La palabra MEMORIA siempre nos hace pensar en la función que tienen los cerebros de recordar las cosas.
“¡Wow, qué buena memoria!” (Algo que siempre me dicen y la verdad nunca me he sentido así.)
La memoria nunca está cuando la necesito.
Comienzo a olvidar muchas cosas.
De lo que más me duele es que comienzo a olvidarme un poco de la voz de mi papá.
Olvido cosas en todos lados.
En las escaleras no se si voy subiendo ó voy bajando.
Confundo caras con nombres. Fechas con eventos.
Así que todo lo apunto en mi teléfono.
Pero ¿Qué creen?
La memoria de mi telefono cada vez está mas saturada y tengo que eliminar aplicaciones y fotos.
No creo que sea Alzheimer ni mucho menos, no es para tanto.
Creo que es porque, al igual que mi teléfono, ando saturada.
Sacando cuentas, planeando mi futuro en el trabajo que ando buscando, tratando de pensar que pasará con mi sobrino y de qué manera yo seré parte de que el esté mejor.
Mi memoria falla porque pienso en todo al mismo tiempo.
Los que me conocen saben que soy así.
Siempre con mil “ventanas” abiertas, mil planes empezados, mil historias a la mitad, mil ideas que me llegan.
Siempre logro ejecutarlas, cerrarlas ó cancelarlas, pero últimamente siento que ha sido mucho.
Como que todo se vino al mismo tiempo.
La memoria.
Ahora todo tiene memoria.
Los zapatos.
Las almohadas y los colchones. Esto me encanta. Duermo tan rico.
Mi cama me abraza en las noches que me da miedo el futuro.
Mi recámara se ha convertido en mi lugar favorito del mundo entero. Me siento tan segura entre estas paredes. Aquí nada me hace daño. Es muy curiosa la sensación.
Me gusta cuando aplastas el colchón y queda marcada mi mano en el. Al quitarlo, regresa a como estaba.
Dicen que el cuerpo también tiene memoria cuando haces ejercicio. Es decir, si me regreso al box mi cuerpo se va a acordar de los movimientos del deporte.
Tal vez me cueste un poco llegar a tener aquella condición física, pero mi cuerpo se sabrá mover igual.
Lo mismo pasa con la danza en el tubo (lo hago de puro ejercicio y no para salir de pobre ok). Son movimientos que uno nunca olvida aunque esté batallando mucho para poderme trepar. Ya lo volveré a hacer.
La memoria también debería poder ser borrada y formateada.
Quisiera olvidar muchas cosas. Cosas que he perdonado pero no he podido olvidar. Allí si la memoria no me falla y me choca. Tan fácil que sería todo si pudiéramos olvidar lo que nos dañó.
Quisiera también poder ser como un CABALLERO porque dicen que no tienen memoria (aunque creo que todos se duermen recordando algo que los marcó para siempre).
Esta semana he relacionado la MEMORIA con lo renal.
Ahora con el problema de salud de mi sobrino, me he dedicado a leer mucho sobre problemas renales en niños.
A muchas cosas no les entiendo y me arrepiento no haber sido médico. Creo que hubiera sido buena psiquiatra.
Leo y leo sobre los riñones. Sobre células madres. Sobre un transplante tanto del recipiente como el donador.
Los riñones de mi sobrino Sergio Miguel están lastimados.
Esa es mi teoría de una tía-mamá con mucha fé.
Los riñones de este niño de 9 años han estado lastimados toda una vida por un problema físico de las vías urinarias. Sin síntomas hasta este mes pasado, esos riñones están aplastados y no está funcionando como debían.
Cuando leo y no entiendo los términos médicos, trato de encontrarle la traducción para una común y corriente como yo.
He llegado a la conclusión de que esos riñones se comparan a cuando recién sacas ese arbolito artificial de la caja para ponerlo.
Lo sacas de un lugar aplastado, y además tuvo encima otras cajas. Algunas ramas las metiste dobladas el año pasado. No tuviste el “cuidado” tal vez de revisar que esas ramas estuvieran perfectamente bien dobladas en la caja antes de ponerle la cinta adhesiva.
Al sacarlo y armarlo, dejas que caiga. Y no se ve bonito. Está muy aplastado, tanto que se puede ver el fierro verde que lo sostiene.
Poco a poco se comienza a abrir. Con tu ayuda algunas ramas y otras solitas comienzan a acomodarse. El arbolito toma forma y cuando menos piensas se ve perfecto, como si nunca hubiera estado aplastado.
Lo sigues observando ya que lo pusiste y si te das cuenta que una rama no está bien, la acomodas.
El arbolito tuvo “memoria” y volvió a tener la forma perfecta de antes.
Te haces un juramento a tí misma que este enero que lo quites lo vas a guardar perfectamente bien para que no vuelva a salir tan aplastado.
Ese es el milagro que pido para mi sobrino.
Pido que sus riñones tengan esa “memoria” de funcionar como antes que existiera el problema en sus vías urinarias.
Quiero el milagro de que regresen a su estado normal en cuanto se elimine lo que le ocasionó el daño.
Estoy pidiendo ese milagro con todas mis fuerzas.
Quiero que los riñones de mi niño tengan esa MEMORIA y se les quite lo aplastado. Que se regeneren y vuelvan a ser el filtro perfecto de su sangre.
Y si no… pues le vamos a seguir con el plan B.
Allí entonces será otra la plegaria.
Pero ahorita no quiero ocupar memoria en eso.
Hoy me la vivo pensando en la MEMORIA y lo que impacta en mi vida.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂
Dios es amor, vida y milagro! Siempre! En toda circunstancia!
En El ponemos nuestra esperanza ❤️
Miss you!
Me ha gustado mucho tu artículo, al final de cuentas, todo tiene un poco de memoria. Mi abuela materna padecía de alzheimer, y lo cierto es que nunca antes puse atención a la memoria hasta que vi como una espectadora lo que era perderla. Por otro lado, deseo de corazón que tu sobrino pueda curarse y sus riñones puedan funcionar bien siempre. La enfermedad nunca será más grande que Dios. Un abrazo 😀
Gracias por leerme Aube
😀