El lúnes venía de regreso de dejar a Luisa Fernanda, mi hija, a UCLA. Era tarde, casi las 9pm cuando manejaba de Los Angeles hacia San Diego.
Estaba lloviendo tanto. Parecía que llovía de lado y el agua se estaba ya juntando en lo que es el Freeway I-5.
Todo el camino me hablaron por teléfono muchas personas. Venía platicando con mi mamá muy a gusto. Conversábamos de muchas cosas. Yo venía muy nerviosa porque no veía bien el camino y el agua era tanta que los parabrisas no alcanzaban a limpiar los vidrios.

Llegando hacia Del Mar, como a unos 45 minutos de donde vivo, fuí testigo de un accidente espantoso.
Escuchaba a mi mamá platicar en las bocinas de mi carro y no quise que supiera que tenía mucho miedo estar manejando en la tormenta. De pronto perdí la señal con ella y como si estuviera en cámara lenta, pude ver como un tracto-camión de esos llamados ’18 wheelers’ choca con un carrito pequeño.
Lo ví todo. Ví explotar las bolsas de aire del carrito. Vi la manera que el chofer del camión trató de frenar ese monstruo en pleno chubasco.
Yo me asusté mucho. La carretera estaba llena de agua. Sabía que si frenaba de repente, el carro se mi iba a derrapar y perdería el control del mismo.
Un pick-up enseguida de mi si le pisó los frenos, y tal como lo predije, se derrapó y chocó contra el muro que divide el I-5 para delimitar los carriles que van de norte a sur y vice-versa. Al chocar, hizo una ola de agua que me tapó totalmente la vista.
Sin frenar y quitando el pie del acelerador, viendo por un pedacito de mi vidrio, con todas mis fuerzas detuve el volante y logré pasar entre todos los carros sin control que fueron chocando.
Fue un segundo, quizá dos. Detrás de mi se atoró el tráfico y le seguí hasta mi casa, deseando con todas mis fuerzas ya llegar, sana y salva. Y así fue, gracias a Dios.
En la noche me acosté muy orgullosa de mi reacción al estar en ese accidente. Tuve auto-control (a pesar de los nervios pude reaccionar y accionar como es debido) y por lo tanto tuve control del auto.
Si yo me hubiera dado a mi pánico, es muy probable que fuera una estadística más y no estuviera contando esta historia.
¡Qué importante es tener AUTO-CONTROL en una situación!
¿Cuántas veces no hemos hecho cosas, dicho algo ó lastimado a terceros por no haber podido controlar las emociones?
Creo que mi ejemplo más reciente, y que anda en boca de todos, es la reacción de Will Smith en los Oscars.
Will perdió su Auto-Control y golpeó a Chris Rock, por haberse burlado de la alopecia de su esposa.

Will perdió ese auto-control quizá apoyado por su esposa.
Muchas veces hacemos cosas porque alguien nos ‘echa porras’ y nos hacemos los valientes.
La típica “¿vas a dejar que te hable así?” ó la de “¿no te vas a defender?”
Sea cual sea la razón que tuvo Will de cachetear al comediante, se debió de haber tranquilizado y no lo debió de haber hecho tan público.
La regó porque ahorita se me vienen a la mente mil maneras posibles de haber solucionado el desconento de Will Smith.
Ahora, gracias a su falta de auto-control, todos nos acordaremos de los Academy Awards 2022 como los Oscares donde el Will golpea a Chris Rock… tan padre que hubiera sido mejor “los Oscares donde Will Smith gana como mejor actor”.
Y es por eso que Will Smith en su pecado va a llevar la penitencia.
NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

Pobre, porque en 30 segundos destruyó la imagen que ha trabajado toda una vida para presentar. Ojalá sirva de lección para muchos.
Que bueno que no te pasó nada Gina 🙏🏻 Cuídate mucho 😘😘😘
Auto-control años en aprenderlo y en segundos lo pierdes. Me da muchísimo gusto que hayas llegado bien 😀