Amor a la Labor

Todos los días llevo a mis hijos a la escuela. No me cuesta nada hacerlo, disfrutamos el camino y me gusta dejarlos como cuando eran niños chiquitos.

Siempre salimos muy temprano, porque si nos esperamos ó se nos hace 5 minutos tarde, el tráfico se comienza a acumular y no nos gusta apresurarnos.

Siempre el mismo caminito. Nos gusta ver lo verde aún siendo Enero. Vemos también algunos árboles que cambiaron de color y que han perdido ya sus hojas. “Arboles de las 4 estaciones”.. 🙂

“Bye mis amores. Tengan bonito día. Cualquier cosa me hablan.”…. Y así, día a día a las 6:45am.

A veces se bajan muy aflojerados. Otros corriendo. Otros días muy contentos.

Uno de estos días se nos hizo 5 minutos tarde. No es nada, pero en el tráfico al entrar a la escuela sí lo es.

Muchos más carros. Papás aventando hijos. Manadas de adolescentes caminando en los semáforos (que por cierto duran eternidades, querida ciudad de Chula Vista.)

Me tocó ese día ir tras un camión escolar de la High School. Iba lento pero yo no tenía prisa y me fuí atrasito.

Se paró en la entrada al sur de la escuela. Al parar y abrir puertas, se activan los símbolos de ALTO, así que supe que ni de chiste podía rebasar, así que me quedé atrás a ver todo.

En lo que sintonizaba la radio de mi carro, pude darme cuenta que no era un camión cualquiera.

No era el típico camión amarillo de las escuelas americanas. O sea, si era pero no.. (Sí, pero no, jajaja)

Por fuera era exactamente igual. Pero cuando comenzaron a abrir las puertas vi que era un camión mágico, especial… era perfecto.

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Comenzaba a moverse algo de adentro, como una grúa. Atada a esa maquinaria en movimiento estaba una silla de ruedas eléctrica con un niño, quizá deba decir adolescente, más ó menos de la edad de mi hijo. De unos 14 años.

Pude ver también a unos 5 maestros en esa parte de la escuela. Platicaban serios, tomando un café antes de comenzar otro día más de escuela.

Lo que me llamó la atención fue como al llegar el camión y cuando se abren las puertas, cada uno de esos 5 maestros cambió su gesto. Les brillaban los ojos, sonreían y de verdad podía ver como se alegraban al ver llegar a sus niños con tal vez necesidades especiales para manejarse en la escuela.

Bajaban uno tras otro.

Sillas y más sillas.

Los maestros aplaudían y los recibían con abrazos y cantos.

Los niños aplaudían. Otros como que se chiveaban con la porra.

Yo, en el carro, me quedaba impresionada y pensando en muchas cosas.

Niños con diferentes discapacidades. Diferentes síndromes. Niños con ceguera bajaban con sus bastones. Bajaban feliz. (Quiero pensar que el trayecto de las casas a la escuela comienza ya con un party en el camión).

Para empezar, pensé en el valor de las mamás de soltar a sus hijos desde su casa. Qué manera de hacerlos independientes, útiles y también darles las herramientas para valerse por sí sólos sin acentuar su tal vez problema físico.

También tengo que reconocer este país y sus prestaciones para que estos niños sean integrados a la comunidad, sean hombres y mujeres de bien, dentro de sus limitaciones.

Quizá lo que mas se quedó en mi pensamiento ese día fue la importancia de estar en un trabajo donde realmente amas lo que haces. Esa entrega que vi en los maestros no se puede comparar con nada.

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No creo que sea un trabajo fácil, al contrario. Han de trabajar el doble que los maestros que trabajan con niños completamente sanos.

Pude sentir una cierta “envidia” por esos maestros. ¡Qué ENVIDIA estar rodeados por esos niños y poder darles cariño, paciencia, entrega y un poco de tus conocimientos!

Eso quiero yo para mi. Un trabajo donde me encante levantarme para comenzar el día. Quiero enamorarme de mi trabajo, como una vez lo estuve.

Ya casi me llega mi licencia de Bienes Raíces en California y eso quiero ser yo. Quiero ser como esos maestros, aplaudirles a los clientes y acompañarlos con lo que quieran hacer en este negocio. Orientarlos en las tomas de decisiones, llevarlos de la mano en cada paso, y siempre tratar de que no se me desesperen si no les salen las cosas como lo planearon.

Quiero ser un agente de bienes raíces que inspire la confianza a todo cliente, que me depositen toda la responsabilidad de que voy a trabajarles fielmente en todo movimiento.

Ya casi estoy lista para volver a trabajar… y enamorarme de mi trabajo… Quiero lograrlo. 🙂

San-Diego-Map-Depositphotos-©-lucianmilasan

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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