Toda la vida, en todos los noticieros y periódicos vemos las leyendas de “La Cuesta de Enero”.
Esto es haciendo referencia a que iniciamos todos el año nuevo con la frescura de todos los comienzos.
No todos somos así.
La gran mayoría seguimos con los mismos problemas del año que se fue. No estamos empezando de cero sino de enmedio tal vez. O quizá estemos solo continuando con el desenlace de algo.
Enero no siempre es ‘borrón y cuenta nueva’.
Enero CUESTA.
Cuesta del verbo COSTAR.
Enero viene con el precio alto de las expectativas que nos marcamos con cada uva saboreada el día 31 de diciembre cuando se llegan las 12am del día primero. Esas uvas que llenamos de deseos para cada mes. Deseos a veces ambiciosos que no basta con no ahogarte con las semillas de las uvas que la tía compró en la esquina del Periférico, sino que deben de ir atadas a un plan para lograrlas.
Enero, mes de “arranque”. (Kickoff, como dice mi amigo Arturo G.)
Enero cuesta como todo arranque.
Si no calentamos bien motores, a la hora de arrancar no vamos a llegar lejos.
Si arrancamos demasiado rápido sin percatarnos de los cambios, sólo vamos a quemar llanta. Eso sí, haremos mucho ruido y vamos a impresionar a los que nos rodean. Pero al final, arrancar así solo nos deja en una nube llena de humo y con marcas en el camino. Van más lejos los que salieron a paso uniformado, con seguridad y sin acelerar demasiado.
Enero cuesta dinero.
¿A poco no? O como dicen los españoles, ¿A qué sí?
Ya saben de lo que hablo.
Hablo de los montos en las tarjetas de crédito que se usaron este diciembre. Hablo de los recibos de luz, gas, agua que se incrementaron por la visita, por cocinar, por el clima.
Hablo de que se expiran algunas licencias y hay que pagar las membresías anuales.
Enero te recibe con deudas adicionales. Te cachetea con la realidad de que hay que trabajar y organizar las finanzas para que te alcance sin andar sufriendo.
Enero cuesta.
Cuesta mucho trabajo guardar las decoraciones navideñas en esas cajas feas. En lo personal, me despido de cada decoración como si pudieran escucharme. No se, que miedo cuando esté más viejita. Me cuidan o me encierran, ¿bueno?
Cuesta quitar las luces, guardar las velas con olor a pino, guardar la vajilla navideña. La casa se ve ‘bichi’, oscura y sin alegría.
Se te vienen a la mente mil ideas de decoraciones para la casa ‘vacía’, pero luego ves el saldo de tu VISA y dices, “Se ve bonito así el depa, sencillo”. (jejeje)
Enero cuesta.
Cuesta mucho darte cuenta que tus pantalones se encogieron mágicamente en el mes de diciembre. Ese sofoco que provocan los jeans después de la ausencia del gimnasio y el exceso de comidas y bebidas. 😛
Cuesta mucho dejar el ritmo de la comida de fiesta. De tomarse una copita para brindar en las diferentes casas que visitaste durante el mes de las Posadas, peregrinaciones, intercambios, fiestas decembrinas del trabajo, etc.
Enero cuesta.
Cuesta aceptar que todos están volviendo a su ritmo de la rutina y tu debes hacer lo mismo. Ya no hay invitaciones todos los días. Ya no hay pendientes de ir a comprar regalos, de ir a los festivales navideños y sobre todo cuesta mucho ver que el ‘buen humor’ del adviento se ha ido.. se la ha llevado el viento, algo así.
Todo lo anterior pareciera que estoy escribiendo toda amargada desde la alfombra de mi recámara porque tengo mi laptop conectada a una televisión porque se me cayó en la casa de mi mamá y se me rompió toda la pantalla. Pues no. O sea, sí estoy así pero no estoy amargada.
Estoy muy pensativa viendo como a muchos seres que me importan les afecta este mes. Enero cuesta.
No por nada se disparan en todos lados las visitas a psiquiatras, psicólogos y terapeutas. Hay más venta de antidepresivos y se aumentan los porcentajes de suicidios y muertes naturales en los viejecitos.
Enero cuesta porque es frío y oscuro. Es muy contradictorio que el inicio del año comience con un poco de oscuridad.
Los invito a tomar este tiempo para de verdad planear su año. Desempolven sus conocimientos de excel y actualicen sus presupuestos en hojas de cálculo. Aprendan de sus finanzas, sus créditos y métodos de ahorro y de inversión.
En tu trabajo ponte metas alcanzables para que te motives al lograrlas y cada vez quieras subirle al nivel de complejidad de lo que quieres alcanzar.
Disfruten esta nostalgia y soledad que enero trae. Su silencio y su sentimiento “no fiestero” que lo acompaña.
Desintoxicate de la gente que te pone triste, aunque a veces eso signifique no volver a saber de gente que quisiste mucho.
Aprovecha la ausencia de compromisos sociales y acomoda tu casa, tus closets.
Disfruta a tu familia inmediata, en tu casa, inventando comidas sanas que te harán volver a tu peso de noviembre. jajaja.
El mes de enero es como el PRóLOGO de un libro. En ningún lado dice que la historia comienza el 1 de enero. Si te fijas bien, las obras literarias llevan un índice y un prólogo antes de comenzar la historia.
Enero puede ser tu prólogo del 2018. Enero cuesta. Pero vale la pena la inversión.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂
- Este blog se lo dedico a mi amiguito RODRIGO SANCHEZ CELIS, quien falleció apenas ayer, martes 9 de enero. Siempre me leíste y eras de las únicas personas que me hablaba por teléfono en mi cumpleaños porque me merecía más que un texto ó felicitación en redes sociales. Y si no, me mencionabas en tu columna del periódico, aún viviendo yo lejos de Mexicali.
No sabes como se te va a extrañar. Eras verdaderamente el amigo de todos. Descansa en Paz mi Rorris. ❤
Lov u!