Historias de Pocas Palabras

Tengo más de veinte días que no abro esta página de WordPress. Hay algo en mí que me aterra ver un monitor en blanco, un cursor negro parpadeando y un sinfin de palabras enredadas en mi cabeza.

Por primera vez escribir es una presión adicional, en lugar de un hobby de relajamiento.

Quisiera escribir todo lo que pienso y siento. De temas importantes, de opiniones fundadas, de fracasos y miedos, de triunfos y aciertos.

Pero no puedo, todavía no. Hay un mundo que vigila y juzga y pues ¿para qué?

En este tiempo he leído mucho y algo que me llama la atención es que las palabras son una especie de magia.

Las palabras se pueden acomodar según tus sentimientos, tus pensamientos, creencias ó ganas de expresarte.

Me llamó la atención que para escribir una historia, sólo tienes que acomodar menos de 6 palabras para lograrlo.

A veces leo frases de personas en mi círculo de conocidos que me inspiran, me hacen pensar, me hacen reír. Y esas son mis personas favoritas. 🙂

Les voy a escribir frases con 6 palabras o menos y estoy segura que cada quien le dará una trama y surgirán historias fantásticas.

Mándenme sus propias historias en menos de 6 palabras a mi email personal       laginadewar@gmail.com

Y las publicamos en las siguientes semanas.. No tienen que poner su nombre, es opcional.

Van mis historias:

  • ¿Qué fue ese ruido?
  • Deberíamos de juntarnos un día
  • No me ha bajado
  • No pude matar la araña
  • ¿A poco ya?
  • Para nada, sr. oficial.
  • Te lo dije
  • La vida duele sin ti
  • ¿Y las llaves del carro?
  • Hasta que la indiferencia los separe
  • Gracias por participar
  • ¿Quién es ella?
  • No me levantes la mano
  • Yo mejor no opino
  • Nunca había hecho esto
  • Sí, te correspondo
  • Lo interesante no lo publico
  • ¿Cuál tarea?
  • Nunca fuimos novios
  • Porque soy tu madre
  • Tenemos que hablar
  • No le saques
  • Dice mi mamá que no está
  • ¿y este arete de quién es?
  • No supe que hacer al verte
  • ¿Huele a quemado?
  • Hicimos lo que pudimos
  • Doctor, borre mi celular
  • Duermo con el. Sueño contigo
  • Despíntate esa boca roja
  • Pide un deseo
  • Nunca es ‘sólo un beso’
  • Extraños. Amigos. Mejores amigos. Amantes. Extraños
  • A ver cómo le haces
  • No basta ser musa sino deidad
  • No llegaron las maletas
  • ¿Le traigo un pantalón mas grande?
  • No hay internet
  • Chile, tomate, cebolla.
  • Quiero volver a verte
  • Se te duerme
  • Te pasas de lanza
  • Atrévete
  • Quiero una segunda opinión, doctor.
  • La talla es lo de menos
  • Hay suicidios anunciados
  • De nada sirve portarte bien
  • Me lastimas, déjame
  • Ya la vi.
  • Transacción declinada
  • Batman tambien te puede hacer llorar
  • Cuando te quieras, quiéreme
  • Sabe raro el pollo
  • No perdemos nada
  • Ven por mi
  • ¿Y si, sí?

 

11817229_113523402326401_2850529218955740306_n

Las palabras, traviesas. Se ordenan según pienses, según sientas. Cada frase envuelve una historia pasada ó predice qué sucederá.

Intenta escuchar para entender, porque siempre escuchamos para responder.

Deja acariciarte por las palabras, que te abracen las letras.

Enamórate de las  frases, y de pasada del que las escribe.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

Había Una Vez…

Había una vez una niña que nació para ser feliz.

Había una vez una niña que lograba ser feliz cada día jugando con una imaginación sin igual.

Había una vez una niña que fue creciendo hasta convertirse en una jovencita.

Había una vez una jovencita que sabía que el mundo le pertenecía. Ella conocía su poder.

Había una vez una jovencita que fingía ser valiente aunque no lo era. Todo le daba miedo.

Había una vez una jovencita que tuvo sus años primorosos luchando con bullies, cambios de ciudades, y autoestima baja.

Había una vez una jovencita que ya era una señorita menos infantil y por fin logró conquistar su nueva ciudad.

Había una vez una señorita que vivía en una burbuja de felicidad, aislada de la realidad y llena de fantasía. Todo era felicidad.

Había una vez una señorita que tuvo que madurar de un día para otro porque su papá se murió. Y esa burbuja explotó.

Había una vez una señorita que desde el piso se levantó con toda la madurez.

Había un vez una señorita que salía adelante y se volvía dejar conquistar por el mundo que regresaba a sus pies.

Había una vez una señorita que se graduaba y trabajaba siguiendo los paso de su padre ausente.

Había una vez una señorita que se casó y formó una familia hermosa.

Había una vez un matrimonio que decidió no serlo mas.

Había una vez una señora jóven que se veía sola en sus decisiones.

Había una vez una señora jóven que volvía a tener las dudas y las inseguridades superadas en la adolescencia. Ese gran miedo a ser abandonada.

Había una vez una señora jóven que se acostó a dormir una siesta y tuvo un sueño que le revelaba su futuro. Todo saldría bien.

Había una vez una señora jóven que sonreía para evitar preguntas. Es más fácil decir ‘Estoy bien’ a “Me siento fatal”. (Hasta los mejores amigos corren)

Había una vez una señora jóven que tenía que esquivar los juicios y opiniones de todo el que la rodeaba.

Había una vez una señora jóven que se dormía pensando en cómo salir adelante.

Había una vez una señora jóven que sentía que se enfermaba de stress.

Había una vez una señora jóven que se vió en el espejo y dejó de verse jóven.

Había una vez una señora que lloraba en la regadera pensando como solucionar el futuro.

Había una vez una señora que no dejaba de arreglarse para verse bien y así disimular que se sentía mal.

Había una vez una señora que tenía frente a ella muchas opciones para el futuro.

Había una vez una señora que aguantaba mucho de todos y se estaba cansando.

Había una vez una señora que se sentía perdedora porque le decían que ‘Hay gente que la pasa peor que tu’.

Había una vez una señora que soñaba con escaparse pero no se daba cuenta que la puerta estaba abierta desde años atrás y las cadenas ya no existían.

Había una vez una señora que dudaba hasta del azul del cielo.

Había una vez una señora que se refugiaba en escribir para contarle al mundo lo que sentía.

Había una vez una señora que le dejaba de importar ‘el qué dirán’.

Había una vez una señora que deseaba volver a ser la niña que nació para ser feliz.

Había una vez una señora que seguía creyendo en los cuentos de hadas.

Había una vez una señora que se emocionaba con la esperanza de volver a encontrar amor.

Había una vez una señora que se refugiaba en todas las amistades que podía encontrar.

Había una vez una señora que se sentía sola…y le gustaba.

Había una vez…pero ya no.

Habrá una vez una señora que todo lo pueda.

rosarito

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂