Había Una Vez…

Había una vez una niña que nació para ser feliz.

Había una vez una niña que lograba ser feliz cada día jugando con una imaginación sin igual.

Había una vez una niña que fue creciendo hasta convertirse en una jovencita.

Había una vez una jovencita que sabía que el mundo le pertenecía. Ella conocía su poder.

Había una vez una jovencita que fingía ser valiente aunque no lo era. Todo le daba miedo.

Había una vez una jovencita que tuvo sus años primorosos luchando con bullies, cambios de ciudades, y autoestima baja.

Había una vez una jovencita que ya era una señorita menos infantil y por fin logró conquistar su nueva ciudad.

Había una vez una señorita que vivía en una burbuja de felicidad, aislada de la realidad y llena de fantasía. Todo era felicidad.

Había una vez una señorita que tuvo que madurar de un día para otro porque su papá se murió. Y esa burbuja explotó.

Había una vez una señorita que desde el piso se levantó con toda la madurez.

Había un vez una señorita que salía adelante y se volvía dejar conquistar por el mundo que regresaba a sus pies.

Había una vez una señorita que se graduaba y trabajaba siguiendo los paso de su padre ausente.

Había una vez una señorita que se casó y formó una familia hermosa.

Había una vez un matrimonio que decidió no serlo mas.

Había una vez una señora jóven que se veía sola en sus decisiones.

Había una vez una señora jóven que volvía a tener las dudas y las inseguridades superadas en la adolescencia. Ese gran miedo a ser abandonada.

Había una vez una señora jóven que se acostó a dormir una siesta y tuvo un sueño que le revelaba su futuro. Todo saldría bien.

Había una vez una señora jóven que sonreía para evitar preguntas. Es más fácil decir ‘Estoy bien’ a “Me siento fatal”. (Hasta los mejores amigos corren)

Había una vez una señora jóven que tenía que esquivar los juicios y opiniones de todo el que la rodeaba.

Había una vez una señora jóven que se dormía pensando en cómo salir adelante.

Había una vez una señora jóven que sentía que se enfermaba de stress.

Había una vez una señora jóven que se vió en el espejo y dejó de verse jóven.

Había una vez una señora que lloraba en la regadera pensando como solucionar el futuro.

Había una vez una señora que no dejaba de arreglarse para verse bien y así disimular que se sentía mal.

Había una vez una señora que tenía frente a ella muchas opciones para el futuro.

Había una vez una señora que aguantaba mucho de todos y se estaba cansando.

Había una vez una señora que se sentía perdedora porque le decían que ‘Hay gente que la pasa peor que tu’.

Había una vez una señora que soñaba con escaparse pero no se daba cuenta que la puerta estaba abierta desde años atrás y las cadenas ya no existían.

Había una vez una señora que dudaba hasta del azul del cielo.

Había una vez una señora que se refugiaba en escribir para contarle al mundo lo que sentía.

Había una vez una señora que le dejaba de importar ‘el qué dirán’.

Había una vez una señora que deseaba volver a ser la niña que nació para ser feliz.

Había una vez una señora que seguía creyendo en los cuentos de hadas.

Había una vez una señora que se emocionaba con la esperanza de volver a encontrar amor.

Había una vez una señora que se refugiaba en todas las amistades que podía encontrar.

Había una vez una señora que se sentía sola…y le gustaba.

Había una vez…pero ya no.

Habrá una vez una señora que todo lo pueda.

rosarito

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

 

 

3 thoughts on “Había Una Vez…

  1. Había…significa algo pasado pero que enfatiza la repetición en el tiempo…pero yo no veo eso, yo leo a una mujer que dejó de ser niña, y ahora enfrenta su vida con madurez!
    Me encantó este escrito!

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