Hubo una frase en la entrega de los Oscares el pasado domingo que se me quedó muy grabada.
“Don’t be afraid to tell the world your stories” (Domee Shi “Bao”)…
En español:
“No tengas miedo de contarle al mundo tus historias“.
Lo dijo la directora ganadora del Oscar para Mejor Corto de Animación, “BAO”, Domee Shi.
En su debut como directora de esta historia tierna de Pixar se lleva el Oscar y como todos los años dejé volar mi imaginación y pensé “¿Cómo se decidieron a aventar su historia al mundo?”
Y ella lo dijo claramente en su agradecimiento… “No tengas miedo de hacerlo”.
Pues sí.
Que padre ha de ser vencer ese miedo que te impide hacer tantas cosas…
No es tanto el miedo al fracaso (phhfffttt! cuando uno comienza de abajo no hay mas dirección que subir!)
Es el miedo a no poder con la responsabilidad, el tiempo, el esfuerzo, el sacrificio de terceras personas, el vencer críticas y tener oídos sordos para esas palabras que destruyen sueños “No vas a poder” (aunque te lo dicen por tu bien según esto).
También es un miedo a lo desconocido, un miedo al “¿Y si, sí?”
A mi me gusta escribir (como pueden leer cada miércoles) y lo hago de la manera más sencilla para cubrir todos los gustos.
Pero desde ese domingo me puse a pensar que pudiera escribir de tantas cosas… Ficción, relatos, anécdotas, leyendas, historietas de amor, misterios, narraciones de erotismo aunque me tachen de atrevida, jeje….
Todos tenemos una historia que contar… todos absolutamente tenemos algo que compartir al mundo y no lo hacemos porque no sabemos como comenzar la historia.
“Había una vez”, como tantos cuentos, pudiera ser un buen inicio.
Es muy chistosa la necesidad que a veces tengo de escribir. No tengo ningún estudio relacionado con la literatura. (Mi carrera es Administración de Empresas y ahorita vendo casas y café, jeje), y sin embargo me gusta poner mis pensamientos en un monitor ó en un cuadernito que tengo por ahi escondido.
Escribir, de mis grandes placeres…
Acomodar letras formando palabras que arman enunciados dentro de un párrafo de una buena historia.
No escribo para gustarle al mundo. Si a todos les gusta entonces algo estoy haciendo mal.
Contar historias es una herencia de mi abuelo Memo y de mi mamá. Campeones mundiales en contar cuentos a sus nietos respectivos.
Mi abuelo Memo me contaba aquella historia cuando él de jóven paseaba en caballo en un rancho de Sonora.
“El Catrín”
Ya era de noche y montaba en su alazán ligero. Hacía mucho frío y quería llegar hasta su casa pero se encontró a un señor muy elegante que parecía catrín. Le pedía que se desviara de su camino y lo llevara a otro poblado pero mi abuelo se negaba porque tenía que llegar a su casa.
El frío le quemaba la cara pero seguía a toda velocidad montando el caballo… En eso vuelve a ver al mismo catrín trajeado enfrente de su camino y frena al alazán hasta que lo hace reparar.
Otra vez le pide a mi abuelo que lo deje montar y que lo lleve hacia el otro poblado.
Mi abuelo se vuelve a negar y se arranca en el caballo. Ya tiene miedo y mucho frío. Ya quiere llegar con su familia que lo espera.
Le faltaba muy poco para llegar, porque podía ver la luz de su casa. Seguía montando cuando otra vez el catrín se aparece..
No quiere parar y solo le baja a la velocidad al alazán.. No para, no lo voltea a ver a sus ojos.. Mi abuelo pasa cerca del catrín viendo el suelo de tierra. Al ir viendo el suelo, pasa por el hombre elegante y ve que no trae zapatos… Puede ver que no tiene pies sino una pata de cabra y otra pata de gallo…
El miedo de mi abuelo es percibido por el caballo y se desboca con él hasta llegar a su casa donde se puso a rezar porque supo que ese día vió de cerca al diablo.
¡Quack! Ya sé.. era un cuento de mi abuelo para todos los nietos y nos tenía con la boca abierta agarrados de la mano todos. Nunca lloramos ni nos daba miedo, al fin de cuentas nos lo platicaba el señor mas hermoso del mundo. (Lo extraño).
Mi mamá tiene mil cuentos que les narra a todos sus nietos cuando se quedan a dormir con ella. Ya grandulones mis hijos disfrutan las historias de la “Tó” (apodo de los nietos para mi mamá).
Mi mamá siempre nos ha contado una historia:
“La Vitrina”
Era ya noche y todos en casa de mis abuelos estaban por dormir. Mi mamá y sus hermanos (5 hermanos y ella, 6 en total) ya se disponían a acostarse y descansar.
Mi mamá le estuvo neciando a mi abuela que quería una galleta. Obviamente mi abuela le dijo que era tarde para una galleta y que mejor temprano se la podía desayunar.
“Pobre de ti que me desobedezcas”, amenazaba mi abuela a mi mamá.
Ya de noche, cuando todos dormían, mi mamá se levantó de su cama y se dirigió hacia el comedor porque vió que mi abuela había guardado las galletas en la vitrina grande.
Iba con todo el cuidado de no hacer ruido, pisando el suelo frío y con mucho miedo porque no había ninguna luz.
Sentía frío ya que el pasillo de las recámaras hacia el comedor y estancia era muy largo y grande. Sentía mi mamá el viento frío colarse por su camisón.
Al llegar al comedor, mi mamá no prendió la luz porque la luna llena de esa noche alcanzaba a iluminar un poco la vitrina y veía el galletero de cerámica azúl.
Abre con todo cuidado la vitrina y alcanza el galletero, tomando una de ellas. Al cerrar la puerta de vidrio del mueble, se ve reflejado en ella la cara de un demonio.
Mi mamá grita y todos llegan al comedor encontrando a mi mamá rezando arrepentida.
“Quién te manda”, le dice mi abuela cuando mi mamá le cuenta lo que vió. “Ya duérmanse todos”.. (No le creyó a mi mamá, ya que era lógico que había sido su conciencia por haber desobedecido).
Ya se, quién sabe porque todos los cuentos de mi abuelo y mi mamá giraban alrededor de temas de miedo, jajajaja.. (Ahora entiendo todo, jejeje)
Cualquiera de las dos historias anteriores serían un muy buen tema para PIXAR, ¿A poco no?
Lo malo es que hoy en día todo trauma a los niños, todo ofende, todo es negativo y se ha perdido ese humor sarcástico y negro de no tener miedo a escuchar de todo para así crecer como personas..
Uno debe de ser muy político y correcto a la hora de narrar las historias, haciéndolo un poco más difícil aún.
Si mi abuelo y mi mamá se hubieran preocupado porque podían traumar a sus nietos, yo no hubiera crecido con esas historias tan tétricas ni hubiera tenido tema para el blog el día de hoy.
Así que ya saben, todas las historias son buenas. Sólo hay que saber contarlas bien.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂
Yo como niña chiquita quiero otro cuento!! Lo mejor es que las palabras de tu abuelo y de tu mami se inmortalizaron en ustedes. ❤️
Una de miedo y otra de horror… falta el del chupacabras y las poquianchis… un gusto leerte
Qué bueno recordar las historias que nos contaron de niños.
Un abrazo 🌹