Menú por Fuera

El sábado pasado me fui a pasear con mis hijos a Seaport Village, un lugar muy padre en San Diego, cerca del downtown. Queda con vista a la bahía y a Coronado, la isla. Me gusta ese lugar porque siempre está igual, nunca cambia. Tiene las mismas tiendas, los mismos personajes, la misma comida de toda la vida.

Me pude dar cuenta que hay algunos locales comerciales vacíos y como agente de bienes raíces me preocupó. Ibamos a visitar a una tienda de café para nuestro nuevo negocio y nos topamos con la sorpresa que ya no estaba. Una tienda tan linda cerró, sin avisar.

“Upstart Crow Bookstore and Coffee House” ya no existe.. No se si fue que la compañía está declarada en bancarrota desde 1987 ó porque se avecina un cambio radical en Seaport Village (despues les platico que va a suceder en este lugar).

En fin, nos pusimos tristes y a mi en lo personal me dió melancolía que nada tenemos seguros en esta vida.. un día estás y el otro no. Un día te quieren, el otro no. Un día estás de moda, el otro no. Un día sonríes y luego ya no.

Era medio día y ya teníamos hambre. No estabamos muy seguros que queríamos comer allí porque no queríamos la llamada ‘fast food’.

Pasamos por el Harbor House Restaurant, el único que se nos antojaba, y nos pusimos a ver el menú que tienen en vitrinas por fuera.

“Es para nosotros los pobres el menú”, me dijo mi hijo.

Mi hija y yo nos reímos, pero al mismo tiempo estuvimos de acuerdo.

Es una idea formidable que muchos restaurants ponen sus menús en la banqueta, con precios y todo actualizado.

Lo hacen para que veas que hay (si es que no lo conoces), en especial en zonas turísticas.

Pero sí, a mi me sirvió para decirles “Nel, no se hace. No traigo para comernos platillos de $40dlls cada uno. Mejor a buscar otro lugar”.

Me prometí a mi misma luego volver a ese restaurant a comer con mis hijos (pero con dinero pues).

Me quedé pensando en esa tendencia de siempre tener el menú completo en vitrinas por fuera del restaurant.

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No estoy hablando de pizarrones con sugerencias del chef sino toda la carta a la vista, con precios y vinos actuales. Los de mariscos nos indican los pescados frescos disponibles, etc.

Me gusta la idea porque así ya sabes a lo que vas. No hay sorpresas ni te vas para atrás cuando te das cuenta que sólo puedes pedir agua y un ‘appetizer’ porque está todo muy caro. (Ya se, la pobre pues)

La idea de poder ver lo que hay antes de entrar debería de aplicarse a todo en esta vida.

Esta vida debería de venir con un menú completo, actualizado y expuesto para saber si le entramos a ciertas cosas ó no.

No hablo de un ‘plan’, sino de lo que realmente se sirve, pasa, sucede, acontece.

  • Una nueva relación amorosa debe de tener ese menú a la vista, con sus precios, desde el aperitivo, platillo fuerte, postres, vinos y sobre todo el precio de cada cosa.
  • Un nuevo trabajo debe de poner el menú verdadero. No lo que espera de tí sino realmente que es el trabajo y cuánto esfuerzo nos va a costar.
  • Un hijo debe de venir con lo que va a llegar. No que esperamos como padres sino que debe de traer cada uno lo que realmente servirá para saber si le entramos ó no (jajaja, es broma mis hijos)
  • Un viaje debe de explicar exactamente como nos va a ir en cada lugar, en el transporte, en los hoteles para saber si nos vamos ó no.
  • Etc

Muy simple la analogía y quizá esté un poco cansada de tanta sorpresa de la vida que me sacan de onda ó desvían mi plan.

Las sorpresas son muy lindas, no me mal interpreten, pero a veces cuando te hacen  parar en seco todo para volver a analizar lo que está sucediendo, parece como si perdieras tiempo.

A lo mejor ustedes se sienten así, como que le entraron a un restaurant que no conocían, se sentaron y cuando les trajeron el menú se dieron cuenta que no les gusta la comida que sirven ó está muy fuera del presupuesto que tienen para comer.

 

Les hubiera gustado una ‘advertencia’, un “si me hubiera fijado”, un “si lo hubiera analizado antes”.

Lo inesperado a veces es padre… pero otras veces yo prefiero leer el Menú por fuera..

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NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

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Gratis

Gratis..

Una palabra muy simple y que todos sabemos que significa.

Hay un dicho muy común “En esta vida, nada es GRATIS”.

Creo que mi blog de esta semana se debe a todos los acontecimientos pasados en Hidalgo, México, con esa explosión de combustible que hizo perder la vida a tantos mexicanos e hirió a un pueblo entero.

Las imágenes estuvieron demás, no estuvo nada padre ver cuerpos calcinados en fotos circulando por las redes sociales. (Suficiente con ver sábanas blancas sobre cadáveres irreconocibles y achicharrados en el piso).

Esas personas que estaban allí y sufrieron en esa explosión saben que no era ‘GRATIS’ tomar esa gasolina. Creo que fue lo contrario. Fue demasiado costoso.

Somos un pueblo que le encanta lo ‘gratis’, lo ventajoso, lo ‘chueco’…

¿Me lo van a negar?

Creo que el 99.9% de los que me leen han tenido la oportunidad de tomar algo de manera gratuita, sin pagar, sin dar nada a cambio.

 

Ahora bien, si no fue gratis al 100%, costó mucho menos.

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Ejemplos simples:

Lo pirata en música, películas. Todos tenemos un conocido que sabe que página de internet usar para ver películas gratis, aún las que están apenas saliendo a los cines. Ni se diga de la música. Todo GRATIS (pero no es así en realidad). La verdad es que las películas no son de buena calidad, tal vez nos topemos con virus cibernéticos que destruyan nuestras computadoras, etc .

Las tarjetas de DIRECTV, ROKU, etc. Claroooo. Esto ha sido típico. Todos tenemos al conocido que ‘programa’ tarjetas de estos aparatos para ver televisión a una fracción mínima de lo que nos costaría haciéndolo de manera legal. Nos gusta lo GRATIS ó BARATO hasta que estamos viendo una pelea importante de box y se ‘congela’ la imágen.

Los “diablitos” de luz que le roba energía eléctrica al edificio más firme (que no dilata el gobierno en revisar a fondo)

Robarte la clave WIFI (hasta las mejores familias) de tus vecinos.

Ir a los tacos, comerte 6 y sólo pagar 4.

No se que es lo que pasa pero nos ‘encanta’ tomar ventaja de las cosas para sentirnos superiores.

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Meternos a la brava en una fila, no decir nada si nos cobran de menos, encontrarte una cartera y no regresarla, irte comiendo las uvas en el supermercado y al llegar a la caja pagar menos, quitarle los dulces al mas pequeño en una piñata, cortar el pedazo mas grande del pastel para ti sin importar si va a alcanzar para los demás, no pagar impuestos con facturas falsas, no ir a trabajar y que tu compa “cheque” la tarjeta por ti de tiempo extra, ir al buffet de un restaurant cuando casi acaba el desayuno y te toca tambien la comida, mentir en la edad de tus hijos para pagar menos en boletos, no declarar la fayuca y jugartela, fingir estar en silla de ruedas en un parque de diversiones para no hacer fila, no pagar lo que pediste prestado, no recomendar a tus conocidos para que les vaya mejor, copiar en los exámenes en la escuela, abusar del necesitado ó débil, robarte a todo un pueblo, etc.

Si, un gran ETC. Pero todo lo anterior lo ha hecho alguien en alguna ocasión de sus vidas, por más santo que sean hoy en día, todos hemos tomado ventaja, hemos ‘robado’ ó ganado algo ‘de a gratis’, sin importar las consecuencias.

Lo más triste es el ejemplo que les damos a las futuras generaciones.

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Pero al final, nada es GRATIS. En todas las anteriores si te ‘pescan’ en la movida pierdes mucho. Te cuesta el doble, el triple y a veces la vida.

En esta vida nada es GRATIS.

El status económico cuesta esfuerzo y trabajo. Tal vez haya costado ser buen estudiante y sacrificar vagancias por no perder la visión.

La belleza cuesta. No tenerla sino mantenerla. Cuesta la buena alimentación, la disciplina, las vitaminas, las cremas, masajes y faciales. A veces ya en extremo cuesta cirugías y esfuerzos en gimnasios.

La salud cuesta, tanto comer sano y orgánico así como recuperarla con buenos médicos y tratamientos.

El amor cuesta mucho. Es saberse sacrificar por el otro sin que importe. Es esfuerzo en estar pendiente que no se apague la flama,  y es ese esfuerzo tan grande de perdonar.

La amistad cuesta mantenerse. Es defender a los amigos cuando no están presentes, es recordarlos y contactarlos. Estos días no hay pretextos ya que estamos conectados todos los días.

El éxito cuesta. Tienes que esquivar las envidias, las críticas, lo negativo. Pregúntenle a Yalitza todo lo que ha tenido que ignorar para saborear su triunfo en Hollywood con Roma.

Todo cuesta, nada es GRATIS.

Eso se sabe, se enseña, se aprende.

Entonces, ¿porqué seguimos siendo así?

¿Porqué nos da tanto miedo que nos corrijan?

Porque sabemos que ser honestos nos costará.

A veces preferimos vivir así, rodeados de corrupción.

Hacernos de la vista gorda porque es más fácil ó beneficia a unos cuantos.

Sí, es más fácil ser corrupto, robar, abusar.

Pocos los que son honestos y buenos, pues cuesta mucho.

No es GRATIS.

good or bad

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

Sin Filtros

Las redes sociales han estado invadidas con fotos de todos de hace 10 años junto con una reciente, dando así al #10yearchallenge.

En las fotos se aprecia como eramos y como estamos.

Se siente muy padre ver las fotos que subíamos al Facebook en 2009 y ver que estamos mejor en el 2019.

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Si, entiendo.

Hace 10 años no teníamos las cámaras de hoy en día, que no toman la foto si no sales bien, sonriente, con luz, sin bizcos.

Hace 10 años no había filtros y las cámaras no venían con estos lentes tan sofisticados.

Hoy subimos fotos y ajustamos la luz, le damos luz a nuestra cara, usamos los tonos que nos hagan favor, tomamos la foto ‘de arriba’ para vernos delgados (y cabezones) y sobre todo nos tomamos muchas hasta que nos gusta una (ó si la foto es de un grupo hasta que todos estamos contentos y seguros de que el que la suba a la red social la va a recortar para que no salga la lonja y va a etiquetar a todos).

Si, es cierto, hay un antes y un despues de los filtros.

Los filtros antes eran un papel delgado para colar el café, unas mallas especiales para purificar el aire, el material especial donde va la boca en el cigarro para no dejar pasar tantas toxinas al dar el toque, etc.

Hoy los filtros son efectos especiales en los teléfonos que nos hacen ver muy guapos, mejorados y casi con piel y semblante perfecto.

Si, todos todos usamos filtros, ajustamos la foto, la “arreglamos”.

No me había dado cuenta de que usamos muchos filtros hasta que me puse a pensar que todos me dicen “Wow, eres muy fotogénica”.

(O sea en persona ladras, wuf!)

Bueno, al menos eso siento cuando me dicen.

Le bajé al filtro, pero pues los mismos teléfonos ya traen lente especial para que no salgamos tan gachos en las fotos, así que ni modo, siempre seré mas fotogénica que atractiva en la vida real.

Ahora con este #10yearchallenge, no faltaron los que publicaron que obviamente estabamos mejor hoy que hace 10 años debido a los filtros y cámaras modernas. Si, ya sabemos posar en un mundo donde reinan los selfies… Ya nos podemos quitar lo rojo de los ojos, blanquear la sonrisa, adelgazar y borrar lineas de expresión con un solo botón.

Estoy de acuerdo, si es cierto. No es que estemos mejor que hace 10 años. Nos hemos hecho mejores para el fotoshop.

No iba a escribir de esto este día (porque hoy es mi 8vo aniversario en este blog y quería escribir de eso), pero la moda y los comentarios tanto positivos como negativos del #10yearchallenge me dieron esta idea.

Si, físicamente no estoy mejor que hace 10 años, pero mentalmente y emocionalmente si lo estoy.

Para eso no hay filtros ni fotoshop.

Yo no soy la misma que hace 10 años. Ni siquiera me parezco a la que era en el 2009.

En estos 10 años he vivido muchas cosas que me han pulido, dado luz, embellecido mi personalidad porque me han hecho fuerte y con decisión.

Hace 10 años era miedosa e insegura de muchas cosas.

No me gustaba quedar mal con nadie y sacrificaba muchas cosas para evitar conflictos.

Yo ya no uso filtros para pensar ni para actuar.

Hace 10 años se me escapaban oportunidades por pensarla mucho.

Si, es cierto, ya no tengo 36 años, pero creo que por fin entendí que la felicidad está en mi y en nadie más.

Me tardé mucho en entenderlo.

En estos 10 años tambien he aprendido que si a alguien no le gusta lo que haces no es problema tuyo. Aprendí que si eres tu mismo y no le gustas a los demás pues es problema de ellos y no tuyo. (Si no te gusto, tu te la pierdes).

Hoy no me espero para actuar.

Hace 10 años tenían que llevarme de la mano para que yo hiciera las cosas.

He aprendido de muchas maneras a ser independiente.

No era mi plan estar sola hace 20 años. No sabía como estarlo hace 10. Hoy ya tengo una mejor visión de qué hacer y cómo hacerlo.

Yo ya no tengo fotoshop en lo que digo, ni lo que pienso, ni lo que quiero.

Lo que quiero ya lo pido. A veces lo consigo, otras no. Pero callada ya no me quedo.

Lo que digo a veces agrada y a veces no gusta nadita (pero tambien he visto como se aleja gente y se queda la que vale la pena).

No tengo fotoshop de lo que quiero. Sé exactamente que es lo que necesito.

NO hay filtros en mis sentimientos. Los digo así como van. Si los aceptan, que bien. Si no, tambien.

No me gusta agredir a personas y por eso mejor me callo pero últimamente si les digo “te pasas” a los que la andan regando con sus opiniones lastimando gente inocente.

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Hace 10 años no necesitaba filtros en las fotos, pero vivía llena de filtros y ‘tabús’ impuestos por una sociedad que me dominaba porque ‘así tenía que ser”.

Hoy si tengo más arrugas, mis ojos ya no brillan tanto, mi cabello está frágil, me cuesta mucho mantener mi peso y salgo mejor en las fotos gracias a los filtros de Instagram.

Hoy ya no soy la de hace 10 años en mi manera de pensar, ser y actuar… y creo que soy la mejor versión de mi persona, así mero… SIN FILTROS.

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NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES:

 

 

De Regreso

Me tomé muy literal el maratón Guadalupe-Reyes. No quise escribir nada, ni publicar en ninguna parte nada.

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Abandoné todo a mi alrededor para poderme ir 15 días a Mexicali. (Aprovechando la ausencia de mis hijos por el período vacacional de Navidad).

Me despedí de mis clientes acordando reactivarnos entrando el año.

No quise saber nada de trabajo, ni de pendientes, ni de cuentas por pagar, ni de llamadas, ni de contratiempos.

Simplemente paré en seco mi vida y me fuí a disfrutar a los cachanillas.

Y ¿saben qué?

No pasó nada.

El mundo no se acabó sin mi presencia. Mis clientes no se fueron. Mis hijos sobrevivieron sin mi. Todo estuvo bien.

Pude ver como el mundo siguió su curso y yo de lejos observé todo.

Esa fue mi lección. No pasa nada si te das un tiempo para ti.

Tal vez es un complejo egocentrista el sentirse indispensable para poder creernos útiles, pero no pasa nada si estamos cansados, nos desconectamos y luego regresamos.

Las cosas siguen funcionando.

🙂

2019.

Me gusta el número porque es raro, non, y poco común. Si buscas en GOOGLE “¿qué cuesta $2019?”, no sale nada. Que simple, ya se, pero es verdad. Hay años que no tienen nada especial mas que eso, ser un año.

Por eso pienso ayudar a este 2019 a ser especial. Porque luego llega el 2020. Un número muy sofisticado que hará que todos olviden el 2019.

Creo que ese es uno de mis propósitos.

Hacer el 2019 un año especial.

Comienza el año con muchos cambios.

Nuevos proyectos profesionales y personales (despues les platico un nuevo proyecto 😉 )

Nuevos retos llenos de optimismo.

Hace mucho que no sentía que ‘todo va a salir bien’.

No sé, un nuevo aire, nuevas vibras, mentalidad serena y estable.

Mis propósitos para el año son fáciles de cumplir (así uno no se siente todo fracasado).

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  1. Nomás voy a pedir los sobrecitos de salsitas que de verdad voy a usar cuando vaya a Chik-Fil-A
  2. Voy a acomodar SIEMPRE el carrito del mandado donde va para que no raye los carros a mi alrededor.
  3. Voy a hacer sonreír a alguien (mínimo una persona) todos los días
  4. Un día a la semana seré vegetariana, y gradualmente vegana (UN DIA)
  5. No voy a criticar todo lo que veo en el espejo, voy a querer hasta mis defectos que odio.
  6. Si me siento mal, voy a ir al doctor en lugar de ignorar los síntomas.
  7. Ya no quiero tener el cajón del ‘cochinero’ en la cocina donde hay de todo y usamos nada.
  8. No me voy a poner jeans hasta mediados de febrero, ya que esté menos “hinchada” de lo delicioso que comí en las vacaciones.  (Los pantalones de mezclilla son bullies)
  9. Una vez al mes voy a salir conmigo misma, al cine, a una librería, a un café.
  10. Voy a tirar todos los calzones balaceados aunque los ame con pasión porque son muy agusto.
  11. Quiero intentar caerme menos (literalmente el 2018 me caí mucho, rodillas y codos raspados todo el año)
  12. Voy a hacer lista de mandado para no gastar demás cuando voy al supermercado.
  13. Organizaré mi closet y donaré todo lo que de plano ya nunca usaré
  14. Voy a comprar todo lo que vendan mis amigos y los pequeños negocios en lugar de ir a tiendas de franquicias.
  15. No se me va a olvidar nada porque voy a apuntar todo (ni modo, ya llegué a esa edad)
  16. Daré mi opinión sólo cuando me la pidan los desconocidos pero a mis conocidos se las daré aunque no les guste.
  17. Quiero usar menos agua caliente al bañarme para que mi piel esté más sana
  18. No me va a dar miedo cumplir 47. La última vez que lloré por sentirme vieja fue cuando cumplí 37. No se, no me gusta cumplir años con el número 7.
  19. Usaré menos ropa negra para no parecerme tanto a Professor Severus Snape
  20. Mi casa siempre estará abierta para el que quiera ir a visitarme (ó el chat, el messenger, el whatsapp para desahogarse)

Ya. Con esos propósitos estaré muy ocupada. 🙂

No me encanta que sólo en enero nos hacemos propósitos. Esto debería ser cada semana. Inclusive tener propósitos para cada día.

Así podemos cambiar de meta, camino y propósito sin tener que llegar hasta el fin del año para poner todo en una balanza.

Disfrutemos más el día a día, que tiene que no sea festivo oficialmente.

Total, lo que sobran son los pretextos para celebrar. ¿O no?

Estoy de regreso, con ganas de lograr todo.

Hagamos de este 2019 un año muy especial.

Son mis mejores deseos.

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NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂