Busqué por todo San Diego una agenda para el 2022. ¿Porqué? Pues porque es hora de llenar fechas para todos los proyectos de este nuevo año.
Fuí a mil tiendas y no había de la que quería. Finalmente decidí ir al único lugar donde sé que siempre hay: en la librería de Barnes N Noble.
Encontré una muy linda de la diseñadora Lilly Pulitzer, con sus diseños tropicales como su Florida. Estaba a mitad de precio así que me gustó aún más.

La agenda era de agosto 2021 – diciembre 2022 y me choca eso. (Sí, yo se que es para estudiantes y maestros que comienzan su ‘ año ‘ en agosto, pero a mi me molestaba ver las páginas en blanco).
Sin titubear, me puse una tarde a arrancar una por una las páginas de los meses del 2021 que no me sirven para nada ya.
Dentro de mi obsesión compulsiva, tuve que decidir si arrancaba la página final del 2021 porque en ella venían el 1 y 2 de enero. Se veía fea la página si la dejaba, así que, respirando profundamente, dejé mi agenda comenzando con el día 3 de enero.
Mientras arrancaba las páginas, capté que todos comenzamos ciclos en diferentes fechas. Muchos miden su año nuevo en su cumpleaños (lo cual sería lo más lógico, para evaluarse en lo personal). Otros comienzan en agosto, los chinos en febrero, etc.
Realmente ¿qué cambia cuando un año cambia de número? Todo está en cada uno de nosotros.
En fin, me puse a revisar mi agenda y llenar con fechas que ya tenemos ocupadas con eventos especiales. Este 2022 cumplo 50 y lo único que quiero es llegar sana a cumplirlos.
Me puse a escribir algunos eventos en los días, pero titubeaba. Lo escribí con pluma pero mi corazón me decía que debía ser con lápiz, por si se tenía que borrar.
Ando titubeando últimamente. Es como un ‘deja vû’ del año 2020, con la diferencia que ya sabemos exactamente que va a pasar si el mundo se tiene que volver a detener y encerrar.
La agenda del 2020 llené cada día y hora del año con eventos, compromisos, trabajo, viajes… y cada uno de esos eventos fueron borrados ó simplemente se empolvó la agenda abriéndose por última vez en marzo y luego fue tirada a la basura.
El 2021 no tuve agenda. Decidí vivir el día, sin planear mucho para no decepcionarme si se cancelaban y creo que fue un año mejor de lo que pudo haber estado.
Ahora que compré esta agenda del 2022, la estoy llenando, titubeando. Frágilmente escribo en ella y en cada evento suspiro “con el favor de Dios se haga”.
Estoy saturada mentalmente con tanta información en los medios y redes sociales acerca de que si vamos ó no a encerrarnos de nuevo. A veces enterarse de todo no es bueno.

Mi agenda tiene una página muy especial donde me pone que ennumere mis metas para el 2022 y luego dice “el mejor año de todos los tiempos”. La dejaré en blanco hasta que realmente sepa que meta quiero para este 2022. Creo que la única ahorita es que todos estemos sanos y salgamos adelante de nuevo.
No ando de pesimista pero el haber comenzado a llenar mis fechas en mi agenda, titubeando, me sentí un poco rara, incómoda y con una combinación de nervios y emoción al mismo tiempo.
Tal vez ahorita estoy titubeando pero tengo la fé suficiente de que mis sentimientos estarán mas fuertes cada día que pase y así un día de estos escriba un blog diciendo “¿se acuerdan cuando la pandemia me hacía titubear?”
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

No creo que tengamos que esperarnos a cada inicio de año para rwnovarnos y empezar a hacer algo, o trazarnos las metas.
Cada mañana que despertamos tenemos la oportunidad de empezar, de renovarnos, de sanarnos🥰
No hay que titubear Gina, hay que ir con todo, hay que apostarle todo, hay que reirnos hasta que nos cansemos, hay que creer , hay que creer 🥰