Tocando Fondo con Paciencia

Siempre dicen que uno debe tocar fondo para de allí impulsarse hacia arriba.

Lo normal debe ser tocar fondo y luego salir aflote.

Aviéntate un clavado a lo profundo aunque te de miedo llegar al fondo, porque si te quedas en medio no tienes de donde impulsarte para salirte.

Phhffftttt…

Platicaba con mi hermana y le digo, “No estoy tocando fondo, estoy acostada, buceando boca abajo en lo más profundo”.

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Jajajaajajaja.. Así nos sentimos muchos todos los días.

Lo más delicado de todo es que estoy aprendiendo a durar mucho debajo del agua sin respirar. Se me hace normal la ansiedad de que las cosas no salgan como las he planeado.

Es decir, no han fracasado sino que se han ‘tardado’ un poco más de lo que pensaba.

Mis amigos me dicen que lo único que no tengo es lo que más me hace falta ahorita: PACIENCIA.

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Así que a respirar y esperar con toda la paciencia a que todas las monedas en el aire caigan.

Se me ha olvidado ser paciente.

Los años pasados era de puro esperar y aguantar.

Ahora no se si sea la edad pero me choca que las cosas no salgan rápido como las planeo.

PACIENCIA.

La Biblia dice que la Paciencia es una virtud. (Pues entonces creo que tengo otras virtudes porque esta nomás no).

Yo se que muchos se sienten igual que yo.

¿Porqué ya no somos tan pacientes como antes?

Porque todo lo tenemos en el momento.

En segundos podemos ver el menú del restaurant al que vamos a comer, la calle que está cerrada por accidente según el Gps y toda la serie de Friends en Netflix sin comerciales.

Mis hijos no pueden creer que duramos 10 años viendo la serie FRIENDS, jueves a jueves esperando el nuevo capítulo.

Yo pienso que por eso la serie de Luis Miguel ha causado tanta sensación! Nos tienen semana a semana con el Jesús en la boca aunque todos conozcamos ya la vida del Sol.

La serie de Luis Miguel nos ha enseñado a ser pacientes. También Game of Thrones y Club de Cuervos, que tardan un año en regresar con temporada nueva.

Pero fuera de eso, todo en esta vida está ya diseñado para que no esperemos más.

No se si hay una respuesta psicológica a que entre más vieja más desesperada me pongo. Lo veo en el freeway cuando va un viejo pachorrudo enfrente de mi y tengo que bajar mi velocidad de 80 millas por hora a 70.

A todos lados quiero llegar rápido. La lavadora de mi casa siento que tarda doscientos años en lavar y la secadora otros quinientos en secar.

En la mañana al prender el café siento que tarda siglos en colarse, como gotero.

El wi-fi de mi casa ni se diga. (Y eso que no tengo vecinos que me roban la señal, eh!)

Las filas de la única gasolinera en Eastlake Chula Vista cerca de mi casa. Inversionistas, pongan otra gasolinera, gracias.

Cuando no te contestan el texto y ya lo vieron. 😦

Hemos tenido también que ser pacientes en toda esta contienda electoral, teniendo que ir descubriendo el verdadero “yo” de muchas personas.

Me sorprendí mucho ver el nivel de ‘clasificación social’ en la que vivimos. Votes por quien votes, para todos ha habido una crítica ofensiva.

Si votas por Meade eres un menso que quiere más de lo mismo. (ni al caso)

Si votas por Anaya, eres un borrego seguidor del voto ‘útil’. (ni al caso)

Si votas por AMLO entonces tienes suficiente mugre en las rodillas y codos para usarla en la tarjeta de votación en lugar del marcador que te den. (ni al caso, qué gacho, jejeje)

Si votas por el Bronco estás perdido en el abismo de la rebeldía contra la sociedad tradicional. (ni al caso)

Epale, yo nunca dije nada de lo anterior.

Fueron ‘status’ de Facebook que yo pude leer en varias ocasiones, en memes y en posts de muchos de mis amigos.

Al principio me preocupaba ver la pasión con la que escribían defendiendo su punto.

“Nunca nos vamos a poner todos de acuerdo”, pensaba cuando veía tantas opiniones en contra.

Vi amistades romperse, vetarse y bloquearse en las redes sociales.

Yo estoy segura que a mi me hubieran bloqueado más de mil si me hubiera puesto a alegar mis puntos de vista.. Pero ¿para qué?

Pase lo que pase, nos vamos a unir tarde que temprano como pueblo. Es lo que hacemos. Y quien sabe. Tal vez no estamos preparados para cambios, porque todo cambio da miedo. Los invito a reflexionar y decir, “¿y si todo sale bien?”

Hemos estado tocando fondo con paciencia, con memes y críticas pero nunca hemos hecho un cambio radical. Nomás nos hemos quejado. Tocamos fondo con paciencia.

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Luego entonces comienza el mundial, WORLD CUP en Rusia y nos volvemos a unir como mexicanos que somos.

Los dos triunfos nos posicionan en el primer lugar y a última hora nos da una goliza Suecia.

La poca paciencia con el árbitro y sus marcas chiruleras me estaban haciendo llorar.

La paciencia que tuvimos que aplicar para esos 9 minutos extras del juego Corea – Alemania para ver si de panzazo pasaba México a octavos de final en el Mundial.

Tocamos fondo con paciencia… aunque nos haya dado ganas de vomitar ver a la Selección Mexicana no poder hacer nada con esos 3 goles en contra.

Creo que estamos tocando fondo con demasiada paciencia.

Vamos a impulsarnos… A la 1… A las 2… y a las 3!!!

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NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂 Con nuevo presidente mexicano.

Todo estará bien.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No había nada mejor que hacer

He llegado a la conclusión que necesito estar muy ocupada para no pensar ni hacer tonterías.

Este fin de semana que pasó, me quedé sola en mi casa. Mis hijos se fueron con su papá a Los Angeles y no hice ningún plan adicional. No hablé con nadie. Decidí trabajar todo el sábado y domingo.

Cuando llegó la noche del sábado, estaba agotada de todo el día. Me cansé trabajando con clientes nuevos, de ir a tiendas de segunda buscando tesoros en la basura ajena y de caminar por las playas de San Diego pensando en el futuro.

Me puse pijamas, abrí una botella huérfana de Chardonnay que tenía varias semanas enfriando en el refrigerador y por primera vez en mucho tiempo, prendí la tele para mi sola.

No lo podía creer. La tele no estaba conectada a Fortnite, ni a Youtube. Estaba lista para mi sola.

El U-Verse normal no tenía nada bueno ese día, así que decidí prender el Netflix para ver qué había de nuevo.

Mi Chardonnay sabía super rico. Estaba tan frío y seco. (No me gustan los vinos dulces).

No habìa nada que se me antojara ver. No quería nada de terror, ni de tristeza y todas las comedias se veían muy mensas.

Pero de repente veo ‘GLORIA’.

Me llamó la atención. Sé que es vieja la película, pero nunca me dió curiosidad por verla.

Era la película del Clan Trevi Andrade. Ese escandaloso episodio en la vida de la controversial cantante mexicana donde se descubre que Sergio Andrade, su manager, mantenía un harem de menores con las cuales mantenía relaciones sexuales y procreó varios hijos con todas.

Comencé a verla y me intrigué tanto.

No se que tan apegada a la realidad sea.

Mi botella de Chardonnay parecía evaporarse pero en realidad era que los nervios de ver a Sergio Andrade en acción requería estar yo bajo el efecto del alcohol.

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Mary Boquitas, la Trevi, Aline, la Chapoy, Raúl Velasco, Karina Yapor y tantos personajes de la televisión mexicana perfectamente caracterizados. El Tigre Azcárraga y Ricardo Salinas Pliego, los magnates de las dos televisoras mexicanas tuvieron su papel importante en la vida de Gloria.

Increíble como un hombre de más de 30 años tenía varias niñas a su antojo. NIÑAS de 12 años a 16 años.. Y todas estaban de acuerdo con el arreglo de vivir como secta. Un león rodeado de sus leonas y críos.

Me sentí mal por la Trevi.

Ver a la Karina Yapor en la película embarazada a sus 13 años me hizo temblar de miedo. Era una niña indefensa.

Una vez en El Paso me bajé a una gasolinera del Albertsons cerca de mi casa. Estaba un señor en silla de ruedas pagando y una muchachita comprando unas sodas con el. Yo los ví y los saludé porque sabía que los conocía. (Soy muy mensa para recordar a la gente. Sabía que los conocía pero no sabía de donde).

Los saludé de abrazo y todo el show. Les pregunté por la familia y que me daba gusto verlos. (Todo este tiempo pensaba que eran unos amigos de mis conocidos en Chihuahua).

Al llegar a mi casa como que tuve un momento de lucidez y me acordé quienes eran. Eran Karina Yapor y su papá. Los conocía de la tele local de Cd. Juárez porque acababan de trasladar a la Trevi al penal de Chihuahua y salían todo el día en los noticieros. (Sí, así de inútil soy cuando se trata de recordar gente).

En fin, ese fue mi momento más cercano al Clan Trevi Andrade.. jajaja.

Yo se que muchos se preguntan, “¿Y los papás?”

Como madre de dos hijos jóvenes, uno hace lo que puede por darles todos los valores y herramientas para luchar en la vida.

No es garantía.

Desde ahorita se los digo. Es una combinación de suerte y de criterio en sus tomas de decisiones lo que hará que sus hijos cometan errores ó tengan aciertos.

Tal vez yo nunca hubiera dejado sola a mi hija con un productor musical rodeado siempre de menores sin otro adulto.

Pero eso no me toca a mí criticar. Ellos tuvieron que confiar y a lo mejor equivocadamente poner las esperanzas de la carrera artística de sus hijas en manos de un depravado.

No podemos criticar a estos padres de familia que entregaron niñas a Sergio Andrade y se las regresó con hijos. Hermanas embarazadas al mismo tiempo del mismo hombre. Todas menores de edad. Me imagino a los papás lamentando el momento que las dejaron ir a conseguir ese sueño de ser famosa. Pobres. La culpa y la impotencia de haber entregado a las niñas a un pedófilo (porque eso es).

No entiendo que les decía para mantenerlas enamoradas. (o qué les hacía. jejeje)

Me traumé mucho.

Me sentí mal por la Trevi porque quizá yo sí la juzgué un día. Me acuerdo que dije “Nah, le gusta esa onda a la Trevi”.

Y pues no. No tenía ningún derecho a pensar eso si no estuve en sus zapatos (sus zapatos viejos).

Así que, perdón a la Trevi por un día juzgarla. No era mi lugar hacerlo. Me da gusto que haya reestructurado su vida y sea una mujer plena. Todos merecemos otra oportunidad.

Llegué a la conclusión que cuando no tengo nada que hacer y no estoy ocupada, hago cosas muy tontas que no le agregan valor a mi persona.

No creo que esta vez haya sido el caso. Me sirvió mucho ver la película. Verla como mujer, como mamá y como persona empática.

Bajé en Spotify las canciones de la Trevi y ahora comprendo el dolor en cada una. Cada letra fue escrita con lágrimas. Todas.

Hasta la de los BORREGOS tiene un mensaje político muy fuerte.

Espero estar desocupada y sin nada que hacer otra vez para ver qué más se me ocurre experimentar!

Si no la han hecho, vean la película. Está fuerte. Y lo más triste es que fue REAL.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hielo delgadito

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Siempre he querido experimentar la adrenalina de caminar por un lago congelado y saber que el hielo debajo de mis pies cualquier momento puede tronar y yo me ahogo.

Imagínate la experiencia. Caminar en agua apenas congelada que por el cambio de temperatura puede hacer que rompa y caigas dentro del lago de agua fría.

Lo peligroso es que ese agujero por el que caes se vuelve a congelar y quedas atrapado entre una capa de hielo delgadito y un mundo de agua muy fría que puede congelar tu cuerpo y llevarte a la hipotermia.

¿Porqué me gustaría hacerlo?

No sé. Quizá para sentirme muy valiente, como todas esas dinámicas hoy en día en las que los grandes mandos de las corporaciones se atreven a caminar por unos metros de brasas ardiendo para probar su concentración y valor.

Obviamente esto que les digo no es más que una metáfora de lo que todos los días vivimos.

No pueden mentirme y decirme que todo es perfecto en su vida. Cada uno de ustedes sabe que situación es para ustedes un hielo delgadito. Y tal vez no la platican al mundo entero. A lo mejor es su más grande secreto. Quizá es su más grande temor.

Hielo delgadito, frágil, momentáneo.

Todos estamos en situaciones así. Unos peligran más que otro por el tamaño del problema, pero al final, todos tenemos esa situación, problema ó dilema que estamos esquivando ó evitando pisar para que no se nos rompa nuestro mundo.

Yo en lo personal acabo de captar que uno a veces anda por la vida en puro hielo delicado y frágil. Y no nos damos cuenta.

Vamos por la vida corriendo, brincando… pisando fuerte y nunca se nos ocurre pensar que vamos por un piso que en cualquier momento nos hace caer.

Corremos de prisa, nos deslizamos… es más, muchas veces hasta cargamos peso adicional de cosas y problemas que tal vez no nos correspondan pero le “hacemos el paro” a terceros. Ayudamos con la carga.

Y vamos y venimos, siempre por ese hielo frágil.

Somos felices y nos creemos invencibles.

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Hasta que ves en la orilla a tus seres queridos, amigos, compañeros de trabajo, familia, jefes, sociedad en sí. Te saludan, te cantan sus porras de apoyo.

Y saludas, y le sigues en el lago congelado, brincando y corriendo. La vida se disfruta al 100.

Pero en eso, alguien que está con todos te señala. Te apunta y luego apunta el piso en el que estás.

Te acercas para ver si logras entender lo que te dice.

“¿Qué dices?”, le tratas de decir con señas.

Esa persona sigue apuntando el piso en el que estás.

Vuelves a voltear a ver a la persona y se tapa la cara, como que no quiere ver lo que te pasa.

Y en eso tropiezas en tu caminar por el hielo y sientes un tronido debajo de tus pies.

Algo suena.

Entiendes entonces que lo que te dice esa persona en el público es que no vas a poder. Que lo que haces es peligroso. Que vas a fracasar. NO VAS A PODER.

La mayoría de la gente sigue echándote porras y son feliz por ti y todo tu logro en tu caminar, porque saben que siempre has peligrado pero curiosamente nunca te ha pasado nada de gravedad.

Y sonríes pero sigues viendo a esa única persona que te está desanimando a que no intentes seguir. Que te detengas. “Te vas a hundir”….

No sabes qué hacer ya. Estás congelado en medio caminar.

Toda la confianza en tí mismo se esfuma. Piensas que todos los que te echan porras no saben del peligro en el que estas.

Le crees a la única persona que te desanima.

El hielo cada vez es mas delgado y truena mas.

Antes en tu andar ya habías escuchado algo similar pero lo habías librado bien. Pero ahora esa persona que te dice que te va a pasar algo porque no vas a poder salir bien de tu caminar te tiene asustado.

Y te quedas estacionado sin moverte. No puedes moverte más.

El hielo truena cada vez más y sabes que te vas a hundir en medio del lago.

Las porras cambian. Ya no te animan con felicidad. Ahora te gritan que te muevas, que salgas, que hagas algo.

La persona que te dijo que no podías ya no está. Sólo vino a decirte que no podías caminar en hielo delgado y se fue.

El hielo rompe y sientes uno de tus pies entrar al agua congelada. Te duele como si fueran alfileres.

Tu respiración se corta.

La gente que te apoya ahora está preocupada y ves como comienzan a hacer una “mano cadena” hasta llegar a ti.

Se rompe otro pedazo de hielo.

Sabes que vas a caer de cuerpo completo dentro del lago congelado.

Estas hasta la cintura y tus piernas no te obedecen. Comienzas a hundirte. Te dejas ir. Te das por vencido.

“Ya no puedo”, te dices a ti mismo.

Y en eso sientes una mano que te saca con fuerzas de ese hoyo congelado y oscuro. No sabes quien es ni cómo, pero te saca.

“¿Qué te pasó?”, te preguntan.

“Me dijeron que no podía y me detuve”, les explicas.

“Esa persona te quiso detener para que permanecieras en ese hielo delgado hasta caer. Nosotros te decíamos que te movieras, que siguieras sin miedo”, decían molestos.

“Perdón”, te disculpas con todos pero principalmente contigo mismo.

Te quedas solo mientras vuelves al lago congelado…. Tienes que seguir caminando.

Que nadie te detenga. Que nadie te diga que no puedes. Que nadie te haga dudar de lo que haces.

Si te detienes en el hielo delgado, se rompe y caes.

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Avanza.

Esa es la lección.

Avanza.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂