Branson, Bezos y Musk. Tres de los más ricos del mundo han comenzando una competencia de conquista en el espacio. Se tiene trabajando en esto mucho tiempo y hace unos días Branson pudo hacer su paseo espacial por unos minutos.
Mientras el mundo les aplaude y los admira por tener una vida fantástica llena de logros materiales, yo la verdad estoy muy preocupada por otra situación de estos viajes espaciales.
Estoy segura que lo que están planeando es invadir a la Luna. Para mi esto sería casi sacrilégico. La Luna debe de ser intocable. Solo admirada y venerada desde la tierra.

Lo último que necesita el mundo es un mensaje de “si las cosas se ponen peor, me puedo mudar al espacio”. Estos privilegios serán para unos cuantos que quieran gastar una fortuna en explorar el espacio y peor aún, construir viviendas en la luna.
Yo estoy en bienes raíces y conozco la ambición de los que más tienen. Mientras la gran mayoría de nosotros estamos viendo como calificar para comprar un pedacito de propiedad y poder hacer los pagos mensuales, estos billonarios materiales están solo viendo que el mundo ya les quedó chico, sucio y corrompido.
No quiero que toquen la luna. No por envidia sino por cuestiones místicas. (No me regañen, entiendo la diferencia de mi religión y de lo metafísico, pero la Luna es la Luna).
Acusada de ser la causante de los malos humores y personalidades, de los hombres lobos, de mover las aguas oceánicas, de llenar de suerte y de iluminar al caminante nocturno, la Luna no debe ser tocada ni por el más millonario.
Si nos estamos acabando el mundo por los descuidos a su esencia, ¿qué va a pasar si la luna se llena de sucursales de Oxxos?

A mi no me emociona que puedan ir al espacio estas personas. Me impresionarían más si usaran sus recursos en mejoras a su actual planeta.
No vayan a la luna, por favor.
No quiero que invadan la luna porque ella me guarda mis secretos.
En las noches más tristes y llenas de soledad, con ella he platicado.
Me ha visto llorar sin consuelo.
Ha sido testigo de besos que me han robado y de besos que he regalado.
La luna siempre sale, aún cuando se oculta por estar en su fase nueva, siempre está.
Me ha enseñado que es mágica aunque de lejos solo se vea como incompleta.
La luna llena me ha enseñado a que está bien que la gente te admire cuando estás en tu esplendor.
La luna me ha inspirado a escribir los textos más candentes y me he bañado con su luz para sentirme acompañada.
Ella siempre sale para ver si logra ver al sol, aunque sea unos segundos.
La luna me enseñó a ser paciente y a disfrutar cada momento bonito, aunque estos parezcan durar unos segundos nada más.
Si por algo un día tuviera suficiente dinero para ir a verla de cerca, creo que no iría.
Imagínate por fin poder tocarla y no sea lo que te has imaginado toda una vida.
Me quedo con esa magia mística y con el uso de mi imaginación mejor.
No la toquen.
Déjenla en paz.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

Muy bueno, estamos acabando con nuestro planeta y nos preparamos para hacer lo mismo con la luna. Keo
Ciertamente creo que próximamente la piensan usar como “rest stop” para poner gas y descansar, comer, etc; Lo que parecía de película 👀