mi hija y yo incrédulas con la falta de servicio a terceros. Yo si se lo hubiera dado. Me hubiera dado gusto entregarlo porque se siente muy feo y uno se siente muy estúpido cuando pierdes algo.

Me regresé a mi casa, al menos sabiendo que en un cajón de un restaurant italiano duerme mi iphone.

El día de hoy tuve todas las emociones habidas y por haber.

Lloré temprano, me reí mucho, me asusté con la rata, me dio asco. Me dio hambre, me cansé, gasté y disfruté hacerlo.

Y entre una limonada del D’Lish y una botella de agua empezada en mi casa cuando llegué, descuidé mi celular y por varias horas juraba que estaba en mi bolsa.

No supe la falta que me hacía hasta que me di cuenta de que no estaba conmigo.

FIN DE MI RELATO. (Espero que si me lo entreguen)

Gracias por leerme. NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES. 😊

NO ES EL RIMEL

“No es el rímel”

Así me dijeron cuando me quejé de que el rímel ZAN ZUSI ya no es lo de siempre. Mi queja fue porque antes mis pestañas con ese rímel se veían espectaculares.

Sí, duraba para siempre hasta que usabas un aceite para desmaquillarte como por media hora.

Mis pestañas siempre han sido muy largas pero CERO rizadas y ese rímel era mi favorito (creo que me lo recomendaron mis primas de Hermosillo).

Cada que voy a la Dax o a Mexicali, compro rímel mexicano. Pero cuando vi que el producto cada vez es mas “chafa” lo primero que pensé es que bajaron la calidad.

Pero cuando me dijeron “no es el rímel” de manera pasiva agresiva, supe que la que cada vez está más amolada soy yo.

No sabía si reírme o llorar.

Pues sí, obviamente cada vez tengo menos colágeno.

Mis ojos han llorado más de lo debido en esta vida y por consecuencia, mis pestañas cada vez están más escasas y cansadas.

Hace unos años, estuve vendiendo un rímel llamado YOUNIQUE, me lo acaba de recordar mi amiga Elsa, pero luego hubo devaluaciones y el rímel se hizo muy caro.

Ese rímel me gustaba, pero si me daba poquita alergia el polvito.

Entonces me puse a buscar el rímel perfecto porque la verdad, como mujer que se pinta desde los 13 años, el rímel es de lo mas importante.

(Si, ya sé. Las pestañas postizas son mejor pero no puedo andar con ellas todo el día. Me tengo que rascar la córnea de pura desesperación).

Encontré tres marcas que más o menos me gustan:                      

  1. PROSA, un rímel mexicano que encuentras en todas las farmacias y tienditas de abarrotes. Me encantó la brocha porque es grande y siento que con una sola pasada quedan bonitas las pestañas. El precio es muy barato, mucho menos de $5 dólares.
  • BETTER THAN SEX, un rímel que hace mucho me recomendaron, pero no le había hecho caso hasta hace poco, en mi búsqueda. Pues sí, se llama BETTER THAN SEX, o sea, MEJOR QUE SEXO. Pues no se que decir. No se me hizo la gran cosa (el rímel) o ya no me acuerdo lo otro. Pero pues, si saca del apuro y cumple con el requisito (el rímel) pero no se si mejor que el sexo, la verdad. No es nada barato (el rímel) y lo compré en Ulta.
  • BIG by SEPHORA, un rímel que llegó a mi por casualidad porque es una muestra que le regalaron a mi hija con su cuenta de la Sephora, pero al final me lo quedé yo. Me gustó mucho mas que el BETTER THAN SEX y lo que hice fue usar la brocha del PROSA con el rímel BIG. El precio es mas caro que el PROSA, pero mucho más barato que BETTER THAN SEX. Sephora si le atinó a esto.

Total, este blog, que por cierto me disculpo por haber dejado de escribir tantas semanas (pero es que no estaba ni inspirada de lo cansada que estaba) no es para describir productos de maquillaje.

El origen de este blog es que la frase NO ES EL RIMEL me hizo reflexionar que realmente es verdad. Uno cambia en el día a día y las cosas que antes eran lo máximo tal vez ahora no lo son.

Pero uno se aferra a quedarse en el mismo lugar. Se detiene y encuentra todos los pretextos para no cambiar y no dar otro paso.

La zona de confort, aunque ya no nos satisface, se hace muy difícil de abandonar.

NO ES EL RIMEL me recuerda a la frase “NO ERES TU, SOY YO”.

Si aplicas esa frase a cada aspecto de tu vida, ¿cuán diferente sería?

Por eso te enteras de parejas que deciden separarse.

Te das cuenta de que los trabajos y los negocios son temporales.

No temas cambiar, no temas dar ese paso, no temas aventarte y no temas arriesgarte.

Teme al quedarte donde estas si no estas 100% feliz.

GRACIAS POR ESPERAR MI BLOG.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

7 MINUTOS

Los siete minutos finales al morir, a veces referidos como “la vida pasando ante tus ojos,” son un tema tanto científico como filosófico.

Aunque es difícil hablar con certeza sobre lo que sucede en esos minutos, hay varias teorías:

1. *Actividad Cerebral*: Estudios han mostrado que, en los últimos momentos antes de morir, el cerebro experimenta un aumento de actividad. Esto podría explicar por qué algunas personas informan haber visto sus vidas pasar ante sus ojos. La actividad intensa en áreas del cerebro relacionadas con la memoria y la percepción podría crear estas experiencias.

2. *Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM)*: Algunas personas que han estado cerca de la muerte reportan experiencias vívidas, como túneles de luz, sensaciones de paz, o encuentros con seres queridos fallecidos. Esto podría estar relacionado con cambios en la química del cerebro debido a la falta de oxígeno o la liberación de endorfinas.

3. *Percepción del Tiempo*: En esos últimos momentos, la percepción del tiempo puede distorsionarse. Algunos científicos creen que el cerebro, al perder su funcionalidad normal, podría experimentar el tiempo de una manera diferente, haciendo que esos minutos parezcan más largos o llenos de contenido.

4. *Descomposición del Cuerpo*: Fisiológicamente, en los últimos minutos de vida, el cuerpo empieza a cerrar sus funciones. La circulación disminuye, los órganos comienzan a fallar, y el cuerpo entra en un estado de hipoxia (falta de oxígeno), lo que afecta profundamente al cerebro.

En resumen, aunque hay teorías y observaciones, la experiencia exacta de esos últimos minutos al morir sigue siendo un misterio en gran medida desconocido.

No se porque últimamente pienso mucho en esto, especialmente antes de dormirme.

Si acaso es cierto que tenemos 7 minutos para “ver pasar nuestra vida antes de morir”, me surgen mil dudas.

Yo quiero recordar solo lo bonito de mi vida pero, que si al morir, ¿mi cerebro comienza a recordar lo feo que ya olvidé?

Ah, porque quiero que sepan que tengo memoria selectiva. Platicando con mi hermana, ella recuerda perfectamente situaciones que tal vez nos pusieron tristes y en cambio yo las recuerdo como tal vez algo que me platicaron.

Pero, que si al morir ¡recuerdo todo!

Obviamente quiero en esos 7 minutos recordar las veces que me sentí feliz e invencible. No quiero acordarme de la vez que me tumbó un caballo o cuando confirmé que había muerto mi tia Norma.

No quiero que mis ultimos momentos de lucidez antes de apagarme sean recuerdos de cuando me reprobaron injustamente en conducta en la secundaria la maestra Obdulia (por estar platicando).

Tampoco quiero ver en esos minutos el momento que me di cuenta que mis amigos dejaron de quererme si a mi me iba mejor en algo.

Ni cuando me chocaron mi carro rojo. Ni de todas las muertes que cambiaron mi vida.

Quiero esos 7 minutos que esten llenos de plenitud, de agradecimiento, de satisfacción y sobretodo que esten muy libres de miedo.

Y si, esos 7 minutos estarán llenos de los rostros que mas me quisieron y los cuales yo mas quise en este mundo. Así uno puede morir llena de amor.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

¿Qué Necesidad?

Es muy difícil ser jovencito en estas épocas. Las redes sociales son el instrumento perfecto para indicarte que es lo que NO tienes en la vida.

Yo me acuerdo de niña y de joven que solo cuando iba a las tiendas veía las cosas y se me antojaba comprarlas. Igual podía hacerlo, pero también podía comenzar a ahorrar para comprarme algo que de verdad quería.

La única manera que sabía que alguien conocido ya traía esas botas caras o la bolsa “nice” es si los veía en persona en un evento.

“¡Que padre tu bolsa! Yo ya casi tengo para la mía” Y ya.

Todos felices porque nadie nos imponía esa NECESIDAD de tener algo material.

Yo, ahora de vieja, que tengo mas criterio que antes tal vez (no se rían, si he madurado), puedo sentir lo que muchas niñas y niños jovencitos ven en las redes sociales.

Se convierte en una NECESIDAD el querer viajar. Los INFLUENCERS solo presumen 1 minuto de felicidad en donde andan y los seguidores piensan que todo el día son feliz.

No se como le hacen. Estar siempre pensando qué publicar para obtener seguidores, porque sin los seguidores, sin los “likes” dejan de ganar dinero.

Las redes sociales crean una NECESIDAD para todo y si influye en nuestra felicidad.

-“Ay, nunca viajo”

-“Necesito ese colágeno”

-“Mis cejas no están laminadas, pintadas, tatuadas, ni nada”

-“No tengo mi Apple Watch para cuidar mi salud”

-“Que padre carro eléctrico y uno pagando gasolina cara”

-“Hay un nuevo sabor de churro en Disneyland y tengo que ir a probarlo”

-“No soy chistosa como los de TikTok”

-“No duermo, necesito ese té”

-“Compraré en Shein, pero luego seré parte de la mafia de costura y abuso infantil laboral”

-“Quiero ese gel para uñas que brilla en la noche”

-“NECESITO todo”

La mejor manera de vender es hacer creer al consumidor que NECESITA lo que vendes. Los “reels” o videos en redes sociales hacen creer a uno que los milagros existen con ciertos productos. Se nos olvida que existen filtros, tiempo de producción del video, trucos que engañan, y aun así compramos.

Necesitar es una palabra muy fuerte pero ya todos la usan como si fuera cualquier cosa.

NECESITAR es un verbo que significa una carencia de algo, sentir la falta de algo que es importante.

Ese significado me pone a pensar que lo importante no es la necesidad sino definir lo que es IMPORTANTE.

La importancia de VIVIR o de SER FELIZ (temporalmente), es decir: Necesitas AGUA para vivir. Necesitar un viaje a NY para ser feliz (solo lo que dura el viaje).

Hay necesidad, pero el “para que” define la importancia de esta.

Si es difícil vivir estas épocas tecnológicas cuando eres joven. Es como una constante campaña de que eres o no eres algo o alguien por tener o no tener algo.

Antes, tan a gusto. Ser feliz era mas fácil porque la felicidad la tenías al alcance de las manos.

Hoy en día también la podemos encontrar, pero tenemos que apagar temprano ese celular y usarlo solo para lo que debe de usarse un teléfono: Hablar con personas de tu entorno.

Tu, ahorita. ¿Qué NECESITAS?

Nos vemos el próximo MIERCOLES, aunque hoy es JUEVES, pero no se subió mi archivo a tiempo.

LA NIEVE DE 30

Estoy yendo a Las Vegas seguido debido al lanzamiento de La Revista Binacional en aquellas tierras.

Ir a Vegas a trabajar es totalmente diferente a ir de vacaciones. Sin embargo, me quedé en el MGM para ir viendo el hotel porque en dos semanas me lanzo a la convención UNIDOS US, un evento de 3 días donde los latinos e hispanos que viven en Estados Unidos, se “unen” como dice el nombre para advocar y ver todo lo que ocurre en este país que pueda afectar o beneficiar a Latinos.

Por primera vez en mucho tiempo, pude darme cuenta de que la INFLACION mundial llegó a Las Vegas.

Me acuerdo perfectamente aquellos tiempos en los que andabas por la calle con tu trago en la mano, admirando las luces y a los personajes semidesnudos en la calle con letreros chistosos.

Ir a un buffet salía casi regalado y también ir a un restaurant fino donde un buen corte no salía mas del costo de una hamburguesa de comida rápida.

El alcohol te lo regalaban los casinos con el fin de que tu dinero se quedara en las maquinitas tragamonedas.

Ahora que fui el fin de semana, me quedé impactada con los precios en el STRIP. En una nevería Häagen-Dazs, compré dos conos sencillos de vainilla y fueron $27 (más 18% propina obligada).

Ya sé que me oigo bien pobre, pero es que mi cerebro no logra conectar esa lógica de pagar por dos conitos más de treinta dólares.

Fuera del Strip, como en Henderson (Green Valley), hay unos restaurants increíbles, buenos y muy elegantes, que por mucho menos de $30 pude saborear una torta de ribeye en aioli de ajo y una cerveza IPA increíble.

Obviamente no solo es Las Vegas. Esto es a nivel mundial. Salir de paseo con la familia cada vez es un lujo más difícil de obtener.

Hay inflación sobre la inflación. Y no sé cómo se va a solucionar esto. La verdad la nieve de $30 me hizo reflexionar mucho.

La inflación es el aumento sostenido y generalizado de los precios de bienes y servicios en una economía durante un período de tiempo. Cuando los precios suben, el poder adquisitivo de la moneda disminuye, lo que significa que cada unidad de moneda compra menos bienes y servicios que antes.

Hay varias causas de la inflación, incluyendo:

1. Demanda superior a la oferta

2. Aumento de costos

3. Y, como en ciudades turísticas, el aprovechamiento de que la gente no tiene otra opción que pagar por servicios y bienes que necesitan.

Ojalá me lea un experto en finanzas y me pueda explicar con peras y manzanas, cual será el futuro financiero del mundo.

Si se incrementan los sueldos, el consumidor asume ese aumento.

Le echan la culpa a lo caro de la gasolina a los aumentos. Pero, cuando bajan los precios, ¿ustedes creen que bajen también los precios de los productos?

Me acuerdo de que yo dije durante el 2020 que la pandemia, el encierro y el miedo a morir por un virus iba a cambiar a los seres humanos.

Nos íbamos a unir.

Nos íbamos a cuidar y proteger como planeta.

Ahora como veo todo, si cambiamos mucho. Pero no se porque siento que nos volvimos egoístas y muy ambiciosos.

Estamos gastando como si no hubiera un mañana, y luego es mañana y no sabemos qué hacer.

Ya sé, que clavada solo por el cono caro.

Pero es que, de verdad, me impactó.

Estamos en un tiempo de elecciones en Estados Unidos. En guerra en el medio oriente. Con tormentas tropicales en el caribe. Con calor infernal en los desiertos.

No le veo fin a la crisis financiera mundial. Pero, como les dije, que me explique un experto.

(Ah, y también ando muy salada. Las maquinitas no fueron mis amigas)

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

No se les olvide leer articulos muy interesantes en:

Disgustos Simples

Aguanto mucho porque tambien se que si me quejo seguido resulta contraproducente. A mis amigos les digo que este blog es a veces un desahogo y hoy esto será.

Entre mas vieja, mas me molestan cosas muy simples, y tambien me desespero mucho.

Aqui mi lista justo a la mitad del año 2024:

Ruido de masticación: Escuchar a alguien masticar ruidosamente puede ser fatal para mis oídos.

Tardanza: Cuando alguien llega tarde constantemente sin avisar, especialmente cuando traemos   muy corto el tiempo por la extensa agenda.

Interrupciones: Ser interrumpido cuando estás hablando o trabajando y YO soy la que interrumpe siempre porque quiero ganar lo que van a decir. No lo hago por mala, sino por mensa desde chica. Tengo que aprender a escuchar mejor.

Filas largas: Tener que esperar mucho tiempo en una fila, no por la cantidad de gente que haya sino porque haya una ineficiencia en el servicio (o solo haya una caja abierta)

Mentiras: Me choca siempre descubrir mentiras. Bien dicen que es mejor no saber. Pero como duele cuando el que miente es alguien cercano a ti. Te hace dudar de todo.

Mala ortografía: Errores ortográficos o gramaticales en textos formales. Yo sé que también me equivoco, pero hay errores que de plano molestan. Si, soy una NERD para eso.

Mensajes de voz largos: Recibir mensajes de voz muy largos en lugar de textos rápidos. Yo también a veces mando un mensaje de voz, sobre todo el Whatsapp que dura minutos y minutos. No me gusta cuando me mandan y malamente yo soy una de las que también deja recados largos, sobre todo porque voy manejando cuando lo hago.

Chismes de la farándula: No quiero ya ver nada de Nodal y Angela. Son unos jovencitos criticados por gente que no tiene nada más que hacer. Que miedo ser blanco de criticas de doñas de mi edad. Ahora resulta que todos critican como si fueran inocentes palomitos.

Ruido de fondo: Ruidos constantes, como el goteo de una llave de agua o un ventilador ruidoso. Lo peor es el vecino que tiene un carro con un mofle ruidoso y lo prende temprano. Me choca nomas por su carro.

Criticas negativas sin soluciones: Cuando vas a criticar algo, compleméntalo con una solución. No cambia el sentir de la persona que recibe la crítica, pero mínimo se siente apoyado con una solución.

Leche fresca ácida: No hay nada peor que servirte tu cereal favorito aun sabiendo que es lo peor en nutrición para ti, echarle leche de un galón que acabas de comprar y al probar la primera cucharada sabe a leche con limón. No puedo con esto, para mi es una queja eterna.

La Política: Ya se acabaron las campañas en México. Ahora siguen las de Estados Unidos. Ambas han estado polémicas. Ambas muestran el verdadero YO de las personas y todos en estas fechas se convierten en expertos en ciencias políticas.

Y también:

  • Los pickles escondidos en los bocadillos
  • El olor a comida que se queda en la casa
  • Ir al jacuzzi y que esté lleno de gente
  • No tener tiempo para irme de vacaciones
  • No ser profeta en mi tierra.
  • Los que manejan mal
  • No encontrar una pluma cuando la necesito
  • Extraño a mis amigas y amigos
  • Cambiarme con calor
  • Lo caro que está San Diego ($7 dlls por un café)
  • Que hablen en coreano las que me ponen las uñas y sentir que se están riendo de mis uñeros.
  • Lo rápido que se va el tiempo
  • No saber que está pasando con mis cubiertos y porque cada vez hay menos en mi cajón.
  • Estar perseverando y sentir que todavía no me alcanza
  • Las pesadillas que provocan la melatonina
  • Sentirme chaparra porque me rodea puro alto
  • La fragilidad de la autoestima
  • Olvidarme de mi por estar distraída
  • La carne de borrego en cualquier presentación.

Bueno, ya no me quejo más.

Solo como agradecimiento de la semana pasada, quiero celebrar que cuando se va la gente de tu alrededor es porque Dios te está librando del MALAMEN (como me dijo mi brada).

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

El Panorama

Panorama viene del griego PAN que significa TODO y HORAMA que significa VISION. Panorama es la visión del todo.

Me gusta conocer las etimologías grecolatinas y de donde vienen las palabras. Eso siempre me ha ayudado a aprenderme las lecciones y entenderle a ciertos vocablos profesionales, en especial para cuando estudiaba para mis licencias de bienes raíces.

¿Por qué le puse ese título a este blog?

Pues verán lo que me pasó.

Manejando escuchaba un podcast en la radio, ni siquiera me acuerdo como se llama. En dicho podcast, platicaba un joven que a sus escasos 35 años, ya era un casi billonario.

Los locutores del podcast querían descubrir su secreto. Le preguntaban que si como le hacía, que si cual era su secreto, que si era religioso o solo era suerte.

El joven millonario se reía y explicaba lo que hacía con sus negocios, usando muchos términos que, si no los manejas a diario, pues nomás no les entiendes.

Los locutores seguían sin entender bien que pasaba. Por fin el joven entre risas se desespera y les dice:

“Ok, les digo mi secreto. Veo el Panorama”.

Los locutores se quedaban callados y aceptaban que habían quedado en las mismas.

“Bueno”, continuaba el joven millonario. “Les explico mejor”.

“Leí en un artículo hace unos años, que, en la fiebre de oro de California por allá de 1849, todos se fugaron hacia San Francisco a buscar el mineral dorado. Mientras todos emigraban hacia allá, hubo una persona que se quedó viendo todo… Viendo todo el panorama. Este señor decidió no irse con todos a buscar el oro. Este señor decidió mejor detenerse y comenzar su negocio de la venta de palas y picos para todos los nuevos mineros. Se hizo más rico que muchos porque se detuvo a ver todo”.

Como pueden ver, la vida me avienta lecciones todos los días. Les confieso que he tenido últimamente momentos no muy fáciles, ya que se juntan los problemas y se siente uno presionado a quererlos solucionar inmediatamente.

¡Qué importante es tener la vista panorámica! Es más, qué importante es también detenerse a ver todo.

Que importante es saber que uno puede no ser un borrego siguiendo a los demás ya que automáticamente tienes mucha competencia.

Viendo el panorama, las posibilidades son infinitas.

Viendo el panorama, se vale cambiar de opinión. A lo mejor siempre soñaste encontrar oro, pero si te va a ir mejor vendiendo las palas para todos los que también quieren buscarla, el negocio está casi garantizado. Ese es el verdadero ¡eureka!

Hoy es mi último día de 51 años y pienso tener vista panorámica por el resto de vida que me quede.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊

La Carrera de Relevos

En la primaria, en Nogales, AZ, aunque no lo crean, yo corría en TRACK AND FIELD, en las Olimpiadas juveniles de Arizona.

Me gustaba el 220 yard dash, pero mi favorito era estar en la carrera de relevos 440, con 3 amigas más (entre ellas estaban Lalae Varela, Zulma Dabdoub, Martha Gonzalez, Margot Padrés, Laura Espinosa y Larisa Victoria).

No era la más veloz, pero de alguna manera estaba en el equipo (a lo mejor los coaches lo hacían para elevar mi autoestima, jajaja).

Hay algo que no me gustaba, y todavía no lo soporto.

Es el balazo de inicio de la carrera.

“En sus marcas, listos… ¡fuera!”  ¡Y pum! Sonaba ese balazo que, aunque anticipaba que venía, me asustaba, SIEMPRE.

Al yo asustarme, me detenía un mini segundo y luego arrancaba. Ese mini segundo me ponía en desventaja entonces optaban por ponerme en el segundo o el tercer sitio del relevo.

Eso hacía la diferencia. No tenía la responsabilidad de comenzar el relevo, ni tampoco tenía la responsabilidad de cerrar la carrera. Estaba en medio y para mí eso era más que suficiente.

Cuando corría la de 220 yardas, toda la responsabilidad de ganar un trofeo para la escuela era mía.

Yo sabía que me iba a asustar el balazo del inicio de la carrera. Sabía que tenía que correr con todo porque nadie iba a terminar la carrera por mí. Si ganaba, ganaba sola. Si perdía, perdía sola.

Eran días muy bonitos donde te siembran esa semilla de competir, de lograr algo y de llegar a una meta para la cual te entrenaste muchas tardes.

Al igual que en aquellas carreras de niña, hoy a mis 51 me siento igual. Me gustan los triunfos individuales, pero ahorita me encanta estar en un equipo de relevos donde yo sé que los demás no me van a dejar perder o caer.

Trato de rodearme de las personas que no le tienen miedo al balazo de inicio. Me ayudan a llevar el trabajo y los proyectos sin titubear.

También me rodeo de las personas que van a llevar mis proyectos a la meta a toda velocidad, sabiendo que nadie nos va a alcanzar.

No se que signifique psicológicamente ese miedo al balazo. Por eso jamás nadé en competencias porque no me atrevía estar arriba en lo alto, esperando un balazo y luego tener que clavarme hacia una alberca, quedándome en mi carril con el riesgo de que se me metiera el calzón o se me enchuecaran los goggles (lentes para nadar).

Ese “balazo” que significa “aviéntate, arráncate, comienza”, siempre me hace parpadear un milisegundo y automáticamente sé que comienzo tarde.

Cuando el proyecto es solo mío, asumo la responsabilidad y si pierdo, no daño a nadie.

Pero cuando estas en un relevo de carrera, aquella en la cual te van pasado la batuta la cual tienes que cuidar y entregar al siguiente participante, tu responsabilidad y tu talento de hacerlo bien afecta a terceros. Ya sea para mantener el primer lugar, o para mejorar el de tu anterior.

Te llega una sensación de responsabilidad de no querer presionar mucho al que cierra la carrera.

Pero todo es en equipo.

Llego a esta conclusión. Me gusta trabajar en equipo porque me siento muy protegida y me gusta que no tenga que ser yo la que comienza con un balazo, aunque cuando se tiene que hacer, lo hago y pues ni modo. Trato de recuperar ese milisegundo que pierdo por el estruendo cerrando con toda la fuerza y llegar a la meta primero.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 😊