Se dice fácil, pero se escribe la historia de manera difícil.
Escribir cuando uno está triste es lo más fácil que hay. Las letras fluyen de los dedos al teclado. Los sentimientos están saliendo sin esfuerzo.
Escribir triste, melancólica y hasta un poco distraída hace que la expresión se manifieste de manera más clara.
Vengo llegando del funeral de mi suegra por tantos años y no puedo sentirme de otra manera mas que triste y al mismo tiempo llena de nostalgia y melancolía.
Chacha (así le decía todo mundo) descansa ya en paz y tuvo la dicha de irse de este mundo de la manera más privilegiada que se puede: se quedó dormida en su siesta de siempre y sus ojos ya no se abrieron. (Es más, ni cuenta se ha dado que se fue de entre nosotros). “Chacha tuvo la muerte de los justos”, dijo el sacerdote en la Misa.
Una mujer tan fuerte y tan llena de Dios deja un vacío que sus hijos y toda la familia tendrá que ir llenando con sus recuerdos y sus dichos.
Mujer ejemplar como madre porque enviudó joven y tuvo que sacar adelante a 5 muchachos que hoy en día son hombres admirables y trabajadores.
Observaba a los muchachos en el funeral y no podía mas que pensar “¡Wow, Chacha! ¡Qué bien lo hiciste!”. Me la imaginaba diciéndome “Se dice fácil pero tuvo que haber mucha disciplina y no ser blandita con tanto hombre”.
Sí, siempre estricta pero por lo mismo formó hombres de bien.
“Tú y Pepe están locos”, era siempre su regaño. Fuí la nuera rebelde tal vez, la mal hablada y la que nunca supo como hablarle de ‘usted’. Pero con ella platicaba tan a gusto y compartíamos muchas opiniones similares en la mayoría de las cosas. Creo que tambien la hacía reír. 🙂
Las muertes repentinas impresionan a los que se quedan pero para el que fallece es lo mejor que le puede pasar.
Se dice fácil pero el haber regresado a su casa me marcó profundamente. Ver sus cosas, su cocina, sus galletas de avena que siempre nos comíamos tomando café me hizo sentir una paz melancólica que no puedo explicar. Sentía que en cualquier momento iba a salir de su cuarto para platicar.
Acompañé a José Luis, Manuel, Rubén (Chiquis), Fernando (Totis), Juan y toda la familia, en especial a mis hijos (Luisa Fda y Nicolás) que sintieron mucho la muerte de su abuela. Ver a los tíos, primos y nietos unidos y llenos de amor me hicieron sentir orgullosa de que mis hijos sean tan bendecidos de ser parte de esa familia tan bonita.
Chacha fue una señora muy querida en todo Camargo y Delicias, Chihuahua. Las caras de dolor de sus amigas me hicieron llorar un par de veces. Decirle adiós a una amiga no es nada fácil y ellas se sentían así, con un luto que no se podía ocultar.
Yo siempre voy a admirarle su fé y la convicción a sus creencias. A querer que el mundo hiciera siempre lo correcto. Para ella había un bien y un mal y difícilmente aceptaba un “mas ó menos”.
A Chacha siempre le voy a admirar su fuerza y sus ganas de vivir. Yo tambien quiero llegar a su edad sin un achaque, sin dolencias, sin enfermedades de esas que te limitan y te dan miedo. Quiero tener su memoria y siempre tener los recuerdos vivos.
Chacha, una mujer como las de antes, que todos respetaban, admiraban y que al mismo tiempo era moderna, tecnológica y con una inteligencia increíble.

Chacha, gracias por tus enseñanzas y tanto cariño. Descansa en Paz, Maria Luisa Mendoza de Andreu.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES (Chacha, no te me sientas, pero eso de vernos el próximo miércoles es para mis lectores) 🙂
