Las uñas

Mis uñas en cuarentena. Creo que son dignas de un blog. No se porque me inspiraron a escribir sobre ellas cuando hay tantos otros temas interesantes (y más inteligentes) de los que yo podría escribir. Pero así es esto de la inspiración; uno nunca sabe cuándo ni cómo llegan las ideas. 😉

Me pinté las uñas color vino oscuro, casi negras. En mi tiempo de ocio durante esta pandemia, me hice un manicure (según yo). Mis uñas se me debilitaron mucho el invierno pasado porque me puse postizas y siempre me dañan mis dedos.

Me quedaron bonitas y mis manos se veían bien, ya no tan resecas por tanto lavármelas, sino que se veían cuidadas. (Mis pies nada mas traen ahorita un brillito muy bonito).

Pasaron los días y mis uñas ya medio se estaban despostillando, despintando. Lo único que hacía era pasarle otra barnizada con el esmalte y todo volvía a estar bien.

Pasaron los días y mis uñas ya necesitaban despintarse en su totalidad para volver a pintarlas ó cambiar de color. No sé, un color más primaveral y no tan oscuro otoñal como el guinda mal colorido que ya traía.

No encontré acetona en toda mi casa. Acababa de ir a la tienda por el mandado de la semana y no pensaba salir de nuevo nada mas por acetona para las uñas, así que decidí dejarlas ser.

Pude ver como se iban despintando poco a poco. A pesar de bañarme todos los días, maquillarme y peinarme (tantas juntas en ZOOM! de trabajo y personales me tienen arreglada a diario), mis manos se veían como si no me importara nada de mi persona.

Por fin volví a salir por víveres (ahora si a Wal*Mart porque necesitaba todo) y se activaron las alarmas de los incendios cuando estaba allí. (ya se, qué mala suerte tengo, jajajaja). Para no hacerles el cuento tan largo, era falsa alarma pero ya con el relajo, pagué mi mandado y al llegar a casa me acordé que no había comprado lo que necesitaba: la acetona.

Observaba mis uñas mientras descalza en el balcón de mi casa me tomaba un delicioso Malbec.

Hmmm.. me llamaba la atención como poco a poco lo feo se iba yendo. Sí, es cierto, ahorita mis uñas estan muy mal pintadas, feas, descuidadas involuntariamente, pero tambien sé que esto feo no es algo que va a durar toda la vida.

Saqué mi laptop, en mi mismo balcón para ponerme a escribir esto mismo.

¿A póco no se parece esta pandemia a mis uñas?

Hice esta analogía tan tonta porque a veces es la única manera que practico la auto-terapia para salir de situaciones que no puedo resolver sola. Tengo mucho tiempo resolviendo todo yo sola. Sí, pido opiniones a mis más cercanos pero, al final, uno tiene responsabilidades fuertes que resolver.

Este encierro, al principio, no estaba tan mal. Es decir, era como algo desconocido. Sí hubo momentos de incertidumbre y miedo acerca del virus y el contagio. Pero en el fondo, todos queríamos estar encerrados un rato. Ponernos al corriente con nosotros mismos y con nuestras familias.

Yo recuerdo a casi todos mis conocidos decir “Ando corriendo todo el día. No tengo tiempo. Ando como loca. Me acuesto tarde y me levanto de madrugada. No puedo salir a verlos. Avísame con tiempo para programarme. Luego te veo, luego te hablo, luego te hablo por teléfono”.

Entonces, creo que este encierro obligatorio nos hizo sentir como cuando recién traes arregladas las uñas (ó para los muchachos, un corte de cabello ó de bigotes y barba).

Comenzamos a llenar las redes sociales con juegos, con fotos, y nos reconocimos entre sí los que vivimos en la misma casa.

Se crearon grupos donde publicamos comida, lo que bebemos, que ejercicios hacemos, etc. y el mundo entero mostró su talento dentro del encierro.

Pasaron los días y al igual que las uñas, lo que comenzó como algo positivo para evitar el contagio y tomar un descanso, se comenzó a ‘despostillar’.

Los gobiernos nos anuncian “15 días más”…  y luego pasan los días y “Otros 15 más”.

Las uñas, como nuestros días, ya están muy despintadas y lavadas. Hemos cancelado eventos, fiestas, reuniones.

Estamos cerrando negocios y la economía nos está asustando. Si uno se comienza a tambalear, toda la pirámide económica se va a caer, como si fueran dominós. Lo sabemos y nos da miedo.

Llega el momento en que estar viendo las uñas tan feas te provoca ansiedad. Ya quieres que estén bien otra vez.

Esta es la semana 7 ya. 50 días. Y los memes de internet ya no dan tanta risa. Levantarse tarde ya no es porque estamos descansando sino porque no hemos podido dormir debido a un insomnio de stress. Veo más comentarios de frustración que de positivismo en las redes y en las conversaciones.

Sí, estamos en el momento más difícil, donde todavía no nos cae el veinte de que el mundo es un antes y un despues del COVID19.

Lo feo de las uñas se nos va a quitar cuando tenga en la mano la acetona ó de plano se despinten solitas porque nada dura para siempre en esta vida.

No vamos a estar así toda la vida. Esta no es nuestra vida.

Y una vez que se nos “quite este esmalte ya tan feo” ya sea porque hemos encontrado una vacuna/medicamento que lo elimine, estaremos libres de todo esto.

Nuestras “uñas” estarán limpias. Quizá crecieron durante este tiempo que no fueron manipuladas.

Habrá muchos que quieran volver a pintarse la uñas del mismo color y seguir la vida como era.

Otros no harán nada para que las uñas descansen y así no se tenga el pendiente de la acetona.

Y habrá otros que aprovechen el ‘borrón y cuenta nueva’ y pinten su vida (y sus uñas) de un color nuevo y maravilloso… ❤

Así que, ya saben amigos, aguantemos un rato traer las manos feas… no es para siempre.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

94780216_2742386509203203_271383611746287616_n (1)

Incrédulos

Estamos ya entrando a la semana 6 de encierro.

SEIS SEMANAS.

No se me han hecho tan pesadas. Quizá se deba a que sigo saliendo por cuestiones de trabajo (resulta que los bienes raíces son esenciales para el gobierno de Estados Unidos) y tambien voy una vez a la semana al mandado por lo que me haga falta.

(Por si tenían el pendiente, ya hay mucho papel del baño y muy barato en casi todos lados). Es qué ya pasó el susto.

A pesar de ya estar en esto vivendo una realidad totalmente fuera dé, me siento aún como en un sueño. Una obra de teatro y nomás no cae el telón.

Platicando con mi amiga Marisa Barrio (que anda en Barcelona todavía), llegamos las dos a la conclusión que esto ha sido una “chi&%@ para el mundo”. Nos agarró a todos tan mal acomodados. Tan mal preparados y tan de prisa en nuestras vidas que no supimos ni qué pasó.

El mundo está cerrado todavía. (Aunque en Estados Unidos el Trump ya quiere abrir, porque como el país es de él, pues él puede hacer lo que se le de la gana con nosotros).

No me voy a meter en temas políticos pues. Nunca gano.

En lo personal, estos últimos días he estado viviendo como en otra dimensión. (No, no ando borracha. Me tomo solo una copa de tinto en la noche ó una cervecita artesanal por las tardes. Primero porque son carbohidratos, segundo porque me da miedo mi hígado que a veces no se porta bien y tercero porque está muy caro pistear diario).

Mi rutina está volteada, al revés, de ‘teenager’.

Me duermo casi a las 3am viendo TIKTOK. Así en mi cama, ya a punto de cerrar los ojos pero viendo videos tan tontos que la verdad me hacen reír. (Tambien me hacen llorar los videos de los perritos abandonados, de los niños que mueren y de todos los graduados que no van a tener sus fiestas ni ceremonias).

Me despierto como a las 9am (tardísimo para mis levantadas diarias a las 5:45am en aquellos tiempos PRE COVID19).

Me levanto INCREDULA de que seguimos en esto.

Veo rápido alguna noticia que me llame la atención en las redes sociales mientras me tomo mi café Gabilondo en mi balcón.

Observo los carros estacionados todos sin hacer ruido. Los depas se sienten callados, como si estuvieran vacíos pero la realidad es que todos duermen porque no hay nada que hacer.

A lo lejos observo los cuervos negros en las palmeras, mucho colibrí en las flores de las escaleras y mapaches que rondan las calles. Los animales están incrédulos antes el silencio del humano. ¿Qué pensarán?

Termino mi café y me cambio para hacer un poco de ejercicio, especialmente llevarme a mi perrita a pasear por toda la cuadra.

Cada vez está más vacío todo. Antes si veías gente paseando, carros pasando y uno que otro corredor ó ciclista ejercitándose.

Ya no.

Por primera vez en semanas sentí muy feo sentirme sola en el mundo. Era una sensación muy simple y tonta pero era como una angustia  ir caminando por los jardines ya un poco abandonados (ahora que Trump no deja cruzar a los mexicanos, se nota el servicio tan maravilloso que damos a este país con la ausencia de mis paisanos).

Los columpios con listones de “No entrar, precaución” me llenaron de melancolía. Ese parque siempre están llenos de bebés gritando y jugando.

Parecía una escena post-apocalíptica. Incrédula de la situación, seguimos adelante.

La escuela High School vacía, el campo de beisbol sin mantenimiento, abandonado. No hay jóvenes ni maestros ni ruido.

94420634_333976774241995_1149559498696818688_n

Nos salieron ardillitas, conejos y a lo lejos vimos rondando un coyote buscando comida. Los caracoles recorren las aceras mientras que los insectos vuelan libres como dueños del mundo.

Incrédula con toda la situación, no hay otra palabra que me defina mis sentimientos ahorita.

Pero estoy incrédula de que le pasó a un mundo que tiene toda la tecnología jamás imaginada y un virus que no se ve a simple vista lo ha frenado y puesto de cabeza.

Incrédula con:

Gente conocida sigue saliendo de sus casas sin seguir indicaciones

Se siguen peleando por cosas insignificantes la gente

Monstruos como Las Vegas y Disney siguen cerradas en su totalidad

Las enfrijoladas de la Anahí

Saber que falta mucho para volver a estar como antes.

Mi miedo sea por los demás y no por mí

Incrédula ante todos los gobiernos y autoridades. No saber quien miente y quien dice la verdad.

Estamos simplemente incrédulos.

A ver, dime ahora tú.

¿Crees que esto del COVID19 fue un plan que se salió de control por parte de los que dominan el mundo?

Me interesa tu opinión.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

 

El Dolor de Dar

La madre Teresa de Calcuta, canonizada ya, fue siempre reconocida por su caridad y entrega a los más necesitados.

Ella daba tiempo, amor, cariño a todos los necesitados sin investigar ni preguntar ‘si se lo merecían ó no’.

Católico ó no, creyente ó no, no podemos negar que era un ser humano excepcional.

mother-teresa

Una de sus frases más conocidas mundialmente era la de:

“Dá hasta que te duela. Y cuando te duela, dá un poco más”.

¡Ah, qué palabras tan fuertes! Especialmente hoy en día en donde vamos a tener que entre todos salir adelante, nos guste ó no.

Vamos a tener que dar. Dar mucho y no recibir nada a cambio.

NO RECIBIR NADA A CAMBIO.

Phhhffftttt!

Somos un mundo que no sabe ayudar sin pedir nada a cambio. No sabemos hacer favores porque siempre, aunque lo neguemos, decimos “se nos puede ofrecer”.

Hacemos los favores esperando que un día se nos regrese. Entonces deja de ser favor y se convierte en ‘negocio’.

No tienen idea la cantidad de ‘favores’ que me han hecho y luego me han cobrado el favor, cuando menos lo esperé.

Contadas las personas que me han pasado clientes para bienes raíces sin querer alguna bonificación. Siempre todos viendo sus propios intereses para ver si me pasan ó no un cliente.

Contaditos tengo a los que de verdad me quieren ayudar… CON-TA-DITOS.

No es reclamo ni desahogo. Confieso que tambien he sido así, quizá no cobrando favores pero si pensando que ‘algún día se me puede ofrecer’ así que quedo bien.

Eso no quiere decir que seamos malas personas, es ya una costumbre vista muy ‘normal’ en nuestra sociedad.

Por eso este tiempo de cuarentena ha sido tan importante.

Ya nunca seremos los mismos, al menos no al principio.

¿Se acuerdan que padre sentimiento ayudar a los demás? Era planear un tiempo, una actividad, separar un dinerito para hacer algo por el prójimo. No me mal interpreten, yo conozco personas que han dado la vida al servicio de los demás.

Pero la verdad, ¿cuántos de nosotros sólo hemos ayudado un diciembre en navidad? O mandamos una cuota ‘que no nos altera nuestro presupuesto’ y ya nos sentimos bien con nosotros mismos.

No está mal hacerlo de esta manera pero se avecinan días en los que vamos a tener que ayudar a los demás. Ayudar mucho.

Tal vez como jefe tienes que pagarle a un empleado aunque no vaya a trabajar. Sin cobrarle ni descontarle días.

Tal vez tengas que ayudar en una comunidad y sacrificarás más tiempo y te va a doler hacerlo. No será tiempo que te sobre, sino tiempo que tendrás que gastar en ayudar a otra persona.

Desde todos los tiempos, sobre todo en Estados Unidos, se escuchan quejas de los que más tienen acerca de “ugh, los que viven de la ayuda del gobierno”. Son vistos por la clase alta y acomodada como ciudadanos de segunda categoría.

“Me choca que mis impuestos se vayan a pagar seguro médico para los que no trabajan”.

“No puede ser que nomás se forman para recibir un cheque sin hacer nada”.

No, no podemos ser así de juiciosos. Tu no sabes ni puedes generalizar el porque necesitan ayuda del gobierno. Si tu no la necesitas, que bueno, eres bendecido. Pero un país plenamente desarrollado tiene lo suficiente para cuidar de los que menos tienen.

Esa eterna guerra entre los republicanos y los demócratas.

No soy comunista, ni socialista. Simplemente creo que todos merecemos una oportunidad, una ayuda para salir adelante.

NO nos debe de doler dar. Y nos duele mucho.

Esta semana comienzan a llegar los cheques de ayuda de Trump a todo ciudadano que paga impuestos. Serán cheques de $1200 dlls para los jefes de familia. Millones de cheques serán depositados de manera directa a nuestros bancos y/o serán enviados por correo.

Si no te hace falta ese dinero, ¿lo vas a regresar? jejeje.

Lo mismo para mis mexicanos. ¿Porqué si no nos falta nada nos molesta la ayuda al prójimo?

Nos duele dar. Nos duele que los pobres, los ajenos a nuestro círculo social, reciban ayuda.

Nos duele ‘hacer el paro’… nos da flojera. Se nos ha olvidado como hacer un favor.

Solo les recuerdo que para que una sociedad funcione económicamente, tiene que haber ricos y menos ricos. De acuerdo. Pero cuando esos menos ricos se convierten en pobreza extrema, el modelo económico se llega a trabar, tarde que temprano.

En Estados Unidos podemos verlo en los ‘homeless’ que abundan por el centro de ciudades grandes.

6797851533_a3cb739ce1_b-1024x700

Es una ironía que en las ciudades con más millonarios haya tanta gente viviendo debajo de los puentes.

Es muy curioso. Nos duele dar y luego criticamos a los que ayudan ‘demasiado’… nos duele si nuestros impuestos se van hacia la ayuda de otros…

Nos duele hasta que llega un COVID19 y paraliza nuestro mundo y ahora somos los que estiramos la mano para ver quien nos va a ayudar para no ahogarnos.

Que no nos duela dar porque no sabemos cuando seremos nosotros los que estemos desesperados por recibir.

En fin, esta cuarentena me ha hecho leerlos detalladamente y cada día defino a quién sí y a quién no quiero en mi vida.

Si eres uno de los que son bendecidos y tienen todo, ¿porqué te duele dar?

Pensemos en ese escrito que anduvo circulando en redes sociales…

Todos estamos en esta tormenta, pero no todos estamos en el mismo barco.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

Rendición Segura

Rendir. Palabra fuerte que significa según el Diccionario de la Lengua Española,

1. Vencer, sujetar, obligar a las tropas, plazas, embarcaciones enemigas, a que se entreguen.
2. Sujetar, someter algo al dominio de alguien.
3. Dar a alguien, o restitutirle aquello de que se le había desposeído.
4. Dicho de una persona ó de una cosa: Dar fruto ó utilidad. 
5. Cansar, fatigar, vencer. Se rindió de tanto trabajar.

Rendirse. Una palabra que ahorita no puede existir en nuestro vocabulario porque sería desastrozo. (Si usamos el significado que dice “vencernos, fatigarnos, ya no tratar”.

Imagínate a los científicos que digan “Nel, no se puede, no se hace. No hay cura para esta cosa. Háganle como puedan”.

O a todo el gremio de la medicina, a los doctores, internistas, enfermeros que un día se rindan y no haya quién sepa como atender a todos los afectados por este COVID19.

A los altos mandatarios que digan “Mi pueblo, háganle como puedan. Yo me voy de cuarentena con mi familia, que Dios nos proteja a todos”.

Pues no. No nos vamos a rendir.

Ahora bien, rendir (Si usamos el significado que dice “dar fruto de algo ó alguien”), pues entonces todos tenemos que hacer las cosas rendir.

Hacer rendir este tiempo con la familia, porque saliendo de esto, todos volveremos a nuestras actividades, trabajos, escuelas llenas de horarios, tráfico, distancias.. y la familia volverá a desunirse, no a propósito, sino porque la vida y las actividades así te llevan.

picsea-EQlTyDZRx7U-unsplash

Hagamos rendir la comida para no estar yendo al mercado cada dos días. No tires ese pedazo de cebolla que sobra (sirve para un caldo), haz tacos la carne para que se llenen con la tortilla, échale más agua al caldo para que alcance.

Que nos rinda la creatividad y la imaginación estos días. Saquemos ese provecho del tiempo en aprender algo nuevo. Yo, por ejemplo, bajé un app a mi teléfono donde estoy retomando el francés que estudié mil años, estoy aprendiendo a dominar el italiano y próximamente voy a perfeccionar el portugués. (se llama DUOLINGO y es un app gratis)

Ojalá nos rinda el dinero ahorrado si las entradas de flujo de efectivo se ven reducidas. Tenemos que aprender a hacer todo esto rendir.

jp-valery-blOLCO2K4M0-unsplash

Bueno, ya más ó menos le refresqué la memoria de la palabra rendir… así que ahora les platico lo que descubrí que era la ‘rendición’.

Resulta que iba yo caminando (como lo hago todos los días, una caminata de 30 minutos alrededor de mi cuadra, sin bajarme de la banqueta ni cruzar la calle) con mi perrita Kiara.

Ahora que tengo la mente más despejada y que atesoro esos 30 minutos de aire libre que me doy, me he vuelto mucho más observadora. Muy curioso como se me afinaron los sentidos en esta cuarentena, sobre todo la intuición y el sentido de supervivir.

Caminando pasé, por la milésima ocasión, por la estación de bomberos.

cbk.jfif

Me encanta esa estación porque está muy bonita, rodeada de un zacate que siempre orina la Kiara. Unas flores de colores amarillos y rosas vivos que me encanta ver y oler.

No sé porqué, pero por primera vez, me fijé en un letrero pegado en un pilar de la entrada, cerca de la puerta principal.

92560752_248743929638188_3909956604996354048_n

Decía “Safe Surrender Site”, y un letrero con lo que supongo que es un bebé llegando a manos de los bomberos.

SAFE SURRENDER SITE, en español, ‘sitio de rendición segura’, o sea, allí puedes dejar a un niño de manera segura.

No se porque se me hizo un nudo en el corazón. Como que eso siempre se veía en las novelas y jamás me había tocado un letrero así.

Me fuí a mi casa, despues de mi vueltota de casi dos millas, y me puse a buscar sobre ese letrero y su signficado.

Efectivamente, aquí en California, el gobierno tiene una ley que permite a lugares específicos ser “un lugar seguro donde dejar a un bebé”. No se hacen preguntas, juicios ni se compromete la ley.

Me sorprendí mucho y la razón por la que no lo conocía es que parece ser que sólo en California existe esta ley. En todo Estados Unidos, existe una protección parecida pero en California ya le ponen letrero y todo, para que no se te olvide que te pueden ayudar.

Me metí a la página de gobierno del estado de California y efectivamente viene todo muy bien explicado.

Tienes hasta 72 horas para dejar a tu bebé en un lugar con este letrero. Tienes que llenar una forma con tus datos para tenerte en el sistema en caso de que por algo te tengan que contactar y tienes 14 días para volver por el si te arrepientes.

Una rendición segura a un inocente que tal vez pueda caer en mejores manos.

Sin juicios, porque sólo esa madre sabe que se siente tener que dar a tu hijo en adopción de esa manera. Nadie puede ni siquiera opinar de esas madres. (Me da gusto que el gobierno ofrezca esa opción y así no los dejan en basureros, como hemos leído a veces en las noticias. No puedo ni siquiera imaginar la desesperación de una mamá así).

En fin, en este blog espero que hayan aprendido más significados de la palabra RENDICION.

(Y para todos los que están encerrados con hijos de todas las edades, pubertos y adolescentes, NO, no aceptan a hijos mayores de 3 días de nacido. Ni siquiera si les juras que vuelves por ellos en 14 días), jejejeje…

Bueno, me despido por hoy.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

(El mes ya encerrados. Se nota mi encierro, jajaja.)