Las uñas

Mis uñas en cuarentena. Creo que son dignas de un blog. No se porque me inspiraron a escribir sobre ellas cuando hay tantos otros temas interesantes (y más inteligentes) de los que yo podría escribir. Pero así es esto de la inspiración; uno nunca sabe cuándo ni cómo llegan las ideas. 😉

Me pinté las uñas color vino oscuro, casi negras. En mi tiempo de ocio durante esta pandemia, me hice un manicure (según yo). Mis uñas se me debilitaron mucho el invierno pasado porque me puse postizas y siempre me dañan mis dedos.

Me quedaron bonitas y mis manos se veían bien, ya no tan resecas por tanto lavármelas, sino que se veían cuidadas. (Mis pies nada mas traen ahorita un brillito muy bonito).

Pasaron los días y mis uñas ya medio se estaban despostillando, despintando. Lo único que hacía era pasarle otra barnizada con el esmalte y todo volvía a estar bien.

Pasaron los días y mis uñas ya necesitaban despintarse en su totalidad para volver a pintarlas ó cambiar de color. No sé, un color más primaveral y no tan oscuro otoñal como el guinda mal colorido que ya traía.

No encontré acetona en toda mi casa. Acababa de ir a la tienda por el mandado de la semana y no pensaba salir de nuevo nada mas por acetona para las uñas, así que decidí dejarlas ser.

Pude ver como se iban despintando poco a poco. A pesar de bañarme todos los días, maquillarme y peinarme (tantas juntas en ZOOM! de trabajo y personales me tienen arreglada a diario), mis manos se veían como si no me importara nada de mi persona.

Por fin volví a salir por víveres (ahora si a Wal*Mart porque necesitaba todo) y se activaron las alarmas de los incendios cuando estaba allí. (ya se, qué mala suerte tengo, jajajaja). Para no hacerles el cuento tan largo, era falsa alarma pero ya con el relajo, pagué mi mandado y al llegar a casa me acordé que no había comprado lo que necesitaba: la acetona.

Observaba mis uñas mientras descalza en el balcón de mi casa me tomaba un delicioso Malbec.

Hmmm.. me llamaba la atención como poco a poco lo feo se iba yendo. Sí, es cierto, ahorita mis uñas estan muy mal pintadas, feas, descuidadas involuntariamente, pero tambien sé que esto feo no es algo que va a durar toda la vida.

Saqué mi laptop, en mi mismo balcón para ponerme a escribir esto mismo.

¿A póco no se parece esta pandemia a mis uñas?

Hice esta analogía tan tonta porque a veces es la única manera que practico la auto-terapia para salir de situaciones que no puedo resolver sola. Tengo mucho tiempo resolviendo todo yo sola. Sí, pido opiniones a mis más cercanos pero, al final, uno tiene responsabilidades fuertes que resolver.

Este encierro, al principio, no estaba tan mal. Es decir, era como algo desconocido. Sí hubo momentos de incertidumbre y miedo acerca del virus y el contagio. Pero en el fondo, todos queríamos estar encerrados un rato. Ponernos al corriente con nosotros mismos y con nuestras familias.

Yo recuerdo a casi todos mis conocidos decir “Ando corriendo todo el día. No tengo tiempo. Ando como loca. Me acuesto tarde y me levanto de madrugada. No puedo salir a verlos. Avísame con tiempo para programarme. Luego te veo, luego te hablo, luego te hablo por teléfono”.

Entonces, creo que este encierro obligatorio nos hizo sentir como cuando recién traes arregladas las uñas (ó para los muchachos, un corte de cabello ó de bigotes y barba).

Comenzamos a llenar las redes sociales con juegos, con fotos, y nos reconocimos entre sí los que vivimos en la misma casa.

Se crearon grupos donde publicamos comida, lo que bebemos, que ejercicios hacemos, etc. y el mundo entero mostró su talento dentro del encierro.

Pasaron los días y al igual que las uñas, lo que comenzó como algo positivo para evitar el contagio y tomar un descanso, se comenzó a ‘despostillar’.

Los gobiernos nos anuncian “15 días más”…  y luego pasan los días y “Otros 15 más”.

Las uñas, como nuestros días, ya están muy despintadas y lavadas. Hemos cancelado eventos, fiestas, reuniones.

Estamos cerrando negocios y la economía nos está asustando. Si uno se comienza a tambalear, toda la pirámide económica se va a caer, como si fueran dominós. Lo sabemos y nos da miedo.

Llega el momento en que estar viendo las uñas tan feas te provoca ansiedad. Ya quieres que estén bien otra vez.

Esta es la semana 7 ya. 50 días. Y los memes de internet ya no dan tanta risa. Levantarse tarde ya no es porque estamos descansando sino porque no hemos podido dormir debido a un insomnio de stress. Veo más comentarios de frustración que de positivismo en las redes y en las conversaciones.

Sí, estamos en el momento más difícil, donde todavía no nos cae el veinte de que el mundo es un antes y un despues del COVID19.

Lo feo de las uñas se nos va a quitar cuando tenga en la mano la acetona ó de plano se despinten solitas porque nada dura para siempre en esta vida.

No vamos a estar así toda la vida. Esta no es nuestra vida.

Y una vez que se nos “quite este esmalte ya tan feo” ya sea porque hemos encontrado una vacuna/medicamento que lo elimine, estaremos libres de todo esto.

Nuestras “uñas” estarán limpias. Quizá crecieron durante este tiempo que no fueron manipuladas.

Habrá muchos que quieran volver a pintarse la uñas del mismo color y seguir la vida como era.

Otros no harán nada para que las uñas descansen y así no se tenga el pendiente de la acetona.

Y habrá otros que aprovechen el ‘borrón y cuenta nueva’ y pinten su vida (y sus uñas) de un color nuevo y maravilloso… ❤

Así que, ya saben amigos, aguantemos un rato traer las manos feas… no es para siempre.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

94780216_2742386509203203_271383611746287616_n (1)

Incrédulos

Estamos ya entrando a la semana 6 de encierro.

SEIS SEMANAS.

No se me han hecho tan pesadas. Quizá se deba a que sigo saliendo por cuestiones de trabajo (resulta que los bienes raíces son esenciales para el gobierno de Estados Unidos) y tambien voy una vez a la semana al mandado por lo que me haga falta.

(Por si tenían el pendiente, ya hay mucho papel del baño y muy barato en casi todos lados). Es qué ya pasó el susto.

A pesar de ya estar en esto vivendo una realidad totalmente fuera dé, me siento aún como en un sueño. Una obra de teatro y nomás no cae el telón.

Platicando con mi amiga Marisa Barrio (que anda en Barcelona todavía), llegamos las dos a la conclusión que esto ha sido una “chi&%@ para el mundo”. Nos agarró a todos tan mal acomodados. Tan mal preparados y tan de prisa en nuestras vidas que no supimos ni qué pasó.

El mundo está cerrado todavía. (Aunque en Estados Unidos el Trump ya quiere abrir, porque como el país es de él, pues él puede hacer lo que se le de la gana con nosotros).

No me voy a meter en temas políticos pues. Nunca gano.

En lo personal, estos últimos días he estado viviendo como en otra dimensión. (No, no ando borracha. Me tomo solo una copa de tinto en la noche ó una cervecita artesanal por las tardes. Primero porque son carbohidratos, segundo porque me da miedo mi hígado que a veces no se porta bien y tercero porque está muy caro pistear diario).

Mi rutina está volteada, al revés, de ‘teenager’.

Me duermo casi a las 3am viendo TIKTOK. Así en mi cama, ya a punto de cerrar los ojos pero viendo videos tan tontos que la verdad me hacen reír. (Tambien me hacen llorar los videos de los perritos abandonados, de los niños que mueren y de todos los graduados que no van a tener sus fiestas ni ceremonias).

Me despierto como a las 9am (tardísimo para mis levantadas diarias a las 5:45am en aquellos tiempos PRE COVID19).

Me levanto INCREDULA de que seguimos en esto.

Veo rápido alguna noticia que me llame la atención en las redes sociales mientras me tomo mi café Gabilondo en mi balcón.

Observo los carros estacionados todos sin hacer ruido. Los depas se sienten callados, como si estuvieran vacíos pero la realidad es que todos duermen porque no hay nada que hacer.

A lo lejos observo los cuervos negros en las palmeras, mucho colibrí en las flores de las escaleras y mapaches que rondan las calles. Los animales están incrédulos antes el silencio del humano. ¿Qué pensarán?

Termino mi café y me cambio para hacer un poco de ejercicio, especialmente llevarme a mi perrita a pasear por toda la cuadra.

Cada vez está más vacío todo. Antes si veías gente paseando, carros pasando y uno que otro corredor ó ciclista ejercitándose.

Ya no.

Por primera vez en semanas sentí muy feo sentirme sola en el mundo. Era una sensación muy simple y tonta pero era como una angustia  ir caminando por los jardines ya un poco abandonados (ahora que Trump no deja cruzar a los mexicanos, se nota el servicio tan maravilloso que damos a este país con la ausencia de mis paisanos).

Los columpios con listones de “No entrar, precaución” me llenaron de melancolía. Ese parque siempre están llenos de bebés gritando y jugando.

Parecía una escena post-apocalíptica. Incrédula de la situación, seguimos adelante.

La escuela High School vacía, el campo de beisbol sin mantenimiento, abandonado. No hay jóvenes ni maestros ni ruido.

94420634_333976774241995_1149559498696818688_n

Nos salieron ardillitas, conejos y a lo lejos vimos rondando un coyote buscando comida. Los caracoles recorren las aceras mientras que los insectos vuelan libres como dueños del mundo.

Incrédula con toda la situación, no hay otra palabra que me defina mis sentimientos ahorita.

Pero estoy incrédula de que le pasó a un mundo que tiene toda la tecnología jamás imaginada y un virus que no se ve a simple vista lo ha frenado y puesto de cabeza.

Incrédula con:

Gente conocida sigue saliendo de sus casas sin seguir indicaciones

Se siguen peleando por cosas insignificantes la gente

Monstruos como Las Vegas y Disney siguen cerradas en su totalidad

Las enfrijoladas de la Anahí

Saber que falta mucho para volver a estar como antes.

Mi miedo sea por los demás y no por mí

Incrédula ante todos los gobiernos y autoridades. No saber quien miente y quien dice la verdad.

Estamos simplemente incrédulos.

A ver, dime ahora tú.

¿Crees que esto del COVID19 fue un plan que se salió de control por parte de los que dominan el mundo?

Me interesa tu opinión.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

 

El Dolor de Dar

La madre Teresa de Calcuta, canonizada ya, fue siempre reconocida por su caridad y entrega a los más necesitados.

Ella daba tiempo, amor, cariño a todos los necesitados sin investigar ni preguntar ‘si se lo merecían ó no’.

Católico ó no, creyente ó no, no podemos negar que era un ser humano excepcional.

mother-teresa

Una de sus frases más conocidas mundialmente era la de:

“Dá hasta que te duela. Y cuando te duela, dá un poco más”.

¡Ah, qué palabras tan fuertes! Especialmente hoy en día en donde vamos a tener que entre todos salir adelante, nos guste ó no.

Vamos a tener que dar. Dar mucho y no recibir nada a cambio.

NO RECIBIR NADA A CAMBIO.

Phhhffftttt!

Somos un mundo que no sabe ayudar sin pedir nada a cambio. No sabemos hacer favores porque siempre, aunque lo neguemos, decimos “se nos puede ofrecer”.

Hacemos los favores esperando que un día se nos regrese. Entonces deja de ser favor y se convierte en ‘negocio’.

No tienen idea la cantidad de ‘favores’ que me han hecho y luego me han cobrado el favor, cuando menos lo esperé.

Contadas las personas que me han pasado clientes para bienes raíces sin querer alguna bonificación. Siempre todos viendo sus propios intereses para ver si me pasan ó no un cliente.

Contaditos tengo a los que de verdad me quieren ayudar… CON-TA-DITOS.

No es reclamo ni desahogo. Confieso que tambien he sido así, quizá no cobrando favores pero si pensando que ‘algún día se me puede ofrecer’ así que quedo bien.

Eso no quiere decir que seamos malas personas, es ya una costumbre vista muy ‘normal’ en nuestra sociedad.

Por eso este tiempo de cuarentena ha sido tan importante.

Ya nunca seremos los mismos, al menos no al principio.

¿Se acuerdan que padre sentimiento ayudar a los demás? Era planear un tiempo, una actividad, separar un dinerito para hacer algo por el prójimo. No me mal interpreten, yo conozco personas que han dado la vida al servicio de los demás.

Pero la verdad, ¿cuántos de nosotros sólo hemos ayudado un diciembre en navidad? O mandamos una cuota ‘que no nos altera nuestro presupuesto’ y ya nos sentimos bien con nosotros mismos.

No está mal hacerlo de esta manera pero se avecinan días en los que vamos a tener que ayudar a los demás. Ayudar mucho.

Tal vez como jefe tienes que pagarle a un empleado aunque no vaya a trabajar. Sin cobrarle ni descontarle días.

Tal vez tengas que ayudar en una comunidad y sacrificarás más tiempo y te va a doler hacerlo. No será tiempo que te sobre, sino tiempo que tendrás que gastar en ayudar a otra persona.

Desde todos los tiempos, sobre todo en Estados Unidos, se escuchan quejas de los que más tienen acerca de “ugh, los que viven de la ayuda del gobierno”. Son vistos por la clase alta y acomodada como ciudadanos de segunda categoría.

“Me choca que mis impuestos se vayan a pagar seguro médico para los que no trabajan”.

“No puede ser que nomás se forman para recibir un cheque sin hacer nada”.

No, no podemos ser así de juiciosos. Tu no sabes ni puedes generalizar el porque necesitan ayuda del gobierno. Si tu no la necesitas, que bueno, eres bendecido. Pero un país plenamente desarrollado tiene lo suficiente para cuidar de los que menos tienen.

Esa eterna guerra entre los republicanos y los demócratas.

No soy comunista, ni socialista. Simplemente creo que todos merecemos una oportunidad, una ayuda para salir adelante.

NO nos debe de doler dar. Y nos duele mucho.

Esta semana comienzan a llegar los cheques de ayuda de Trump a todo ciudadano que paga impuestos. Serán cheques de $1200 dlls para los jefes de familia. Millones de cheques serán depositados de manera directa a nuestros bancos y/o serán enviados por correo.

Si no te hace falta ese dinero, ¿lo vas a regresar? jejeje.

Lo mismo para mis mexicanos. ¿Porqué si no nos falta nada nos molesta la ayuda al prójimo?

Nos duele dar. Nos duele que los pobres, los ajenos a nuestro círculo social, reciban ayuda.

Nos duele ‘hacer el paro’… nos da flojera. Se nos ha olvidado como hacer un favor.

Solo les recuerdo que para que una sociedad funcione económicamente, tiene que haber ricos y menos ricos. De acuerdo. Pero cuando esos menos ricos se convierten en pobreza extrema, el modelo económico se llega a trabar, tarde que temprano.

En Estados Unidos podemos verlo en los ‘homeless’ que abundan por el centro de ciudades grandes.

6797851533_a3cb739ce1_b-1024x700

Es una ironía que en las ciudades con más millonarios haya tanta gente viviendo debajo de los puentes.

Es muy curioso. Nos duele dar y luego criticamos a los que ayudan ‘demasiado’… nos duele si nuestros impuestos se van hacia la ayuda de otros…

Nos duele hasta que llega un COVID19 y paraliza nuestro mundo y ahora somos los que estiramos la mano para ver quien nos va a ayudar para no ahogarnos.

Que no nos duela dar porque no sabemos cuando seremos nosotros los que estemos desesperados por recibir.

En fin, esta cuarentena me ha hecho leerlos detalladamente y cada día defino a quién sí y a quién no quiero en mi vida.

Si eres uno de los que son bendecidos y tienen todo, ¿porqué te duele dar?

Pensemos en ese escrito que anduvo circulando en redes sociales…

Todos estamos en esta tormenta, pero no todos estamos en el mismo barco.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

Rendición Segura

Rendir. Palabra fuerte que significa según el Diccionario de la Lengua Española,

1. Vencer, sujetar, obligar a las tropas, plazas, embarcaciones enemigas, a que se entreguen.
2. Sujetar, someter algo al dominio de alguien.
3. Dar a alguien, o restitutirle aquello de que se le había desposeído.
4. Dicho de una persona ó de una cosa: Dar fruto ó utilidad. 
5. Cansar, fatigar, vencer. Se rindió de tanto trabajar.

Rendirse. Una palabra que ahorita no puede existir en nuestro vocabulario porque sería desastrozo. (Si usamos el significado que dice “vencernos, fatigarnos, ya no tratar”.

Imagínate a los científicos que digan “Nel, no se puede, no se hace. No hay cura para esta cosa. Háganle como puedan”.

O a todo el gremio de la medicina, a los doctores, internistas, enfermeros que un día se rindan y no haya quién sepa como atender a todos los afectados por este COVID19.

A los altos mandatarios que digan “Mi pueblo, háganle como puedan. Yo me voy de cuarentena con mi familia, que Dios nos proteja a todos”.

Pues no. No nos vamos a rendir.

Ahora bien, rendir (Si usamos el significado que dice “dar fruto de algo ó alguien”), pues entonces todos tenemos que hacer las cosas rendir.

Hacer rendir este tiempo con la familia, porque saliendo de esto, todos volveremos a nuestras actividades, trabajos, escuelas llenas de horarios, tráfico, distancias.. y la familia volverá a desunirse, no a propósito, sino porque la vida y las actividades así te llevan.

picsea-EQlTyDZRx7U-unsplash

Hagamos rendir la comida para no estar yendo al mercado cada dos días. No tires ese pedazo de cebolla que sobra (sirve para un caldo), haz tacos la carne para que se llenen con la tortilla, échale más agua al caldo para que alcance.

Que nos rinda la creatividad y la imaginación estos días. Saquemos ese provecho del tiempo en aprender algo nuevo. Yo, por ejemplo, bajé un app a mi teléfono donde estoy retomando el francés que estudié mil años, estoy aprendiendo a dominar el italiano y próximamente voy a perfeccionar el portugués. (se llama DUOLINGO y es un app gratis)

Ojalá nos rinda el dinero ahorrado si las entradas de flujo de efectivo se ven reducidas. Tenemos que aprender a hacer todo esto rendir.

jp-valery-blOLCO2K4M0-unsplash

Bueno, ya más ó menos le refresqué la memoria de la palabra rendir… así que ahora les platico lo que descubrí que era la ‘rendición’.

Resulta que iba yo caminando (como lo hago todos los días, una caminata de 30 minutos alrededor de mi cuadra, sin bajarme de la banqueta ni cruzar la calle) con mi perrita Kiara.

Ahora que tengo la mente más despejada y que atesoro esos 30 minutos de aire libre que me doy, me he vuelto mucho más observadora. Muy curioso como se me afinaron los sentidos en esta cuarentena, sobre todo la intuición y el sentido de supervivir.

Caminando pasé, por la milésima ocasión, por la estación de bomberos.

cbk.jfif

Me encanta esa estación porque está muy bonita, rodeada de un zacate que siempre orina la Kiara. Unas flores de colores amarillos y rosas vivos que me encanta ver y oler.

No sé porqué, pero por primera vez, me fijé en un letrero pegado en un pilar de la entrada, cerca de la puerta principal.

92560752_248743929638188_3909956604996354048_n

Decía “Safe Surrender Site”, y un letrero con lo que supongo que es un bebé llegando a manos de los bomberos.

SAFE SURRENDER SITE, en español, ‘sitio de rendición segura’, o sea, allí puedes dejar a un niño de manera segura.

No se porque se me hizo un nudo en el corazón. Como que eso siempre se veía en las novelas y jamás me había tocado un letrero así.

Me fuí a mi casa, despues de mi vueltota de casi dos millas, y me puse a buscar sobre ese letrero y su signficado.

Efectivamente, aquí en California, el gobierno tiene una ley que permite a lugares específicos ser “un lugar seguro donde dejar a un bebé”. No se hacen preguntas, juicios ni se compromete la ley.

Me sorprendí mucho y la razón por la que no lo conocía es que parece ser que sólo en California existe esta ley. En todo Estados Unidos, existe una protección parecida pero en California ya le ponen letrero y todo, para que no se te olvide que te pueden ayudar.

Me metí a la página de gobierno del estado de California y efectivamente viene todo muy bien explicado.

Tienes hasta 72 horas para dejar a tu bebé en un lugar con este letrero. Tienes que llenar una forma con tus datos para tenerte en el sistema en caso de que por algo te tengan que contactar y tienes 14 días para volver por el si te arrepientes.

Una rendición segura a un inocente que tal vez pueda caer en mejores manos.

Sin juicios, porque sólo esa madre sabe que se siente tener que dar a tu hijo en adopción de esa manera. Nadie puede ni siquiera opinar de esas madres. (Me da gusto que el gobierno ofrezca esa opción y así no los dejan en basureros, como hemos leído a veces en las noticias. No puedo ni siquiera imaginar la desesperación de una mamá así).

En fin, en este blog espero que hayan aprendido más significados de la palabra RENDICION.

(Y para todos los que están encerrados con hijos de todas las edades, pubertos y adolescentes, NO, no aceptan a hijos mayores de 3 días de nacido. Ni siquiera si les juras que vuelves por ellos en 14 días), jejejeje…

Bueno, me despido por hoy.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

(El mes ya encerrados. Se nota mi encierro, jajaja.)

Lo Contrario a Escribir


He tenido muchos encuentros conmigo misma estos días de encierro. A pesar de seguir trabajando desde casa, mi mente está mucho más sensible que de costumbre.

Se acercaba el fin de mes y no tenía mucho material para entregar a la publicación de la revista Gente Bonita Magazine (donde colaboro).

Se acercaba otro Miércoles para publicar este blog y no tenía definido de qué les iba a hablar.

En estos días he recibido muchas críticas, a veces disfrazadas de consejos pero que mi cerebro sabe deshebrar y tomar el verdadero significado de lo que me han dicho.

Borré a algunos de mis redes sociales porque nunca aportan nada especial y no son parte escencial de mi vida. A otros los bloqueé porque me sentí atacada ó incómoda con sus amistades. No pasa nada. Si no están, no están y ya.

Mis hijos tambien me hicieron la observación que todo lo que ponía en mis redes sociales era muy positivo y que no estaba balanceado con lo que en realidad estaba sintiendo esta semana.

Creo que esta fue la crítica que más me dolió, aunque lo hicieron porque me quieren mucho. De todos modos me les puse triste para que vieran que es mejor mi lado positivo que mi lado negativo.

Estoy cansada esta semana. No físicamente (bueno, tal vez este resfriadito me tiene así), pero cansada mentalmente de tanta información.

Hay días, como hoy, que quisiera hacer todo lo contrario a lo que hago diario.

Hoy quise hacer lo contrario a escribir.

Busqué una palabra que describiera lo que es lo contrario a escribir y encontré tantas cosas que decidí escribir de eso (pffhtt, la contradicción).

Estas palabras significan ‘lo contrario a escribir’: (segun WORDHIPPO), pero obviamente con su debida explicación.

  • repasar (En lugar de poner en papel lo que quieres aprender, lo repasas)
  • estudiar (Lo aprendes, no solo lo escribes)
  • tachar (Es eliminar lo escrito)
  • borrar (Eliminar, hacer desaparecer lo escrito)
  • ignorar (No ponerlo en texto)
  • omitir (Dejar algo en blanco es lo contrario a llenarlo)
  • copiar (No es original)
  • plagiar (Robar lo escrito y usarlo como propio)
  • piratear (Copiar palabra por palabra sin ser nuestra inspiración)
  • llamar (Para hoy en día, en lugar de escribir, llama por teléfono, es lo contrario)
  • conversar (Habla viendo a los ojos y no a una pantalla)
  • destruir (cuando se agrega texto a lo escrito, destruye lo original)
  • callar (no decir por escrito algo)
  • hablar (comunicarse con voz y no con papel)
  • editar (cambiar lo original)
  • negar (en un documento, el no firmar es decir no)
  • memorizar (aprenderlo de memoria sin necesidad de escribir)
  • cancelar (no firmar un documento se cancela la transacción)
  • anular (no firmar un documento se anula)

Y así, toda una tarde encerrada en mi casa pude leer las maneras tan comunes que escribir puede ser algo contrario a todo lo que hacemos todos los días.

De todas estas palabras, hay una que quisiera hacer.

Hoy, contrario a escribirles, quisiera leerlos.

(Ahora si podemos decirle a Joaquin Sabina que el mes de abril nos lo robará el Covid19)

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

Simetría y Balance

Ugh.. .primer semana encerrada (aunque todavía podemos ir al supermercado y farmacia).

Les confieso que a mi no me molesta mucho estar en mi casa. Es más, creo que estoy disfrutando mucho mi espacio, mi casita, a mis hijos.

Mi trabajo lo puedo hacer desde mi casa (un poco diferente) y todavía sigue trabajando mi hija (que ya quiero que se salga porque me da nervios que sea un medio de contagio), así que a veces salgo cuando voy por ella.

Los primeros días no sabía ni por donde comenzar. El miedo de tanta información y desinformación me tenían aturdida. Videos, audios, noticieros donde te bombardeaban con ‘historias’ de las ‘vecinas de un primo que trabaja con con el hermano’, y todas las historias adaptadas al pueblo de donde eres.

(Qué miedo que se enteren si me da ó no Coronavirus. Van a mandar eliminarme, por lo que pude oír en audios y mensajes. Cálmenla. Sean un poco misericordiosos o sea, que su corazón tengan piedad, ayuden al que los necesita en lugar de crucificarlo).

No compré nada en exceso, mejor voy cuando se me van acabando las cosas. Así es una sorpesa qué dejaron en el supermercado. Si nomás hay pescado, pues eso comemos. Trato de ir temprano cuando no hay gente y obviamente tomando todas las medidas de protección.

Para el 3er día, ya me estaba comenzando a preocupar. Me sentía medio rara, como triste, agüitada, sin ganas.

Me puse a leer Facebook y ví un comentario de mi amiga Laotsetung (Laurelena) en una publicación de Any Corella, acerca de la clase de yoga que hizo en vivo por Instagram. Rápidamente comenté que yo tambien quería ver la clase y fue cuando Any nos invitó a todos a conectarnos a las 8:15am (Hora pacífico) por Instagram.

El primer día, super emocionada, me cambié temprano, me puse mis pantalones de yoga, mi tapete morado y puntualmente comenzó la clase. No podía ver bien porque el teléfono de Any se iba de un lado. Traté de hacer todas las casi dos horas completas de ejercicios. Yo pensé que tenía condición pero pude darme cuenta que no. Mi cuerpo tronaba de los huesos cuando cambiaba de posición. Terminé agotada y muy frustrada que estaba tan oxidada.

91265428_631235791046677_6342575383656792064_n

En la tarde, vi que otra amiga muy talentosa tambien, estaba publicando en su Instagram dibujos hechos por ella misma para pintarlos nosotros. Gloria Muriel, artista y muralista ya con una trayectoria increíble,  comenzó a subir dibujos para nosotros imprimir y colorear desde casa.

Imprimí la hoja y busqué por toda la casa colores (ya no tengo niños en primaria) y encontré 5 colores semi-rotos.

Ví el dibujo. Me transmitía paz que decía “Inhala amor, exhala miedo”. Gloria (Glow es su firma de artista) siempre pinta unas caritas que no sabes que te inspiran. Son como seres de mitología pero ilustradas para convertirse en mantras de color. Ya puedes ver sus obras en negocios y bares en San Diego, así como en los logos de la cervecería Urbana de Mexicali.

Observaba el dibujo y comencé a pintar. Un hojita, un pétalo. Una cosa a la vez. Se me hacía un mundo de cositas que pintar, pero no me rajé.

El día siguiente, volví a hacer mi yoga a las 8:15am. No podía. Me cansaba, me caía. No podía hacer bien el ejercicio que dictaba Any desde su Instagram Live.

91131360_3074010579296077_6547434199710695424_n

Tuve que serenarme y no dejarme vencer. Puse mi mente en blanco y me concentré en cada parte de mi cuerpo. ¿Qué me fallaba?

Como efecto mágico, pude sentir que mis muñecas no estaban bien fijas en la tierra. No estaba tampoco respirando como debe uno de hacerlo. Cargaba todo mi peso hacia el lado derecho. NO TENIA BALANCE.

Me concentré y a mi tiempo (ya no al de la clase de Yoga) fuí perfeccionando cada movimiento. Iba encontrando el balance de mi cuerpo mientras respiraba conscientemente. Es decir, podía ver que mis pulmones se llenaban de aire y podía exhalar el stress que había tenido toda la semana. Volví a sentir un balance en cada pose.

Esa misma tarde, volví a sacar el dibujo que había comenzado a pintar un día anterior. Para esto, ya había ido a comprar mas colores para tener más opciones de colores.

90849215_141496040623380_3180386599372324864_n

Observé detenidamente el dibujo de GLOW. ¿Qué me estaba diciendo? ¿Porqué me daba tanto nervio comenzar a pintarlo? Es que se veían tantas cosas entrelazadas a la vez que no quería hacerlo mal y echar a perder tan linda imagen.

Y de repente, al igual que en la Yoga, pude respirar y despejar mi mente. El dibujo, no sé como explicarlo, se veía ya diferente en mi cabeza. De pronto pude verlo como si estuviera en tercera dimensión y encontré el secreto. Estaba perfectamente simétrico. Todo lo del lado derecho era simétrico al lado izquierdo. Perfectamente simétrico.

Pintaba una ruedita del lado izquierdo de un color y me iba al lado derecho a pintar la ruedita igual. Lo que pintaba de un lado lo hacía del otro. Lado por lado. Ya no importaba mucho si los colores que escogía quedaban. No había error de color ni de matices. Estaba todo en simetría y eso lo hacía perfecto.

Así estuvieron los demás días hasta el día de hoy. Hago la yoga (a veces la hago grabada y no en vivo) y pinto cuando tengo ganas de desconectar mi mente.

Gracias a Any Corella y a Gloria Muriel pude recordar que en mi vida el balance y la simetría es lo que a mi me da paz.

En estos tiempos comencé recibiendo las noticias de la pandemia en total desbalance y de manera asimétrica. Lo veía como vi el dibujo de GLOW la primera vez. Un mundo de cosas que ‘colorear’ y sin saber por donde comenzar. Vi la pandemia como imposible de encontrarle un balance y que todos nos ibamos a caer, como en mi primer clase de yoga.

Me llené la cabeza de noticias tóxicas, de gente tóxica que nomás quiere causar pánico y de relatos que sólo me estresaron.

Me hacía falta sonreír para estar en armonía.

Estaba cargado el lado del negativismo y me tuve que ajustar para llenarme de positivismo, pero de manera balanceada. (No es bueno tanto positivismo. Tambien me estresan las personas que siempre están tan positivas. NO hay balance pues).

Ahora reparto mi tiempo en noticias (creíbles y oficiales y nada más un rato y para estar atentos a los cuidados que debemos tener, de manera responsable) y tambien reparto mi tiempo en muchos chistes y distracciones como lo son el Yoga, los dibujos de GLOW, salir a caminar, rompecabezas y estar en constante comunicación con la gente que me quiere y quiero.

Te invito a que encuentres un balance en tu ser y que tu día sea simétrico para que veas que no hay manera de hacer las cosas mal.

Vamos a estar bien. Y si se me tambalean, recuerden que solo es necesario respirar y volver al balance. Simétricamente.

(¡Ah! Y sigan a Any y al Glow para que puedan estirarse con la yoga y colorear sus dibujos)

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂

 

90020487_3235247259872829_206335408630398976_n (1)91363676_2802089006543971_8876324059269300224_n

 

¡Alto ahí!

Hay una frase que siempre que la leo me hace pensar…

“Si tu no escoges un día de descanso, tu cuerpo lo va a escoger por ti”.

Nuestro mundo fue el que ahora le tocó decirnos “Alto ahí” y nos ha puesto en pausa. Así, de repente, frenando con todo y motor cuando ibamos a toda velocidad.

Yo ya estoy saturada de información que me llega por todos lados. Gente que tenía años sin contactar me manda videos de cómo lavarme las manos, como se muta el virus, quién es mas susceptible a la enfermedad, cuantos casos van en cada estado, etc.

Era miércoles 10 de marzo y andaba en la tienda VONS de aquí cerca de mi casa. Pude comprar lo normal que me hacía falta para la semana. Papel del baño (un paquete para cada baño), rollo de cocina (1 nada mas), dos carteras de huevos (porque pensaba hacer un pastel), una barra de pan con granos y nuez, dos litros de leche de almendra, jabón para lavar la ropa y un queso de cabra con miel de abeja que nos tiene enviciados. Estaba en especial el malbec Alamos y eché dos botellas.  No compro agua embotellada porque mi depa tiene buen filtro (al menos eso creo).

Y ya.

A la hora de pagar, algo me hizo voltear a ver a otras personas que llevaban sus carritos a reventar con papel del baño, gel desinfectante y toallitas de cloro.

“De seguro es para una escuela”, pensé.

Y afuera en el estacionamiento vi otras dos personas llenando cajuelas de sus carros con los mismos artículos.

No le hice mucho caso hasta que en la noche comenzaron las noticias en las redes sociales de que la locura por el papel del baño había comenzado.

Nomás por metiche, el día siguiente volví a VONS y efectivamente ya no había nada. Ni en Walgreens ni en Walmart.

Nunca me estresé porque al final de cuentas, vivo en frontera y México no se raja. (Y tengo a mi hermana, la que siempre me salva, que vino a visitarme el fin de semana para llevar al niño al doctor y me trajo mandado, papel higiénico incluído).

Me la pasé viendo las noticias y las publicaciones de la gente vaciando COSTCO, SAMS, toda tienda con los mismos artículos.

Me daba mucha tristeza, me enojaba ver el egoísmo y el “cada quién sálvese como pueda”.

Me dió miedo que los supermercados no tengan la política de que si ven esas compras de pánico, no limiten los artículos por familias. (Apenas esta semana lo comenzaron a racionar).

Las tiendas no tienen carne, ni pollo fresco. Solo hay comidas congeladas y latas de ejotes (guácala).

Sprouts y Whole Foods si tienen todo todavía, pero te limitan lo cual me parece perfecto. Así me llega la tranquilidad de que de hambre no vamos a morir.

En el transcurso de la semana, me enteré que dos hermanos de Tenessee que compraron mas de 17000 botellas de antibacterial se quejaron en linea porque “no los dejaron venderlas a precios infladísimos”.. no saben que hacer con todo ese gel y las autoridades están exigiendo que los donen a hospitales. Dos chamacos en sus veintes recorrieron el estado de Tenessee comprando cuanto gel encontraban. No les salió el negocio. Amazón ya se puso las pilas y no deja que vendas algunos productos a precios super inflados, lo cual habla bien de Bezos y su imperio.

Todo este desorden de compras me hizo pensar qué sentirá la gente (yo soy esa gente) que no tiene para comprar $1000dlls de productos antibacteriales ó de higiene de un jalón.

Yo fui por algo escencial (tomates y espárragos), pude ver los carritos de mandado con pocas cosas y una señora ya mayor me comienza a platicar.

“¿Cómo ves, mijita? Toda esa gente que nos ganó todo el papel sanitario y los kleenex. Yo tambien tengo miedo de quedarme sin comer y que se acaben las cosas, pero no puedo darme el lujo de gastar la mitad de mi mensualidad en gel y clorox. Yo cada semana recibo ayuda y con eso compro mi mandadito”…

Vi su carrito y llevaba una mantequilla, una barrita de queso Muenster, avena, bagels de canela, una bolsita de ensalada ya desmenuzada, un vodka Absolut (creo que era yo en unos años, jejeje), una revista de Vanidades, y un paquete de tortillas de esas crudas que se cuecen en el comal.

“Yo no se como hacerle para prepararme como todos los demás. No puedo estar saliendo tampoco todos los días a buscar papel del baño”.

Me dió tristeza y miedo escuchar a esta señora mayor. Tenía toda la razón.

“¿Qué le falta?”, le pregunté. “Para aguantar unos 10 días”.

“Pues papel del baño. Tengo un rollo de papel a medias y mi hijo viene de Ensenada en 5 días y me dijo que me iba a traer mandadito del Calimax”, me decía la señora.

“Ah, muy bien. Entonces vamos a buscar algo que sirva como papel del baño.”, le dije mientras movía mi carrito de enmedio.

Buscando por cada fila, le pude encontrar una cajita de kleenex mal puesta y unas toallitas húmedas de bebé, que para el caso es lo ideal.

La señora muy contenta por las alternativas que le di, se fue a pagar sacando su monedero bordado y sus dolaritos todos echos bolita. (Literal, soy yo en unos años).

Me sentí heroe por haber ayudado a esa señora. Jejejeje, ya se que ni al caso, pero pude ver lo poco que cuesta hacer sentir bien a alguien.

Este alto que está dando el mundo es para reconectarnos todos.

La madre naturaleza está respirando y se está regenerando.

Los humanos nos estamos uniendo, con bromas y chistes ó correos llenos de cuentos entretenidos, porque ya estábamos muy distanciados.

El mundo nos está gritando que mientras nos estresamos por las economías mundiales, lo importante es nuestra salud. Sea cual sea tu nivel socioeconómico, al final del día, todos somos uno en esto.

No hay distinción de razas, creencias religiosas, creencias políticas… al final el COVID-19 va a ganar si seguimos haciendo lo que nos da la gana… y el egoísmo en una crísis es lo ideal para que un virus de flu nos mate.

Así que “¡alto ahí!”… el mundo en cuarentena.

NOS VEMOS EL PROXIMO MIERCOLES 🙂 (ESPERO)

 

90020487_3235247259872829_206335408630398976_n (1)