El Corte

Siempre que me corto el cabello lloro. Lloro de verdad, con lágrimas y todo. Aunque me haya gustado como quedó, se me hace un nudo en la garganta y lloro.

No se psicológicamente que signifique.

Me fuí a “dar una cortadita” a mi melena para estar lista para mi viaje a Cancun próximamente.

Por estar ocupada no puse atención a lo que estaba diciendo ni haciendo la americana que me estaba cortando el pelo.

Creo que me preguntó si me cortaba todo lo maltratado ó algo así, a lo cual le dije que sí.

Cuando por fin voltié a ver el espejo, la mitad de mi cabello estaba recortado con navaja. NO con tijera normal, sino navajeado y grafilado.

La última vez que me hicieron esto fue en los 90s y me dió mucho trabajo peinarme por lo cual juré nunca volver a hacerlo.

No fué mi decisión pero permití que sucediera porque confié.

Yo se que es una tontería pero siempre me pasa igual.

Me ví en el espejo y la gringa me decía toda contenta en inglés, “¿te gusta tu nuevo look?”

Nomás sonreía mientras veía el espejo, con el nudo en la garganta.

Pagué, no sin antes comprar productos para el cabello.

Me subí al carro y lloré.

Lloré mucho.

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Era lo que necesitaba.

Me sequé los ojos como niña, con la blusa sin importar que mi maquillaje se corriera.

Tenía que manejar y la verdad mi vista estaba un poco nublada. Manejé mucho ese día. Me hizo pensar en porque andaba tan sensible.

¿La edad?

¿Las hormonas?

¿Porqué había llorado tanto ese día?

Creo que tengo un talento para llorar. Con sólo tratar de llorar lo logro. Como si fuera una actriz dramática. Sí hubiera sido muy buena actriz. La verdad.

Me sentía en calma y al pasar mis dedos sobre mi cabellera la podía sentir tan suave, tan sana, sin resequedad ni puntas maltratadas.

Y fue cuando entendí.

Tengo muchos años que quiero lograr tener mi cabello largo pero llega el momento en que está tan maltratado que tengo que cortarlo. Y siempre es la misma historia.

Para que “crezca sano” uno debe cortarlo.

Lo mismo me ha pasado con gente en mi camino, con situaciones tanto personales como de trabajo.

Entonces esta anécdota de como lloro al cortarme el cabello es comparable con el sentir esa pérdida obligatoria de lo querido para poder salir adelante.

¿Cuántas veces hemos tenido que sacrificar algo para mejorar nuestra situación?

Hemos tenido que ‘cortarlo’ para poder progresar.

En lo personal siento que me la vivo “cortando” situaciones para no quedarme en el camino.

Es despedirme de muchas cosas, de mucha gente, de situaciones de trabajo, de situaciones personales que se comienzan a maltratar porque no las puedo a veces cuidar como debe de ser.

Y sé que es lo correcto, sé que es lo que uno debe de hacer para triunfar.

Duele hacerlo, uno se siente egoísta ó que comete un error.

Luego pasan los días y comienzas a sentir que el peso que cargabas con lo que llevabas es menos.

Te liberas de lo maltratado.

Me imagino que muchos de ustedes están pensando, “Wow, si es cierto, que bien”.

Estaba muy orgullosa por el tema hasta que vi un meme en una red social que me vino a contradecir todo lo que he escrito anteriormente.

El meme era lo siguiente:

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Entonces estoy en un dilema.

Volviendo a mi simple tema del cabello, ¿Porqué me desesperé y lo corté en lugar de cuidarlo, darle tratamiento, repararlo con productos buenos? Me dí por vencida y lo fácil fue cortarlo para no complicarme con el peinado en mi próximo viaje.

¿Y si ese meme es verdad?

¿Y si en verdad nos estamos complicando más dejando ir en lugar de arreglar las cosas?

Pasa con los clientes en bienes raíces. A veces a uno le da gana de decirles, “Creo que trabajará mejor con otro agente”. Pero uno no lo hace porque hace todo lo posible por que funcione para poder cobrar una comisión.

Pasa en los matrimonios. A veces los problemas son pequeños y por no arreglarlos a tiempo se van juntando hasta que lo mejor es deshacer la relación.

Pasa en las relaciones amorosas.

Pasa con amistades.

Entonces, mis queridos amigos que me leen, el haber llorado por mi cabello fue porque mi subconsciente se siente cobarde de no haber tenido el valor de cuidarlo más, de peinarlo mejor y de darle los tratamientos adecuados.

¿Qué piensan ustedes?

Por lo pronto les dejo una foto de como quedé.

(Lo bueno es que crece, dicen).

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NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂